Samantha se vio tentada a salir corriendo, pero la mano de la Reina se lo impidió, cuando se posó sobre su hombro. —No quiero estar acá —murmuró Sam tan bajo, que nadie la habría escuchado, si no fuera porque su mamá estaba realmente cerca. —Samantha, por favor, tu hermano tiene un anuncio importante —refutó la reina en tono bajo. A ella también le dolía tener que casar a su hija tan pronto, apenas llevaban algunas semanas juntas y prácticamente, ya la estaba enviando lejos, pero prefería eso a que su hija cayera en las manos de Henry. Todo era por su bienestar y confiaba en que el hombre que su hijo había conseguido, fuera el hombre que Sam necesitaba a su lado. —Por favor, tomen asiento —insistió Frederick y Samantha no tuvo más opción que sentarse al lado de su madre, mientras que Marcus caminó al lado de su tío. —Su Majestad, por favor continúe —pidió el hombre, manteniendo su atenta mirada sobre la princesa. Una mirada que Sam sintió como si le quemara la piel. —La familia B
Samantha sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo y un nudo se alojó en su garganta, pero el deseo de ver con sus propios ojos lo que escuchaba fue más fuerte y la impulsó a dar los pasos necesarios para bajar las escaleras, solo que, al llegar abajo, estaba su hermano esperándola y Henry ya se estaba alejando, llevando del brazo a Regina, sin darle una sola mirada.—¿Estás lista? —preguntó Frederick al unirse a ella. —¿Importa? —cuestionó ella sin mirar a su hermano. Samantha le sonrió a la pareja que pasaba por su lado, fingiendo que todo estaba bien, cuando en realidad todo lo que deseaba era salir corriendo y encerrarse en su habitación.—Samantha…—Estoy preparada para seguir con todo esto, Su Majestad —musitó sin verlo.Frederick apretó los puños ante la actitud de su hermana; sin embargo, se conformaba con el hecho de que las facciones de su rostro no reflejasen su inconformidad con aquella fiesta. Lo último que deseaba era que se levantaran sospechas entre los invi
Selene terminó a un costado del jardín, lejos de las miradas de los invitados, su estómago protestó cuando intentó serenarse, pero no pudo y perdió la batalla. Las arcadas se escucharon y Frederick tuvo que mirar atrás para estar seguro de que nadie lo seguía.—Selene —la llamó.—Lo siento, no puedo contenerme —masculló ella con el rostro rojo y los labios pálidos por el vómito.—No te disculpes, cariño. Es culpa mía, debí advertir que no te sirvieran vino esta noche —refutó, arrodillándose para estar junto a ella.—Ni siquiera pude probarlo, el olor era demasiado —dijo, acariciando su vientre, que quedó con malestar y con un sabor horrible en la garganta—. Lo peor es que ha pasado delante de muchos invitados, me temo que puedan sospechar —añadió Selene con preocupación.Frederick se había olvidado por completo de los invitados y si alguien había escuchado las arcadas de Selene, los rumores no demorarían en surgir y el nombre de su prometida estaría en entredicho, cosa que no podía p
Frederick miró a Selene a los ojos y la felicidad fue abrumadora en ese momento, sin embargo, ahora lo que más importaba era saber los cuidados que debían tener de ahora en adelante. —¿Cuáles son los cuidados a seguir? —preguntó el rey, pues Selene era incapaz de decir algo. El galeno no tardó en dar las explicaciones y sugerencias para que la pareja pudiera llevar el embarazo en los mejores términos posibles, además, era evidente que los síntomas iban a ser fuertes al menos, los primeros meses y la futura reina no podía permanecer enferma. —Estaré pendiente de todo el proceso y por favor, cualquier molestia extraña, no duden en llamarme —pidió el doctor y Selene asintió —. Será un bebé sano, Mi Lady, no se preocupe. Alegría, euforia y miedo se apoderaron de Selene ante la confirmación de sus sospechas, no podía esperar otro tipo de noticias cuando había estado con Frederick tantas veces, que había perdido la cuenta de las noches que se entregaron a la pasión, sin ninguna precauci
«Sí»Selene miró a Henry y dio un paso atrás. Ni en sus momentos más extraños, llegó a pensar que Henry era capaz de algo semejante, pero sí que se había equivocado. —No sé cómo puede estar tan ciega contigo, Henry —dijo con cierta dificultad.—Esto no es culpa mía, Selene. Si tienes que encontrar un culpable mira al hombre a tu lado y lo encontrarás —le dijo con una ligera sonrisa.Selene apretó las manos en dos puños, su mandíbula se tensó y un gruñido casi salió de su garganta.—No culpes a Frederick de tus acciones, Henry. No eres un caballero como has pretendido ser todo este tiempo, no eres el hombre que pensé y por quien sentí pena —dijo, golpeando el orgullo del Duque.Las facciones de Henry cambiaron al escuchar las palabras de Selene.—¿Pena? —preguntó con enojo en la voz.—Sí, vivías quejándote del maltrato que te daba tu primo y de las humillaciones a las que eras sometido; sin embargo, llevo el tiempo suficiente en este castillo como para saber que nada de lo que dijiste
Frederick volvió a tomar a Selene en sus brazos y la recostó con suavidad en la cama, mientras ella se dejó hacer y consentir. —Te extraño —susurró el rey, al tiempo que sus labios se cerraban sobre los de su prometida. Selene se rio suavemente, pero gustosa recibió el beso, que rápidamente se fue intensificando, hasta que se tuvieron que alejar por falta de aire. —Eres una hechicera… Mi hechicera —profesó Frederick, mirando a Selene con sus ojos nublados en deseo. —Seré lo que quieras que sea, pero solo tuya —contestó Selene con vehemencia y generando un deseo incontenible en el rey. El amor que había entre ellos era una mezcla perfecta, no solo estaban llenos de pasión y deseo, algo en lo que se entendían a la perfección, sino que el respeto, cariño y comprensión que había nacido en poco tiempo, dejaba ver lo fuertes que se estaban formando las columnas que sostendrán su unión para toda su vida. Las manos del rey se movieron con agilidad sobre los cordones que mantenían prisio
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Samantha, ella no supo en qué momento se le fue la tarde y tampoco había escuchado que su madre y Selene volvieran del pueblo, así que se sintió aún más nerviosa a solas con Henry, pero algo tendría que hacer y sonar convincente.—Quiero hablar contigo —dijo, lo más valiente que pudo.—¿Conmigo? Samantha movió la cabeza en señal de afirmación.—Vas a casarte —susurró. Su voz estaba ahogada, estaba nerviosa y luchaba para no traicionarse. El broche parecía quemar, pero todo era parte de su imaginación.Henry la miró y ella sintió que iba a ser descubierta en cualquier momento.—Tú también lo harás. Estás comprometida con el heredero de Borja, ¿cómo es que se llama? —preguntó, avanzando dos pasos, quedando más cerca de Samantha.—Marcus —susurró.—Marcus de Borja, debí imaginarme que tu hermano y tu madre no iban a quedarse tranquilos. ¿Sabes que también me están obligando a casar?Samantha tragó saliva, dio un paso atrás chocando con la esquina de l
La doncella quiso seguir limpiando la comisura de los labios de Samantha, pero la Reina se lo impidió, pues ella quería ser quien cuidara de su hija y la doncella no se resistió. —La subiré a la cama —dijo Marcus, pues la posición en la que se encontraban no era la más cómoda, además, la rabia seguía fluyendo por su cuerpo y sentía la necesidad de hablar con el rey y buscar a Henry, así tuviera que levantar cada piedra del Reino hasta encontrarlo. —Gracias —contestó la reina, mientras siguió de cerca los pasos del joven. Cuando el cuerpo de Samantha tocó la cama, sus manos se aferraron con más fuerza al cuello de Marcus, como si temiera quedar desprotegida lejos de sus brazos. —Su Alteza, todo está bien —dijo Marcus con tono suave y con la mano libre soltó las manos de Samantha de su cuello. —Marcus, ¿podemos hablar? —pidió Frederick y el joven asintió —. Madre, Selene, por favor quédense con Samantha, que nosotros tenemos cosas por hacer —dijo con seriedad y las dos mujeres asin