— Eso no…— Gabriel… aún estoy procesando el saber que soy adoptada, el amor por los padres que me criaron solo ha aumentado desde que lo sé, su dedicación, amor, comprensión y cuidados en mí, solo provocan el amarlos aún más, pero hay otras cosas que no abandonan mi cabeza, el saber si fui amada, c
El miedo era una emoción que pocas veces había surgido en Gabriel Ángel, pero últimamente era la que más lo acechaba, era tan recurrente que comenzó a diferenciarla, miedo a perder a su hijo, miedo a que este lo rechazara, miedo de lastimar a su mujer que ya estaba demasiado herida, aunque no sangra
— Claro que sí, tenía pensado obligarte a hacerlo, al menos uno de mis hijos, me gustaría que naciera como Dios manda. — Gabriel mejor que nadie sabía que los latinos tenían cultura, costumbres y aunque su bollito de azúcar naciera en Estados Unidos, se imaginaba que sus padres le habían inculcado l
— Comprendo que estes enfadada, comprendo que merezco un castigo, pero…— No es un castigo, es una lección, mi querido querubín. — solo por decirle querubín, fue que Gabriel se relajó un poco. — Quiero que comprendas, que puedo ser ingenua, pero no soy idiota, comprendo tu amor por mí, aunque muchos
Gabriel sabía que nadie los molestaría, había hablado con Alma y esta le había asegurado que se ocuparía de los niños, los llevaría al colegio y luego iría por ellos, y así de ese modo Gabriel se podria ocupar de Cielo, su Cielo, uno que estaba seguro estaría nublado por largos días, luego de que él
— Todo estará bien amor, no permitiré que se acerque a ti, jamás te volverá a lastimar. — solo eso podía prometer, porque por más que deseara el pasado no se podía cambiar.— No comprendo si ellos sabían todo esto, ¿Por qué le pidieron que me cuidara? — Gabriel espero unos minutos para responder, no
— No lo sabes, Marco, tú no sabes eso, solo lo estas suponiendo, de la misma forma que pensaste que Nammi había traicionado a tus padres.— Nammi… ¿has hablado con ella? — indago elevando la cabeza, solo para ver la verdad en sus ojos.— sí, hable con ella. — Marco se puso de pie, nuevamente su mira
— Hablo como madre y porque conozco la historia de la tuya, ¿recuerdas como engañaron a la reina y como trataron de engañar a Dulce? ¿En verdad debo ser yo la que te informe que, si tu hija tiene algún apego con su madre, te odiara de por vida si lastimas a esa mujer?, ¿estás dispuesto a enfrentar a