Alexa Brown Estoy aquí, intentando dejar atrás la furia y el dolor que Elijan me provoca, buscando en cada rincón de esta hacienda un respiro de la tormenta en la que él me ha sumido. Estoy cansada de su desprecio, de cómo me trata como si fuera un simple objeto que puede tener y desechar a su antojo. Ya no puedo con eso. Pero no quiero que ese enojo se note hoy, no aquí, no con Regina, quien ha sido una verdadera amiga para mí. Estamos en la hacienda de los Stravos, y aunque la belleza del lugar es innegable, se siente cargada de la autoridad de Luca Stravos. Él, el padre de Raegan, es una presencia intimidante. De ojos azules penetrantes y cabello oscuro, su porte es imponente, proyecta una mezcla de poder y frialdad. Es un empresario y político influyente, y se nota en la manera en que todos a su alrededor parecen medir sus palabras antes de hablar. Luego está la madre de Raegan, mucho más callada, sumisa, y siempre al lado de su esposo. Ella se llama Eleonora. Su mirada ref
Llegamos al departamento después de un largo día en la hacienda. Raegan estacionó el auto, y al abrir la puerta, el aire frío de la noche me despertó un poco. Me giré para ver a Regina y a los niños dormidos en el asiento trasero, tan tranquilos. Sin embargo, al mirar la pantalla de mi celular, noté varias llamadas perdidas de Elijan y mensajes que decían: "¿Dónde estás? No seas infantil, Alexa. Responde el celular." Nos despedimos de Raegan y entramos al edificio yo tenía a mis bebés entre los brazos. Al abrir la puerta del edificio, supe que algo andaba mal. Elijan estaba ahí, esperando en el pasillo del departamento, su figura rígida y dominante bajo las luces tenues. Me detuve en seco, y mi corazón empezó a latir más rápido. Lo miré unos segundos, tratando de evaluar la situación, cuando Regina apareció detrás de mí, cargando a los niños. Al verla, Elijan torció la boca en una sonrisa sarcástica. —Vaya, una reunión familiar —murmuró, sin apartar su mirada de mí. Regina
Observé cómo los hombres de seguridad llegaron y rápidamente se acercaron a Elijan, sosteniéndolo con firmeza. Mientras tanto, corrí hacia Marcos, quien estaba en el suelo, tratando de levantarse. Noté que comenzaba a toser, y mi corazón se apretó por la preocupación. —Si lo tocas, lo remato, Alexa... —gritó Elijan, su voz llena de rabia y amenazas. —Estoy bien, no me ayudes... —respondió Marcos, intentando quitarse la mano de encima y levantarse por su cuenta, aunque la debilidad en su voz lo traicionaba. En ese momento, la puerta se abrió y Raegan apareció, su expresión de preocupación rápidamente se transformó en incredulidad al ver la escena. —¿Qué está pasando aquí?.¡Llévense a este tipo! —ordenó Raegan, señalando a Elijan, quien seguía forcejeando con los guardias, intentando liberarse de su agarre. —Yo no me voy sin mi mujer, ¡sueltenme! —gritó Elijan, su voz resonando en la sala, llena de frustración y enojo. Me giré hacia Raegan, buscando su apoyo, sintiendo la ne
—Por aquí no es el camino hacia el departamento —hago saber mientras miro por la ventana, el paisaje urbano desvaneciéndose rápidamente.—No iremos al departamento —responde él, con un tono seco que me pone en alerta.Luego de media hora de viaje, llegamos a una zona alejada de la ciudad. Lo único que percibo en este lugar es un denso bosque que se extiende en todas direcciones, envolviendo el entorno en un silencio inquietante.Me estremecí. Creo que si él deseara asesinarme, este sería el lugar perfecto; nunca nadie me encontraría aquí.Cuando el automóvil se detuvo, divisé una pequeña cabaña de madera, deteriorada por el tiempo y rodeada de maleza. La imagen era escalofriante, como un vestigio de otro tiempo.Sin pensarlo dos veces, quito el seguro del carro y bajo rápidamente, intentando escapar. Pero él me toma de la cintura con fuerza, me levanta en brazos y comienza a caminar hacia la cabaña.No protesté, porque ya me estaba acostumbrando a que él me cargara como una bolsa de p
Han sido días muy intensos. He seguido trabajando como modelo, viajando de un lugar a otro, haciendo sesiones de fotos y desfiles. A veces me encuentro con Elijan, pero trato de que esos encuentros sean en secreto, como si nuestra relación fuera algo que no podemos mostrar al mundo. Por suerte, no he recibido más mensajes del Zar, pero me siento ansiosa porque el mes se está terminando y Remo necesita su antídoto. Esa preocupación no me deja en paz. Finalmente, llegó el día de una fiesta de gala de las empresas Stravos y debo asistir porque trabajo allí . El ambiente está lleno de expectativa y nervios. El señor Luca Stravos ha organizado una impresionante fiesta de gala de beneficencia, y la atmósfera está llena de elegancia y emoción. Los mejores diseñadores han expuesto varios vestidos deslumbrantes, listos para ser vendidos, todo con el propósito de recaudar fondos para la caridad. Sin embargo, sé que esto también es parte de una estrategia para ganar votos en la próxima elec
Estaba en completo estado de shock mientras Julia me abrazaba. No podía creer que ella había regresado después de tanto tiempo. Su presencia era un torbellino de emociones, reviviendo recuerdos que había tratado de enterrar. —¿Por qué no me dijiste que ha regresado? —le pregunté a Mike, sintiendo que mi voz sonaba un poco más alta de lo que pretendía. —Quería que sea una sorpresa —dice ella, sonriendo con una alegría que me resulta contagiosa. Pero en medio de esa felicidad, mi mente se aferra a la imagen de Alexa a mi lado. —¿Quién era esa mujer que estaba contigo? —Alexa es... —empiezo a responder, pero la interrupción de Mike me detiene. —No es nadie —responde Mike por mí, como si intentara restarle importancia. —Vamos a disfrutar de la fiesta, ¿verdad? Cuando giro para buscar a Alexa, un escalofrío recorre mi cuerpo al darme cuenta de que ya no está. Es evidente que se ha enojado, muy enojada. Mi corazón se hunde, pero en este momento, lo que más importa es Julia. Pa
Al llegar a casa, el dolor que sentía se hizo insoportable. Las lágrimas caían sin cesar, como si con cada una intentara soltar la angustia atrapada en mi pecho. Apenas crucé la puerta, me encontré con Regina, quien me miró con preocupación y me envolvió en un abrazo cálido.—¿Dónde estabas, amiga? —preguntó suavemente, como si temiera romperme.Tragué el nudo en mi garganta, pero las palabras salieron entre sollozos.—Hoy es el cumpleaños de Elijan... y le llevé el pastel que le preparé —logré decir, mi voz temblando.Regina se quedó en silencio un momento, tratando de asimilar mis palabras.—¿Por qué hiciste eso, Alexa? —me preguntó al fin, su tono reflejando una mezcla de ternura y tristeza—. Ese tipo está casado.Asentí, sintiéndome avergonzada.—Pues sí... pero pensé que tenía una explicación. Pensé que, tal vez, podía haber una razón... pero estaba con ella, Regina. Ya están viviendo juntos. —Las palabras se ahogaron en otro sollozo—. Soy tan estúpida.Regina me apretó con más f
Elijan MorganEstaba en la imponente mansión de los Foster, un lugar donde cada rincón destilaba lujo y poder. Me encontraba allí con Julia, su padre Alessandro, Diego y Michael, conversando en torno a las estrategias de negocio que Alessandro había estado planeando desde hacía meses. La atmósfera era relajada, aunque yo podía notar la intensidad en la mirada de Alessandro cada vez que el tema de las elecciones surgía en la conversación.Alessandro estaba visiblemente satisfecho, hablando con una confianza que, en su caso, rozaba la arrogancia. Las encuestas le daban una ventaja considerable, y no dudaba en compartir su entusiasmo. Mientras hablaba, sus manos gesticulaban con seguridad, como si estuviera señalando su victoria inevitable. La única preocupación que parecía perturbar ligeramente su paz era Raegan, un candidato joven que se había ganado cierta popularidad entre los votantes. Alessandro se encogió de hombros, restándole importancia.—Es una amenaza insignificante —comentó