Doy una vuelta sobre la cama, experimentando un ligero cosquilleo en el estómago. Voy hacia la ventana que también está cerrada con seguro y pongo mi mano sobre el cristal helado, observo los árboles de pino salpicados de nieve. El cielo está nublado, como cuando se aproxima una gran tormenta. Desde los días que he permanecido aquí encerrada, el clima siempre está igual, no cambia.—Me han sacado de una cárcel, para traerme a otra... —susurro contra el vidrio y el vapor de mi aliento hace que se ponga borroso.Recuerdo cuánto me gustaba hacer eso. Cuando era una niña escribía mi nombre y luego lo borraba para repetirlo una y otra vez.Me giro exaltada y con el corazón latiendo fuerte. Gabriel se acerca a mí a paso rápido y deposita un beso en mi mejilla, para después regresar rápidamente a su posición inicial. Un suspiro bastante sonoro se me escapa. Aquello me ha tomado por sorpresa, pero no me ha hecho sentir incómoda. No comprendo por qué él si puede acercarse y hasta sentir su bes
Cierro los ojos y empuño las manos, reprimiendo un sollozo. Sus palabras me hieren y duelen. No entiendo el porqué de tantas emociones cuando lo he vuelto a ver. Levanto la cabeza y le sostengo la mirada, para después salir por la puerta e irme corriendo hacia no sé dónde. Cuando ya estoy muy lejos de allí, me detengo y observo el inmenso salón de paredes rústicas. Los objetos son clásicos y elegantes, pero con una apariencia de épocas antiguas. La luz es tenue, solo las pequeñas llamas de las velas rojas aportan un poco de claridad. Miro hacia arriba y noto que el techo es extremadamente alto y alrededor del salón hay diez escaleras anchas que llevan a la segunda planta, hacia diferentes caminos. Avanzo debido a la poca luz, no logro apreciar si hay adornos u otros objetos pequeños.Veo hacia el lugar donde parece que el sonido del viento hace eco, es una especie de túnel. Me encamino hacia allí, a paso lento, con cautela. Aprieto mi pulcro vestido blanco, como infundiéndome valor y
Luego de un momento, Gabriel me lleva hacia la habitación y ceno junto a él, quien me mira con atención y no come nada, como lo ha hecho estos últimos días. Después me desea una buena noche y se marcha. De nuevo me quedo sola, con mis pensamientos arbitrarios y confusos.De un momento a otro, mi vista se nubla y tengo una extraña visión del futuro, es una imagen que pasa fugazmente, pero que me deja comprender la advertencia: he visto a diez personas haciendo fuego con sus manos, también sostenían una especie de látigos con los cuales me ahorcaban y encendían mi cuerpo en llamas. Destruían a todos aquí. Me levanto de la cama y salgo de la habitación, casi tropezando con mis pies. No quiero que de nuevo se repita, no cuando de nuevo tengo la posibilidad de evitar una tragedia. Después no quiero sentirme morir cuando me reproche a mí misma que no hice nada por cambiarlo.—¡Gabriel! ¡Gabriel! —Lo llamo a gritos, pero una mano helada me cubre la boca y aprisiona mi cuello con su fuerte an
Prácticamente todo el alboroto acabó. Solo vinieron cuatro enemigos, Kylian y Velkan acabaron con ellos rápidamente, no les fue tan complicado.De repente, siento un sacudón en el cuerpo.—¿Qué haces? ¡Bájame! —intento dar patadas a Kylian, pero la velocidad con la que nos movemos, me marea y provoca náuseas.—¿Podrías quedarte quieta por un segundo? —reprocha.Me deja sobre una gran cama con sábanas negras. En realidad todo aquí es oscuro y casi tétrico. ¿Será su habitación?—¿Por qué me trajiste aquí? —Lo interpelo con bastante amargura.—Porque debo protegerte. —Desvía la mirada hacia la gran y gruesa puerta de color caoba—. Porque eres una carga que debo llevar, si te pasa algo yo... sufriría por alguien que no amo.Lo miro de mala gana y me cruzo de brazos.—Eres un idiota... —susurro con ira.¡Lo odio!—Cuida esas palabras. —Se gira y toma mi barbilla con rudeza, para luego soltarme.—Te odio. —Le planto cara y digo todo lo que en realidad no siento, como casi siempre.Ríe con s
—¿Qué voy a hacer contigo? —susurra entre dientes.Aquello me deja sin palabras, solo consigo desviar la mirada hacia su torso desnudo y ancho, con pectorales marcados, brazos musculosos y demasiado fuertes. No continúo bajando la mirada, no me atrevo.Y pensar que anoche, este hombre tan perfecto me ha hecho sentir una mujer real y viva. Me ha hecho gemir y llorar de placer. —Pues... —Lo miro a los ojos y acomodo las sábanas sobre mi cuerpo—. ¿Cómo voy a saberlo yo, si tú no lo sabes?Desvío la mirada, un tanto intimidada por su presencia. —Ahora no quiero dejar esta cama... Yo jamás estuve de esta forma con Electra, y ahora tú has... —parece luchar con sus pensamientos—, lo has cambiado todo.Habla con tanta rabia y meláncolía, como si me odiara. Mis ojos se humedecen. ¿Por qué estoy llorando? De nuevo me lastiman sus palabras y no quisiera que fuera así. Me levanto hecha una furia y busco mi vestido, me lo pongo lo más rápido que puedo. Luego de un corto momento, levanto la vista
Trato de disimular mi malestar y desconcierto, pero me es imposible. —¿Y qué tiene de malo? Te atraigo, y aunque lo niegues siempre estás pensado en mí o molesto conmigo por causa de cómo soy y las cosas que digo o hago. Pero está bien, concuerdo contigo... No puedo decir que me siento usada, porque yo me entregué y ofrecí también, él solo fue débil antes mis insinuaciones de las que ahora no estoy segura de haber hecho. No era yo anoche, la Opal que siempre he creído ser, no habría llegado a esos extremos.—Esto es tuyo. —Saca un collar de su bolsillo y me lo tiende.—Gracias. —Lo tomo y observo por algunos segundos.Me parece conocido. La cadena es igual a cualquier otra que haya visto, a excepción del dije, el cual es una esmeralda verde y preciosa. Parece brillar sobre mi mano y de repente siento un extraño cosquilleo entre las manos mientras la sostengo. Me pregunto el porqué Kylian me lo ha dado.—Ahora márchate...Su voz me saca de mis pensamientos y de inmediato me marcho de
—¿Por qué no me dejas hacerlo? No tiene sentido que retengas a una muerta en vida a tu lado. No seas egoísta... Anoche solo me usaste, lo único que te recuerdo es a esa mujer... —hablo luego de un rato y sollozo hasta el punto de tener hipo.—¿Por qué esas ganas tuyas repetitivas de quitarte la vida? —Acuna mi rostro con sus frías manos, para que lo vea a los ojos.—Porque nunca he sido feliz, no puedo serlo... —exhalo profundo.—Mírame —demanda con su grave voz. Sigo viendo hacia otro lado, evitando sus dos océanos. Con su mano toma mi barbilla y consigue que lo mire—. No puedes perder el rumbo así por cualquier cosa ni por otras horrorosas que hayas pasado. Viviendo en la eternidad, he tenido que plantearme mi propósito varias veces, pero jamás he perdido el norte. Debes encontrar una meta, un sentido, buscarlo... De eso se trata.Suspiro cansada.—Ya lo intenté, traté tan duro. —Niego y me muerdo el labio inferior para no romper en llanto.—No voy a permitir que te quites la vida,
Se acerca a mí con una mirada enrojecida y deseosa, yo continúo con la espalda recostada a la puerta, dudando. Sostiene mi nuca entre su mano y con la otra masajea mis senos, a la vez que chupa la piel palpitante de mi cuello expuesto. Puedo sentir su tibio miembro rozando mi entrada, la cual ha comenzado a empaparse de mis fluidos, provocados por sus mágicos labios y manos.—Eres irresistible... —susurra contra mi piel y lo escucho sonreír.Mi pecho se hincha con un sentimiento de triunfo y euforia. Levanta una de mis piernas y sin previo aviso introduce su miembro en mí, arrancándome un sonoro gemido que acalla con un beso. Me embiste con fuerza contra la puerta, haciendo que esta haga un ruido tremendamente escandaloso y violento. Aferro las manos a su ancha espalda y me pego más a él, sintiéndolo ahora más profundo. Ambos movemos nuestras caderas al compás, en un adictivo vaivén que me lleva tan alto, que lo único que me importa ahora es perderme en el.Me carga y lleva hacia la