Para un humano, cincuenta años es toda una vida, se dan todos los lujos que puedan costearse, se enamoran, se reproducen y luego mueren, porque es la ley de su naturaleza, sin embargo, el tiempo para un ser sobrenatural no es nada y menos cuando este lo tiene todo.
Su rostro sombrío, su barba cortada a la perfección, el cabello de su cabeza raspado y unos lentes de sol cubriendo sus ojos carentes de alguna emoción, es lo que reciben las personas que caminan por la calle de Venecia al ver a ese hombre de traje azul marino y un metro noventa de estatura.
Muchas mujeres se detienen a mirarlo; haciéndose la idea de que es algún modelo italiano, sin embargo, no tienen la suerte de llamar su atención, Enzo Marchetti no tiene el más mínimo interés por humanas hormonales y maldice el tapón que recorre la calle que lleva a la empresa que maneja.
La reunión es tan importante que tuvo que bajar del auto y emprender camino a pie, ya que de lo contrario estaría llegando tarde. Este proyecto es muy importante y también está el detalle de que no quiere verse como un irresponsable, menos en frente de unos hombres a los que le lleva veinte años y creen que Enzo es un jovenzuelo que heredo la industria de su padre.
La concentración del hombre trajeado está en avanzar entre las personas que caminan en la acera, mientras que, por otro lado, no se da cuenta de que una joven con un helado camina directo a él. No logra esquivarla a tiempo y colisiona contra su cuerpo porque ambos iban distraídos, ella enseguida por el impacto contra el fornido italiano retrocede y sus ojos van hasta la mancha de helado que ha dejado en la carísima ropa de ese señor.
—¡Oh mi Dios! ¡Lo siento tanto!
—Guarda dove stai andando! (¡Mira a dónde vas!) —le grita con su voz ronca mientras que su ceño se frunce al ver la mancha y luego lleva su mirada a la mujer frente a él.
Por un momento Enzo consideró estar frente a un fantasma, tal vez en un estúpido sueño; sin embargo, la voz en su auricular lo hace regresar a la realidad.
—Signor Marchetti, c'è qualcosa che non va? (Señor Marchetti, ¿Pasa algo?) —cuestiona su secretaria.
—Ho bisogno di un cambio di vestiti. (Necesito un cambio de ropa) —le dice.
—Señor, discúlpeme, —la chica se disculpa, mientras que su rostro se torna rojizo por la vergüenza, ya que lo ve bastante enojado y no entiende nada de lo que le dice.
—Akor, seguila e indaga su di lei. (Akor, síguela e investígala) —su orden es clara hacia su guardaespaldas del otro lado de la calle, que es un león.
—Sí, alfa, —responde por el enlace de manada.
Enzo no deja de mirar a la mujer, sin embargo, no tiene tiempo para quedarse allí parado, por lo que pasa por su lado y sigue su camino hacia la empresa, Mia respira con calma cuando el hombre decide pasar de ella y su madre logra alcanzarla.
—Mia, te dije que no te alejes tanto, —la regaña.
—Lo siento ¿Dónde está Ashley? —interroga.
—Esperando en la heladería, —emprenden camino al lugar mencionado y estando allí, Mia toma asiento junto a su mejor amiga. —Quédense aquí, iré a la tienda del frente, —las chicas asienten.
—¡Dios! —suelta Mia tapando su rostro, lo que llama la atención de Ashley.
—¿Por qué estás altera y con la blusa manchada? —interroga.
—Acabo de pasar la vergüenza más grande de todas, —le dice—Choque contra el cuerpo de un italiano enorme y por un momento pensé que era con un muro hasta que lo escuche gritarme algo que no entendí, —su amiga alza sus cejas. —Fue muy bochornoso, se notaba bastante caro su traje, con suerte y no me hizo un escándalo para que le pagara, —añade.
—¿Era guapo? —Mia deja salir un bufido.
—Con el miedo que me provocó, no me fije en su rostro, tampoco tenía ojos más que para la mancha que deje en su ropa, —expresa.
—¿Miedo?
—Su voz era tan dura y gélida, me causo un terror horrible, —expresa, Ashely no sigue preguntando más sobre el tema y cuando la madre de Mia regresa, se van al hotel mientras que la joven de piel blanca y cabello castaño oscuro tiene una extraña sensación de que alguien la está observando.
Llegar a Italia fue una casualidad, encontrarse parte del destino, pero caer en las garras del mafioso fue una estrategia sumamente calculada.
La obsesión de Marchetti
Mia Lennox —Mia, Ashley, el vuelo sale en seis horas y ustedes siguen tiradas como orangutanes, —se queja mi hermosa madre. Escucho como arrastra sus pies por la habitación y luego la oscuridad que la inundaba es reemplazada por la luz solar, me quejo y cubro mi cabeza con las colchas, no entiendo por qué es tan exagerada, ni que fuéramos a perder el vuelo. —No quiero volver a llamarlas, —anuncia antes de abandonar mi habitación, reconozco como hija que no quiero escuchar el segundo llamado de mi madre y la razón es porque puede llegar con un cubo de agua helada sacada de lo más profundo del refrigerador. —¿Esperas el segundo llamado? —cuestiona mi mejor amiga con burla en su voz. —Ni loca, —murmuro, estiro mi cuerpo para alivianar la tensión muscular y mis huesos truenan como cheetos de esos crujientes. Mi mayor deseo de cumpleaños siempre fue viajar a Italia, me gusta la moda y los mejores diseñadores son italianos, me tomó por sorpresa cuando mi bella madre
Enzo Marchetti —Las inversiones realizadas en la empresa para el nuevo yate son seguras y garantizan una rentabilidad superior a cualquier socio, no tendrán pérdidas. —le explico detalladamente sobre el modelo que se estará lanzado, es obvio que solo multimillonarios tendrán acceso a tal obra de arte que le proporcionara grandes ingresos a cualquier accionista. —No cuestionamos sus palabras y apruebo el proyecto, señor Marchetti —asiento sin mostrar emoción alguna. No me interesan sus inversiones y todo esto es una fachada para los negocios que llevo. No hay mucho que agregarle a esta junta por lo quedamos por culminada la reunión, me paso a mi oficina y reviso algunos documento en mi laptop hasta que mi secretaria interrumpe. —Señor, su hermano Kendall ha llegado. —Que pase, —el mayor del parto de cuatrillizos de mi madre ingresa a la oficina con su ceño fruncido. —¿Desde cuándo tenemos que pedir permiso para entrar? —interroga tomando asient
Mia Lennox —¡Papá! —me lanzo a este cuando lo veo en el lobby del hotel, me carga y me abraza con fuerza. —Pequeña. Ahora que lo ve me doy cuenta de que lo extrañaba bastante, me deja varios besos en mi frente y luego conecta su mirada con la mía. —¿Por qué no avisaste que venías? —interrogo. —Quería sorprenderte. —Lo has logrado, —anuncio. —¿Dónde está tu madre? —pregunta. —Está esperándome en el comedor, ya sabes lo exigente que es con las horas de comida, —mi padre asiente y nos ponemos en marcha hacia el lugar mencionado. &n
Enzo MarchettiDespués de la reunión con el señor Lennox, busqué a mi hermano menor por todos lados. Estoy seguro de que se molestara conmigo por dejarlo tirado de nuevo, Kendall luego de varios minutos hace acto de presencia. No puedo evitar fruncir el entrecejo cuando el olor de este al acercarse me indica que está excitado. —¿Sexo frustrado? —cuestiono. —No es gracioso, —refunfuña de muy malhumor. —¿Qué sucedió? —pregunto serio. —Una humana afirmaba que soy un mal besador, —lo miro ceñudo. —No enti
Enzo Marchetti El humano Lennox ingresa a mi oficina con su rostro enrojecido, no dejo de mirarlo y vislumbro en sus ojos un profundo odio hacia mi persona. —Signor Marchetti, non può fermarlo. (Señor Marchetti, no pude detenerlo) —la preocupación en el rostro de mi secretaria es bastante notable. —No te preocupes, me encargaré del señor, —asiente y se retira cerrando la puerta—¿Qué lo trae por aquí? —pregunto. —¡No se haga el estúpido conmigo! —grita. Es el humano más estúpido que he visto en toda mi vida, no entiendo cómo se atreve a gritarme sabiendo
Enzo Marchetti Llegue a mi mansión en Umbría en hora de la madrugada, Akor me recibió y su rostro muestra preocupación, me explica que la humana tiene fiebre y que no sabe que le ha sucedido, camino hacia mi habitación y espero luego me dé explicaciones de porque está ella en mi aposento. —¿Llamaste al doctor? —interrogo mientras toco la frente de la humana para sentir su temperatura elevada. —Llegará en una hora, alfa, —responde. —Que se dé prisa porque si la humana muere, él y tú también morirán, —le gruño. —Sí, alfa, —responde para salir de la habitación. Ver a esta humana es como mirar a mi amada Astrid, no hay duda de que son idénticas y lo único que las diferencias es que
Mia LennoxDesperté justo en el momento en el que la puerta de la habitación está siendo abierta, me quedo cubierta con las colchas y escucho la firme pisada de alguien. Su silueta es enorme y cuando las luces se encienden lo primero que ven mis ojos es su redondo trasero «¡¿Qué carajo?! ¡Me van a violar!» pienso. Grito con fuerza, ya que no quiero ser violada. Mi grito fue el error más grande porque aquel enorme hombre, se gira hacia mí mostrándome su enorme amigo y no puedo evitar sonrojarme, me encojo en mi lugar tratando de no ser vista. —¿Qué haces en mi habitación? —cuestiona en mi idioma, sin embargo, su voz carga el acento italiano, me quedo en silencio tratando de enfocar mi
Mia LennoxUna semana en esta casa, no he vuelto a pasar por situaciones incómodas. El hombre al que todos llaman Don, es mi comprador y también un idiota, me mira con odio cada vez que nos encontramos en algún pasillo, supongo que cuando mira mi rostro se recuerda de mi rodilla insertada en sus partes nobles, se lo merece por imbécil. Es un hombre joven, pero insoportable, lo he visto dar órdenes por todos lados, creo que alguien de importancia está por venir a la casa y se nota molesto por la visita, no tengo idea de cómo leer sus expresiones, ya que siempre es la misma para cualquier situación. Hay lugares de la mansión a los que todavía no he ingresado y el aburrimiento no es bueno para ninguna persona, camino hasta una puerta de roble y la abro encontrando un gimnasio. Entro