El rostro de Henry se crispó ante las palabras de Frederick, lo miró con odio contenido, sus dedos se cerraron en dos fuertes puños hasta que el color de sus nudillos cambió de color.—¿Quién demonios crees que eres para decidir sobre mi vida? —gruñó con rabia, mientras Frederick lo miraba con fría calma.—Soy tu rey.—¡Y una mierda! —graznó, poniéndose de pie con violencia, tanto que la silla cayó sobre el piso. Las facciones de Henry estaban desfiguradas, sus dientes se apretaban tanto, que parecía que iba a perderlos en cualquier momento.—Controla tu carácter y tu lengua —le aconsejó Frederick poniéndose de pie con gracia y elegancia.—Sabes muy bien que yo soy el legítimo dueño del trono que ocupas —gruñó—. No te atrevas a querer dictar mi vida, Frederick.Un sonoro golpe se escuchó, era el puño del rey impactándose sobre la dura y fina madera de su escritorio.—Fuiste desheredado y apartado de la línea sucesoria por nuestro abuelo, Henry, te guste o no, soy el Rey de Astor y tu
53. ¿Cómo has podido aceptar esto?Selene intentó indagar un poco más, pero Samantha fue hermética al respecto, por lo que, finalmente, cedió y se dedicó a hablar con la joven princesa de los preparativos para su fiesta, la cual ya estaba a la vuelta de la esquina. El tema del futuro pretendiente de la princesa quedó atrás, pero Selene no dejó de darle vueltas. Esperaba de todo corazón, que Frederick consiguiera un buen hombre para su hermana, pues, aunque era un poco testaruda, no era una mala mujer y merecía un amor bonito y puro como el que ella estaba experimentando por su futuro esposo. Alcanzaron a estar reunidas unas pocas horas, en las que intentaron conocerse un poco, Samantha dejó de lado un poco su tristeza, cuando le contó a Selene algunas de sus experiencias divertidas con los animales de la granja de sus tíos, lo que sorprendió a la joven, pues la princesa se veía tan delicada, que imaginarla jugando y trabajando con los animales, fue una imagen que contrastó, pero le
«Puedo jurarte que Frederick hace tiempo que no suspira por ti»Regina no quería dar crédito a las palabras de Henry, sin embargo, Frederick se había comportado distante cuando la saludó, sus ojos ya no brillaron como antes. La mujer experimentó un vacío en la boca del estómago y tuvo que sentarse para no caer de bruces.Henry miró el pálido rostro de Regina y se sintió complacido.—Es tu única oportunidad de convertirte en Reina un día —soltó, tanteando el terreno que pisaba.Regina lo miró sin comprender.—¿Cómo puedes decir tal cosa? Casada contigo solo puedo aspirar a ser la esposa del Duque.—Soy el legítimo heredero, Regina.Ella lo miró.—Eso no te convierte en posible heredero a menos que… —Regina abrió los ojos al comprender a lo que Henry se refería.—Estás conmigo o en mi contra, tú decides, Mi Lady —le dijo con seriedad y un poco de ironía. Regina no tenía la más mínima posibilidad de negarse, su padre ya había llegado a un acuerdo con Frederick y las cosas estaban
Marcus se puso de pie al ver a su tío aparecer, acompañado del Rey a quien le hizo una corta reverencia.—Estaré encantado de ser su anfitrión esta noche, Marqués —dijo Frederick.—El honor es mío, Su Majestad —exclamó el hombre con un ligero asentimiento de cabeza.Frederick le dedicó una ligera mirada a Marcus y abandonó la estancia.—¿Todo bien? —preguntó Marcus al quedarse solo con su tío.El hombre lo miró con una intensidad que lo asustó.—Su Majestad y yo teníamos muchos asuntos que tratar, Marcus. Unos más importantes que otros, pero hemos llegado a un magnífico acuerdo —expresó.Marcus asintió.—Entonces, ¿vamos a quedarnos? —preguntó el muchacho, sentándose junto al Marqués.—Ya lo has escuchado y no pienso desairar al Rey, por lo que te pido que guardes la compostura y si puedes deleitarnos con una de tus bonitas melodías, estaré más que agradecido contigo.—Estás comportándote más serio de lo normal, ¿hay algo que necesite saber? —le cuestionó Marcus.El Marqués negó con u
Samantha se vio tentada a salir corriendo, pero la mano de la Reina se lo impidió, cuando se posó sobre su hombro. —No quiero estar acá —murmuró Sam tan bajo, que nadie la habría escuchado, si no fuera porque su mamá estaba realmente cerca. —Samantha, por favor, tu hermano tiene un anuncio importante —refutó la reina en tono bajo. A ella también le dolía tener que casar a su hija tan pronto, apenas llevaban algunas semanas juntas y prácticamente, ya la estaba enviando lejos, pero prefería eso a que su hija cayera en las manos de Henry. Todo era por su bienestar y confiaba en que el hombre que su hijo había conseguido, fuera el hombre que Sam necesitaba a su lado. —Por favor, tomen asiento —insistió Frederick y Samantha no tuvo más opción que sentarse al lado de su madre, mientras que Marcus caminó al lado de su tío. —Su Majestad, por favor continúe —pidió el hombre, manteniendo su atenta mirada sobre la princesa. Una mirada que Sam sintió como si le quemara la piel. —La familia B
Samantha sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo y un nudo se alojó en su garganta, pero el deseo de ver con sus propios ojos lo que escuchaba fue más fuerte y la impulsó a dar los pasos necesarios para bajar las escaleras, solo que, al llegar abajo, estaba su hermano esperándola y Henry ya se estaba alejando, llevando del brazo a Regina, sin darle una sola mirada.—¿Estás lista? —preguntó Frederick al unirse a ella. —¿Importa? —cuestionó ella sin mirar a su hermano. Samantha le sonrió a la pareja que pasaba por su lado, fingiendo que todo estaba bien, cuando en realidad todo lo que deseaba era salir corriendo y encerrarse en su habitación.—Samantha…—Estoy preparada para seguir con todo esto, Su Majestad —musitó sin verlo.Frederick apretó los puños ante la actitud de su hermana; sin embargo, se conformaba con el hecho de que las facciones de su rostro no reflejasen su inconformidad con aquella fiesta. Lo último que deseaba era que se levantaran sospechas entre los invi
Selene terminó a un costado del jardín, lejos de las miradas de los invitados, su estómago protestó cuando intentó serenarse, pero no pudo y perdió la batalla. Las arcadas se escucharon y Frederick tuvo que mirar atrás para estar seguro de que nadie lo seguía.—Selene —la llamó.—Lo siento, no puedo contenerme —masculló ella con el rostro rojo y los labios pálidos por el vómito.—No te disculpes, cariño. Es culpa mía, debí advertir que no te sirvieran vino esta noche —refutó, arrodillándose para estar junto a ella.—Ni siquiera pude probarlo, el olor era demasiado —dijo, acariciando su vientre, que quedó con malestar y con un sabor horrible en la garganta—. Lo peor es que ha pasado delante de muchos invitados, me temo que puedan sospechar —añadió Selene con preocupación.Frederick se había olvidado por completo de los invitados y si alguien había escuchado las arcadas de Selene, los rumores no demorarían en surgir y el nombre de su prometida estaría en entredicho, cosa que no podía p
Frederick miró a Selene a los ojos y la felicidad fue abrumadora en ese momento, sin embargo, ahora lo que más importaba era saber los cuidados que debían tener de ahora en adelante. —¿Cuáles son los cuidados a seguir? —preguntó el rey, pues Selene era incapaz de decir algo. El galeno no tardó en dar las explicaciones y sugerencias para que la pareja pudiera llevar el embarazo en los mejores términos posibles, además, era evidente que los síntomas iban a ser fuertes al menos, los primeros meses y la futura reina no podía permanecer enferma. —Estaré pendiente de todo el proceso y por favor, cualquier molestia extraña, no duden en llamarme —pidió el doctor y Selene asintió —. Será un bebé sano, Mi Lady, no se preocupe. Alegría, euforia y miedo se apoderaron de Selene ante la confirmación de sus sospechas, no podía esperar otro tipo de noticias cuando había estado con Frederick tantas veces, que había perdido la cuenta de las noches que se entregaron a la pasión, sin ninguna precauci