Gabriel paso el día con su hijo, aunque en su cabeza se filtró en más de una ocasión el rostro de Cielo, provocando que el CEO sonriera a la nada misma, e Ian no podía estar más feliz por ello, esa era un abuena señal, la había visto unos meses atrás en Emilia, la prima de Gabriel, eran indicios de
Siguió leyendo la información y tomando apunte de sus datos, como por ejemplo, donde vivía e imaginando que usaría de excusa para “chocar” con ella por accidente, pues no la llevaría a la empresa, aún recordaba el escándalo que se había armado cuando salió a la luz que su hermano Baltazar había emba
— Cielo, Cielo Pérez, mi cielito lindo. — murmuro por solo recordar su regordeta pantorrilla y con ganas de morder algo esponjoso y suave.— ¡Mierda! ¡Te enamoraste!Definitivamente era todo un acontecimiento y mientras Violeta hacia correr sus dedos por la computadora de su dormitorio, Gabriel le h
Gabriel pensó toda la noche cual sería la mejor forma de provocar un encuentro casual, con su bollito de azúcar, pero, para cuando el sol salió, nada se le había ocurrido y es que Cielo vivía en un sector de la ciudad, donde él no podria ir sin llamar la atención o poner excusa alguna, a no ser que
— Eso… — se quejaría, su padre siempre lo puso por delante de todo, y esta no sería la excepción, seguro y podía buscar otra mamá sin niñas, no tenía inconveniente si fuese un niño, tendría un compañero para jugar, pero una niña, definitivamente no. — No---— ¡Eso es! — grito Gabriel como si hubiese
Cielo veía el techo y trataba de darle forma a la mancha de humedad que en él había, hasta que al fin la alarma de su teléfono sonó, y esta brinco dispuesta a comenzar un nuevo día, pensaba dejar el día de ayer atrás, concentrarse en el futuro y lo importante, su pequeña hija, y el hecho de que aún
— O, que pena, pensé que mi padre al fin tendría una amiga. Mi nombre es Ian, Ian Ángel, es un gusto conocerte. — Cielo no pudo evitar dejar salir un pequeño grito y cubrir su boca al ver como Ian estiraba su mano hacia adelante, todo un mini caballero, se dijo.— Pero si eres toda una monada. — los
Cielo se comenzó a plantear que quizás era tiempo de buscar ayuda psicológica, no podía ir por la vida desconfiando de todo el mundo o atacándolos con su picana eléctrica, y todo este planteo surgió por ver el automóvil en el que Gabriel se montó, no era el mismo del día anterior, este se veía más n