— Aun me preguntó que le viste. — murmuró Gabriel guardando su cuchillo.—¿Lo mismo que tú y Pedro vieron en Verónica? — rebatió y al fin retomo el camino a su despacho.— Auch, eres cruel. — la critico el tatuado y Violeta asintió con la cabeza.— Vincent siempre dijo que las palabras causaban más
— ¿Cómo? ¿Por qué ¿Cielo no dijo nada de eso? — la mente de Gabriel comenzaba a agitarse, ¿cuánto le debía decir a su mujer? No queria asustarla más de lo que ya estaba, pero tampoco deseaba que continuara preocupada por un ser que ni siquiera era su hermano.— Por lo que pude averiguar, Cielo estab
— ¿Por qué Sergio entregaría a su hermana? ¿No se suponía que era su responsabilidad cuidar de ella? — el hombre que la interrogaba no le daba tregua, se notaba que era algún agente retirado, preparado para lidiar incluso con espías.— Estaba molesto, se había enterado de que Cielo había follado con
Fue un lunes cuando Ian sonrío, de la misma forma que sonreía Gabriel y, Cielo no comprendía que había de divertido en ser regañado por los directivos del colegio, sin embargo, Gabriel le aseguro que ya nadie molestaría a mini bollito de azúcar, y fue cuando su niña comenzó a llorar.— Pam, cariño,
— Pero las reinas son siempre malas. — se quejó con un bello mohín en sus labios Pamela.— Las reinas son fuertes, tú tienes que ser fuerte. — casi se lo exigió y Pam lo vio confusa.— ¿Por qué? ¿Por qué debo ser fuerte?— ¡Porque yo soy un dragón y te comeré! — grito el castaño de pronto y Pam sali
— No estoy jalando mi cabello Gabriel, estoy quitando las pinzas que me coloque en la mañana, quiero tener ondas en las puntas de mi cabello, ve. — era verdad, su cabello estaba lacio arriba, pero a mitad se comenzaba a ondear, para finalizar en un bucle perfecto.—Ahora comprendo, pensé que era una
Cielo veía la reja negra de hierro forjado, y a pesar de que fuera había algunos hombres, Gabriel no gasto ni un apalabra en ellos y solo dejo que un aparato escaneara su retina, para que el portón se abriera por sí solo.— Es magia, como en los cuentos. — concluyo Pamela y Cielo no sabía si estaba
— Gabriel. — susurro molesta Cielo y Azazel trino los dientes.— No tenía porque sonreírte. — se quejó comenzando a caminar.— Pues me alegro de que lo hiciera, no reacciono bien cuando alguien me ve con seriedad mientras carga un arma. — y fue allí donde Azazel se detuvo, la vio por un segundo y lu