Cielo veía el techo y trataba de darle forma a la mancha de humedad que en él había, hasta que al fin la alarma de su teléfono sonó, y esta brinco dispuesta a comenzar un nuevo día, pensaba dejar el día de ayer atrás, concentrarse en el futuro y lo importante, su pequeña hija, y el hecho de que aún
— O, que pena, pensé que mi padre al fin tendría una amiga. Mi nombre es Ian, Ian Ángel, es un gusto conocerte. — Cielo no pudo evitar dejar salir un pequeño grito y cubrir su boca al ver como Ian estiraba su mano hacia adelante, todo un mini caballero, se dijo.— Pero si eres toda una monada. — los
Cielo se comenzó a plantear que quizás era tiempo de buscar ayuda psicológica, no podía ir por la vida desconfiando de todo el mundo o atacándolos con su picana eléctrica, y todo este planteo surgió por ver el automóvil en el que Gabriel se montó, no era el mismo del día anterior, este se veía más n
Cielo había nacido en una familia de clase media, nunca paso carencias, ni deseo algo que no pudiera tener, porque desde que era una niña se le enseño que era bueno soñar, pero era mejor ser realista, su madre Margarita solo necesitaba decirle una vez, “No puedo comprarte eso, pero mira esto, es par
— No.— Eso está bien, Pamela es alérgica a las fresas, por lo que a sus panques solo le coloco arándanos. — por un segundo Ian arrugo sus labios, tenía ganas de decirle que no le interesaba saber de su hija, pues gracias a ella, Cielo estaba descartada para él como posible mamá. — Tatan. — canturri
Gabriel siempre se sintió perdido, aunque quizás la palabra que mejor lo describía era, marginado, demasiado sádico para ser asesino, demasiado tatuado para ser CEO, con poca paciencia para dirigir un gimnasio y tratar con los idiotas que solo asistían para conquistar mujeres, y así podría seguir po
Gabriel Ángel nació en una familia peculiar, por un lado eran dueños de un imperio de joyas exclusivas, que solo los millonarios podían ostentar el usar y luego… estaba la casta asesina con la que nacían, no se los podía considerar sicarios, claro que no, ellos no tenían dueño, y no tomaban cualquie
— No le estas mintiendo, solo estas ocultando cierta información o mejor dicho cambiándola. — así como Gabriel trataba de justificar cada travesura de Ian para no castigarlo, su hijo trataba de justificar a su padre, para que siguiera siendo perfecto a sus ojos.— La estoy engañando Ian. — reconoció