Capítulo 2: Primer encuentro
El sonido de los flashes y el murmullo de voces envolvieron a Violet en cuanto bajó del auto. La alfombra roja conducía hasta la entrada del lujoso salón donde se celebraba la gala de la Fundación Vólkov. Había asistido a eventos universitarios antes, pero esto era diferente. El aire vibraba con el peso de la élite, y los ojos de los periodistas iban de un lado a otro buscando declaraciones interesantes. Una vez que llegaron, el salón era un espectáculo de luces y ni hablar del lujo. Cada rincón irradiaba elegancia, con mesas decoradas en tonos dorados y plateados, y un escenario principal rodeado de flores perfectamente arregladas. Los invitados, vestidos con sus mejores galas, conversaban animadamente mientras la música suave llenaba el ambiente. Por un momento sintió que no estaba bien vestida, quizas el vestido rojo que habia elegido Rachel si iba mas acorde con la ocasión, era mas elegante, mas sexy, mas llamativo, parpadeo varias veces sacando esos pensamientos de su cabeza, ese era el vestido perfecto, no solo porque a ella le habia gustado desde el segundo uno desde que lo vio, porque la verdad era tan suave que sentia que estaba desnuda u¡y eso era mas que suficiente para ella, tambien habia elegido ese vestido por que a pesar de ser sencillo era muy costoso. Alexander, tan atento como siempre, tomó la mano de Violet mientras descendían del auto y caminaron hacia la entrada principal. Los flashes no dejaron de aparecer hasta que estuvieron dentro del lugar. Apenas entraron, un hombre mayor con gafas finas y expresión distinguida se acercó a ellos. —Señorita Kingsley, señor Graves —saludó el decano de la universidad, estrechando sus manos—. Es un placer verlos aquí. —Gracias por la invitación, decano —respondió Alexander con cortesía. —Espero que aproveche esta oportunidad —continuó el hombre, ajustando el botón de su chaqueta azul marino—. El señor Vólkov es un hombre de negocios exigente, pero su fundación ha impulsado muchas carreras. Alexander se tensó ligeramente ante la mención del nombre. —¿Impulsado o destruido? —comentó en voz baja, pero lo suficiente para que Violet lo escuchara. Ella giró la cabeza hacia él, sorprendida. —¿Qué quieres decir? Alexander tomó una copa de champagne de una bandeja cercana y la sostuvo entre sus dedos. —Dicen que Adrián Vólkov no da nada sin asegurarse de que tiene el control total sobre ello —su tono era neutral, pero había algo serio en su expresión—. Tal vez esta beca no sea simplemente un impulso. Quizá es una forma de marcar su territorio. Violet sintió un escalofrío. —Es solo un militar empresario... Alexander soltó una breve risa. —No, Violet. No es "solo" un empresario. Es un hombre implacable. —Le dio un beso en la cien, para tranquilizarla un poco —Recuerda, tú perteneces aquí tanto como ellos —le susurró al oído, con esa seguridad que siempre le transmitía. Violet asintió, aunque su corazón latía rápidamente. La magnitud del evento era más de lo que había imaginado, y mientras se movía entre las mesas con Alexander a su lado, la sensación de estar fuera de lugar se hacía más fuerte. El maestro de ceremonias finalmente tomó el micrófono para presentar al patrocinador principal del evento, el General Adrián Vólkov. En cuanto su nombre hizo eco en los parlantes del salón, las conversaciones cesaron y todas las miradas se dirigieron hacia el escenario. Adrián era exactamente como Rachel lo había descrito: frío, imponente, y con una presencia que no dejaba espacio para dudas. Su cabello oscuro estaba perfectamente peinado, y sus ojos grises recorrían la sala con la tipica autoridad de alguien acostumbrado a controlar todo a su alrededor, aunque a Violet le resulto un poco presuntuoso le resto importancia. Cuando comenzó a hablar, su voz profunda y segura resonó, captando la atención de todos los presentes. Ella no pudo evitar contener el aliento. —Esta beca no solo celebra la excelencia académica —dijo Adrián, con un tono que mezclaba entre firmeza y calma—. Representa el compromiso de abrir puertas hacia un futuro lleno de posibilidades. Las palabras eran apropiadas, pero la manera en que las pronunciaba tenía un peso diferente, como si estuvieran dirigidas a ella, como si detrás de sus palabras hubiera intenciones que solo él comprendía. Violet se sintió extrañamente afectada por su presencia, aunque no entendía por qué. Es que nunca haia visto a un hombre con tanta... autoridad y estaba segura de que no llegaba a los cuarenta años. Cuando llegó el momento de que los ganadores subieran al escenario, Alexander apretó la mano de Violet con suavidad y le ofreció una sonrisa muy tipica de él. —Es tu turno, amor. Estaré aquí mirando. Violet avanzó con pasos inseguros hacia el podio. Cada movimiento parecía hacer que el salón se hiciera más grande y las miradas más pesadas. Al llegar frente a Adrián, sintió el impacto de su mirada directa, que parecía atravesarla haciendo que sus rodillas temblaran brevemente. —Felicidades, señorita Kingsley —dijo Adrián mientras le entregaba el certificado. Su voz era firme, pero contenía una tonalidad que la inquietó—. Espero que esta beca sea el comienzo de algo extraordinario. —Gracias... es un honor —respondió Violet, intentando mantener la compostura, tratando tambien de que su voz no temblara. Mientras el auditorio aplaudía, Adrián no apartó los ojos de ella. Había algo en su mirada que no encajaba, como si estuviera analizando cada detalle más allá de lo evidente. Cuando Violet finalmente bajó del escenario, sintió un alivio momentáneo al regresar junto a Alexander, pero la sensación de estar bajo observación permaneció. *** Durante la cena, Alexander parecía completamente cómodo mientras conversaba con otros invitados. Violet, por otro lado, seguía luchando contra una inquietud que no podía explicar. Cada vez que intentaba concentrarse en las conversaciones de las personas que estaban acompañandolos en la mesa, su mente regresaba al momento en el escenario. Cuando los postres comenzaron a servirse, Violet decidió que necesitaba escapar por un momento. —Voy a buscar un poco de aire —le dijo a Alexander, quien la miró preocupado. —¿Quieres que te acompañe? —No, estoy bien. Solo será un momento. Alexander asintió, aunque con cierta duda. Violet le dio una sonrisa tranquilizadora y se dirigió hacia la terraza del salón. El aire fresco fue un alivio inmediato, calmando parte de la tensión que sentía en el pecho. Apoyó las manos en la barandilla y cerró los ojos, intentando despejar su mente. —¿Te incomodan las multitudes? La voz grave la hizo dar un salto. Violet se giró rápidamente, encontrándose cara a cara con Adrián. Estaba parado a unos pasos de distancia, su postura era relajada pero imponente. Su mirada seguía siendo igual de intensa, y su expresión tranquila no ayudaba a aliviar la tensión. —No me esperaba ver a nadie aquí —respondió Violet, intentando que su voz sonara firme. Adrián dio un paso hacia ella, pero mantuvo suficiente distancia para no intimidarla físicamente, aunque su presencia lo hacía inevitable. —Los eventos como este suelen ser demasiado para algunos —comentó, su tono calmado pero con una intensidad oculta—. Pero no parece que sea tu caso. Violet lo miró con cautela, queriendo entender a qué se refería. —¿Por qué lo dice? —Porque tienes más fuerza de lo que aparentas —respondió, con una leve sonrisa que no alcanzó sus ojos—. Es interesante. Violet se sintió atrapada en sus palabras pero luego fruncio el ceño ¿acaso la veia como algun animalito de museo? no le gustabab que la analizaran. Finalmente, decidió que no quería quedarse más tiempo. —Debería regresar —dijo, moviéndose hacia la puerta con pasos rápidos. —Que disfrutes el resto de la noche, Violet. —dijo él cuando estaba cerca de la puerta. El sonido de su voz bailaba en su mente mientras caminaba de regreso al interior del salón. Aunque Alexander intentaba distraerla para que segun él los nervios del momento disminuyeran, la verdad era Violet sabía que algo había cambiado en ella después de aquel breve pero impactante encuentro.Capitulo 3: AdrianPov AdrianEl salón de la gala brillaba con una opulencia que buscaba impresionar, pero que para mí no era más que un intento mediocre de alcanzar un estándar que nunca lograrían. Los candelabros lanzaban reflejos dorados sobre las mesas cubiertas de manteles impecables, los arreglos florales estaban colocados para transmitir sofisticación, y la música era lo suficientemente discreta para no perturbar las conversaciones pretenciosas de los invitados. Todo estaba diseñado para provocar admiración, pero lo único que realmente importaba era mi presencia. Sin mí, este evento carecería de significado.Caminé con pasos firmes hacia el centro del salón, donde se reunía un grupo compuesto por otros generales, el decano de la universidad y un par de socios potenciales. Cada conversación que sostengo tiene un propósito. No hay palabras desperdiciadas, ni gestos sin intención. Cuando llegué, las miradas se desviaron automáticamente hacia mí, como siempre ocurre. Soy el centro
Capitulo 4: La cenaViolet estaba sentada nuevamente junto a Alexander, pero su mente seguía atrapada en aquel momento con Adrián. Aunque el bullicio del salón parecía volverla al presente, no podía ignorar la sensación que él había dejado en su interior. Era como si sus palabras y su presencia hubieran sembrado una inquietud que no podía comprender del todo.—¿Todo bien? —preguntó Alexander, rompiendo el hilo de sus pensamientos. Ella levantó la vista hacia él, su preocupación estaba reflejada en el azul profundo de sus ojos. Alexander siempre había sido su refugio, su constante, y la mirada tranquilizadora que le dedicaba en ese instante era lo que necesitaba. —Sí, solo estoy cansada. Ha sido una noche… larga —respondió con una sonrisa que trataba de transmitir más seguridad de la que realmente sentía. Alexander le devolvió una sonrisa cálida. —No te preocupes, amor. Pronto podremos irnos. Pero estoy tan orgulloso de ti, ¿lo sabes? Verte subir al escenario… saber que estás logra
Violet Kingsley lleva una vida tranquila como estudiante universitaria de literatura. Sueña con convertirse en escritora, algo muy diferente a todo lo que la rodea que son los negocios y las personas poderosas. Su relación con Alexander Graves, un marine honesto y protector, representa estabilidad y seguridad, justo lo que siempre ha valorado, ya que el representa lo seguro, lo predecible, es el novio ideal, pero carece de la intensidad que Violet busca.Pero todo cambia cuando gana una beca patrocinada por Adrián Vólkov, un Marine de alto rango multimillonario conocido por su frialdad, sus métodos implacables y su control absoluto sobre quienes entran en su órbita. Su primer encuentro en una gala benéfica es tenso, peligroso, eléctrico. ¿Porque? por que Adrián la observa, la analiza y decide que debe tenerla, aunque ella no quiera.Desde ese momento, Vólkov no solo está en su vida, está en todas partes. Cada intento de Violet por alejarse solo refuerza su obsesión.Pero la presión
Capítulo 1: La GalaLa biblioteca universitaria estaba en completo silencio, apenas interrumpido por el leve pasar de páginas. Violet Kingsley se encontraba absorta en sus notas, rodeada por el confort de los libros y la tranquilidad del espacio. Mientras anotaba algunas ideas en su libreta, una sombra familiar se posó sobre su mesa. Al levantar la mirada, se encontró con Alexander Graves, cuyo uniforme perfectamente planchado y sonrisa cálida iluminaban la habitación.—No podía irme sin verte antes de mi turno —dijo Alexander, dejando un café a su lado con esa consideración que lo caracterizaba.—Siempre tan caballero —respondió Violet, sonriendo mientras cerraba su libro—. ¿Seguro que no estás escapando de alguna reunión aburrida?Alexander soltó una leve risa.—No es eso. Es que quería preguntarte si puedo pasar por ti esta noche para llevarte a la gala. Es un gran día para ti, y quiero estar contigo desde el inicio.Violet alzó las cejas, sorprendida pero agradecida por su gesto.