Fue un lunes cuando Ian sonrío, de la misma forma que sonreía Gabriel y, Cielo no comprendía que había de divertido en ser regañado por los directivos del colegio, sin embargo, Gabriel le aseguro que ya nadie molestaría a mini bollito de azúcar, y fue cuando su niña comenzó a llorar.— Pam, cariño,
— Pero las reinas son siempre malas. — se quejó con un bello mohín en sus labios Pamela.— Las reinas son fuertes, tú tienes que ser fuerte. — casi se lo exigió y Pam lo vio confusa.— ¿Por qué? ¿Por qué debo ser fuerte?— ¡Porque yo soy un dragón y te comeré! — grito el castaño de pronto y Pam sali
— No estoy jalando mi cabello Gabriel, estoy quitando las pinzas que me coloque en la mañana, quiero tener ondas en las puntas de mi cabello, ve. — era verdad, su cabello estaba lacio arriba, pero a mitad se comenzaba a ondear, para finalizar en un bucle perfecto.—Ahora comprendo, pensé que era una
Cielo veía la reja negra de hierro forjado, y a pesar de que fuera había algunos hombres, Gabriel no gasto ni un apalabra en ellos y solo dejo que un aparato escaneara su retina, para que el portón se abriera por sí solo.— Es magia, como en los cuentos. — concluyo Pamela y Cielo no sabía si estaba
— Gabriel. — susurro molesta Cielo y Azazel trino los dientes.— No tenía porque sonreírte. — se quejó comenzando a caminar.— Pues me alegro de que lo hiciera, no reacciono bien cuando alguien me ve con seriedad mientras carga un arma. — y fue allí donde Azazel se detuvo, la vio por un segundo y lu
— Ya veo. — concluyo Hades aguantando una sonrisa y abrió el pequeño paquete, donde había una manualidad de Kínder, un prendedor en forma de corazón un poco chueco, hecho con masa que ya estaba seca y pintada, con la palabra love, en ella. — Oh por Dios, es el mejor regalo que he podido recibir. — m
Cielo:Había demasiado que ver, no solo lo gigantesca que era la mansión y eso que solo estábamos en un salón, podía ver las grandes escaleras y me imaginaba la cantidad de habitaciones que debían de tener, como si en algún momento hubiese estado repleta de niños, ya me los podía imaginar, corriendo
— Creo que tu novia aun no aprende su lugar. — un hombre apareció detrás de Alma, la diversión estaba clara en sus ojos rasgados.— ¿Y se lo enseñaras tu Daki? — sí, era el esposo de Alma, y de pronto el ambiente se tensó.— Estaría en mi derecho, está ofendiendo a mi esposa. — la amenaza, si es que