Enzo Marchetti
—Las inversiones realizadas en la empresa para el nuevo yate son seguras y garantizan una rentabilidad superior a cualquier socio, no tendrán pérdidas. —le explico detalladamente sobre el modelo que se estará lanzado, es obvio que solo multimillonarios tendrán acceso a tal obra de arte que le proporcionara grandes ingresos a cualquier accionista.
—No cuestionamos sus palabras y apruebo el proyecto, señor Marchetti —asiento sin mostrar emoción alguna. No me interesan sus inversiones y todo esto es una fachada para los negocios que llevo.
No hay mucho que agregarle a esta junta por lo quedamos por culminada la reunión, me paso a mi oficina y reviso algunos documento en mi laptop hasta que mi secretaria interrumpe.
—Señor, su hermano Kendall ha llegado.
—Que pase, —el mayor del parto de cuatrillizos de mi madre ingresa a la oficina con su ceño fruncido.
—¿Desde cuándo tenemos que pedir permiso para entrar? —interroga tomando asiento.
—Es nueva, no te enojes con ella, —Kendall solo deja salir un gruñido que me causa mucha gracia, es un cachorro muy gruñón.
—¿Nos vamos? —cuestiona.
Lo miro sin comprender y puedo vislumbrar como su expresión decae.
—Supongo olvidaste que hoy compro mi primer auto, —murmura.
—Lo siento. Tengo tanto trabajo y compromisos que olvide este compromiso contigo.
—Sí, claro, —refunfuña. —Seguro esa mujer…
—¿Por qué todos odian a Kristin? —pregunto interrumpiéndolo al saber por dónde va su comentario.
—Te aleja de nosotros y lo que hizo hace años es imperdonable, —suspiro.
Resulta que aquella rubia que conocí en la universidad se transformó en vampiresa en la primera oportunidad que tuvo. No me molesto en lo absoluto, ya que todo se hizo más divertido y no tenía que preocuparme de sencilleces.
Es claro que los leones o cualquier cambiante de nuestra categoría no puede dormir con humanas, sin embargo, Kristin se transformó para estar a mi lado.
Lo que hizo hace diez años es algo que todavía percute en su vida.
Asesino una humana de la manada de mi padre, ya que no controlaba su hambre para ese entonces y eso causo la furia de todos, incluyendo la del gran rey Leonardo Marchetti, el cual no le quería permitir vivir en el territorio y yo no podía dejar a Kristin que era la única persona que comprende cómo me siento.
Eso cabreo mucho a mi padre y no me quedo de otra que marcharme de su casa, me mude a Venecia y tome el poder de la mafia italiana con ayuda de mi tío Fernando.
El padre de Tamara le dejo todo a Fer antes de fallecer. No era inmortal como nosotros. Mi tío al ser beta de mi padre, no podía manejar estos negocios, me lo confió a mí y termine volviéndome el Don siciliano, ya que también me tome la libertad de tomar la parte que le correspondía a mi padre.
Estoy seguro que mi padre se molestó con él por eso, sin embargo, no tengo idea, ya que desde hace diez año no he vuelto a verlo. Mi madre viene a veces a Venecia, conversamos y regresa a la manada, por otro lado, mis hermanos suelen visitarme y hoy Kendall invade mi casa.
—No hablemos de Kristin, te llevare por el auto en unas horas y luego en la noche vamos a alguna disco, —le digo.
—¿Sin Kristin? —interroga.
—Sin Kristin, solo tú y yo, —el trigueño asiente y abandona mi oficina para irse a recorrer el edificio. —Akor, —el hombre enseguida ingresa a la oficina—¿Hiciste lo que te pedí? —cuestiono.
—He dejado a un hombre vigilándola, se buscara la información y sabremos quién es pronto, —asiento.
Esa chica es idéntica a ella, no pude evitar revivir sus recuerdos cuando vi su rostro, suspiro, Astrid murió, sin embargo, nunca he dejado de amarla, Kristin se molesta porque mi amor es lo único que no puede obtener y jamás le ganara al fantasma de mi ex.
Siempre le dije que no la amaría y que si se quedaba a mi lado seria miserable, lo único que puedo darle es lujos, comodidades y sexo, no tengo más que ofrecerle, ella lo acepto y me cabrea cuando reclama por cosas que dejamos clara en el pasado.
—Quiero tener eso datos pronto, —mi hombre de confianza se limita a asentir y luego abandona la oficina.
Mi concentración hoy día es pésima y no lograre trabajar bien de este modo, por lo que apago el computador, me levanto de mi sillón y quito arrugas inexistentes de mi traje.
»Cancela mi citas pendientes, —le digo a mi secretaria cuando salgo de la oficina. —Y puede irte a casa al hacerlo, —la joven mujer asiente, no me cuestiona y eso es algo que me agrada.
La señorita Vitale es buena ejerciendo su trabajo, no lleva mucho haciéndolo, sin embargo, en poco tiempo me ha llegado a entender, se inventa buenas excusas para cancelar mis juntas cuando no tengo ganas de asistir. Me reúno con Kendall en el recibidor y de allí vamos al estacionamiento para subir a una de las camionetas blindada.
(…)
‘‘¿Dónde estás?’’ Leo el mensaje de Kristin mientras llevo el vaso con whisky a mis labios.
‘‘No me esperes. ’’ Respondo para guardar mi teléfono.
—¿Quieres que te consiga diversión? —interrogo hacia el trigueño.
—Sabes que no podemos con humanas, —hago una mueca porque tiene toda la razón.
—Buena respuesta, mocoso, —me pongo de pie.
—¿Dónde vas?
—Debo subir a la oficina, —asiente, camino hacia la puerta que es abierta por la seguridad del local.
El pasillo está cubierto de luces rojas y algunos de los socios se divierten en sus habitaciones privada, el olor a sexo, alcohol y sustancia ilícitas inundan mis fosas nasales.
—Señor Marchetti, —no muestro ninguna expresión mientras tomó asiento en mi sillón. Entrelazo mis dedos sobre el escritorio mientras que mi mirada va al sujeto frente a mí, se nota que lo han golpeado y puedo oler el miedo del humano.
Los golpes no son visibles al ojo humano, tal vez es un apostador.
—El señor Lennox, es un apostador endeudado en nuestro casino de Roma, —me explican el caso.
Suspiro.
Es muy normal que los humanos se endeuden hasta las pelotas, saco mi arma y la coloco sobre el escritorio. Escucho su corazón acelerarse y el olor a miedo incrementa.
—Alpha, controlla il portafoglio dell'uomo, (Alfa, revise la billetera del hombre) —la voz de Akor llega a mi cabeza y hago caso.
El destino debe ser muy bueno conmigo, no puedo creer lo que mis ojos vislumbran. Retiro la fotografía de su billetera y la lanzo al sujeto.
—Es pero que sea un hombre de negocios, señor Lennox.
Mia Lennox —¡Papá! —me lanzo a este cuando lo veo en el lobby del hotel, me carga y me abraza con fuerza. —Pequeña. Ahora que lo ve me doy cuenta de que lo extrañaba bastante, me deja varios besos en mi frente y luego conecta su mirada con la mía. —¿Por qué no avisaste que venías? —interrogo. —Quería sorprenderte. —Lo has logrado, —anuncio. —¿Dónde está tu madre? —pregunta. —Está esperándome en el comedor, ya sabes lo exigente que es con las horas de comida, —mi padre asiente y nos ponemos en marcha hacia el lugar mencionado. &n
Enzo MarchettiDespués de la reunión con el señor Lennox, busqué a mi hermano menor por todos lados. Estoy seguro de que se molestara conmigo por dejarlo tirado de nuevo, Kendall luego de varios minutos hace acto de presencia. No puedo evitar fruncir el entrecejo cuando el olor de este al acercarse me indica que está excitado. —¿Sexo frustrado? —cuestiono. —No es gracioso, —refunfuña de muy malhumor. —¿Qué sucedió? —pregunto serio. —Una humana afirmaba que soy un mal besador, —lo miro ceñudo. —No enti
Enzo Marchetti El humano Lennox ingresa a mi oficina con su rostro enrojecido, no dejo de mirarlo y vislumbro en sus ojos un profundo odio hacia mi persona. —Signor Marchetti, non può fermarlo. (Señor Marchetti, no pude detenerlo) —la preocupación en el rostro de mi secretaria es bastante notable. —No te preocupes, me encargaré del señor, —asiente y se retira cerrando la puerta—¿Qué lo trae por aquí? —pregunto. —¡No se haga el estúpido conmigo! —grita. Es el humano más estúpido que he visto en toda mi vida, no entiendo cómo se atreve a gritarme sabiendo
Enzo Marchetti Llegue a mi mansión en Umbría en hora de la madrugada, Akor me recibió y su rostro muestra preocupación, me explica que la humana tiene fiebre y que no sabe que le ha sucedido, camino hacia mi habitación y espero luego me dé explicaciones de porque está ella en mi aposento. —¿Llamaste al doctor? —interrogo mientras toco la frente de la humana para sentir su temperatura elevada. —Llegará en una hora, alfa, —responde. —Que se dé prisa porque si la humana muere, él y tú también morirán, —le gruño. —Sí, alfa, —responde para salir de la habitación. Ver a esta humana es como mirar a mi amada Astrid, no hay duda de que son idénticas y lo único que las diferencias es que
Mia LennoxDesperté justo en el momento en el que la puerta de la habitación está siendo abierta, me quedo cubierta con las colchas y escucho la firme pisada de alguien. Su silueta es enorme y cuando las luces se encienden lo primero que ven mis ojos es su redondo trasero «¡¿Qué carajo?! ¡Me van a violar!» pienso. Grito con fuerza, ya que no quiero ser violada. Mi grito fue el error más grande porque aquel enorme hombre, se gira hacia mí mostrándome su enorme amigo y no puedo evitar sonrojarme, me encojo en mi lugar tratando de no ser vista. —¿Qué haces en mi habitación? —cuestiona en mi idioma, sin embargo, su voz carga el acento italiano, me quedo en silencio tratando de enfocar mi
Mia LennoxUna semana en esta casa, no he vuelto a pasar por situaciones incómodas. El hombre al que todos llaman Don, es mi comprador y también un idiota, me mira con odio cada vez que nos encontramos en algún pasillo, supongo que cuando mira mi rostro se recuerda de mi rodilla insertada en sus partes nobles, se lo merece por imbécil. Es un hombre joven, pero insoportable, lo he visto dar órdenes por todos lados, creo que alguien de importancia está por venir a la casa y se nota molesto por la visita, no tengo idea de cómo leer sus expresiones, ya que siempre es la misma para cualquier situación. Hay lugares de la mansión a los que todavía no he ingresado y el aburrimiento no es bueno para ninguna persona, camino hasta una puerta de roble y la abro encontrando un gimnasio. Entro
Mia Lennox La puerta de mi habitación es tocada, eso me toma por sorpresa, ya que nadie toca y solo ingresan si mi autorización, camino hasta ella y abro encontrando a las tres chicas con una sonrisa en su rostro. —Sei la ragazza di Enzo (¿Eres la novia de Enzo?) —no entiendo que me está preguntando. —No hablo italiano, —le digo, ellas abren la boca de manera automática. —Lo siento, —se disculpa. —Te pregunto si eres la pareja de Enzo. —¿Enzo? Las mujeres se miran entre ella y luego fruncen el entrecejo. —Olvídalo, ¿Quieres venir a la piscina con nosotras? —interrog
Mia LennoxEn la cama doy muchas vueltas al tratar de olvidar ese momento en el que sus manos se pasearon por mi sexo. Escuchar sus sucias palabras me aterraron y saber que tiene la fuerza suficiente para tomarme en contra de mi voluntad es lo que más miedo me causa. Suspiro y abrazo la almohada, es un psicópata. Él afirma que no se aprovechara de mí, sin embargo, me ha dejado claro que si sigo faltándole el respeto me tomara a la fuerza sin importarle mis gritos o cualquier lágrima que deje salir. Lo peor de todo es que imagino situaciones en la que sucede, no puedo evitar que las imágenes inunden mi cabeza. Sé que es absurdo y descabellado, al igual que alarmante, cualquier persona en mi situación ve aquellas banderas rojas que in