Valoro mucho sus opiniones.
Cabalgaría durante la noche. A su equipo de seguridad no le gustaría, pero a Issam le importaba poco eso. ……………………………………………………….. Zaria sonreía mientras observaba a los niños, su frivolidad y su risa transcendían la geografía y la cultura. Estos niños, jugando en el patio de su escuela, le recordaban completamente a ella y a su hermana cuando eran niñas. Corrieron de un lado a otro del espacio, sacudiendo el agua de la fuente y riéndose cuando las gotas caían sobre sus uniformes. Era un día de un calor abrasador, bastante insoportable. Deseo por un momento, poder olvidar el hecho de que estaba en una visita oficial, para lanzar el nuevo laboratorio de tecnología de esta escuela administrada por el gobierno, olvidar el hecho de que había fotógrafos alineados de periódicos internacionales, listos para capturar cada uno de sus momentos. Deseaba poder olvidarse de que era la jequesa Zaria y unirse a la guerra de agua, zambullirse y refrescarse. Sin embargo, a pesar del calor del día,
Su mano se curvo alrededor de su cabeza mojada, sus dedos se extendieron por su cuero cabelludo, tirando un poco hacia atrás, inclinándola para permitir el máximo acceso a su boca. Ella gimió, un sonido que se curvo a través de su garganta. Llevaba demasiada ropa. Sus manos encontraron su camisa y tiraron de ella, pero el negó con la cabeza, sus ojos tenían una advertencia. ―Debo ducharme ―había renuencia en las palabras. Renuencia y frustración. Sintió la prueba de su deseo, duro contra su vientre. ― ¿Ducharte? ―la insinuación de un retraso no fue bien recibida. Ella lo refuto al instante. ―Dúchate más tarde. El gimió y ella sintió su desesperación y si, miedo, porque él también estaba tan impulsado por este deseo como ella, tan prisionero del cómo lo había estado cualquier cosa en la vida. ―He estado cabalgando durante casi veinte horas ―dijo, sacudiendo la cabeza ―Necesito ducharme y dormir… ―Pero viniste a verme ― dijo deliberadamente, sus manos metiéndose dentro de su camis
―Si ― se mordió el labio ―No se porque fue tan amable conmigo.― ¿No es así? ―la pregunta se superpuso con respuestas tacitas.Ella frunció el ceño ―Parecía que nos habíamos conocido antes.Un musculo se sacudió en la mandíbula de Issam. Llego detrás de Zaria, cerrando el agua. ―Suficiente.Ella parpadeo ― ¿Suficiente?―No deseo hablar de Samir contigo, Zaria.El corazón de Zaria dio un vuelco y el arrepentimiento la lleno. Por supuesto que no lo quería. Issam había perdido a su madre, a su padre y ahora a su hermano; sabia mucho sobre la perdida. ¿Por qué querría hablar de eso, y en ese momento?―Yo…Antes de que pudiera terminar la oración, el, la saco de la ducha y la cargo sobre su hombro, llevándola a través del baño. Agarro una toalla cuando pasaron, la envolvió sobre su espalda desnuda y luego coloco sus pies en el suelo. Miro a su alrededor.Su dormitorio.― ¿No has estado durmiendo aquí?Ella sacudió la cabeza lentamente ―No se sentía bien.― ¿Por qué no? Tu eres mi esposa. ¿
Issam, se separó de Zaria. Sus ojos eran una clara expresión de que no le gustaron las palabras que ella había dicho. Haciéndose a un lado tomo la toalla y se cubrió con ella. —Lo mejor es que cambiemos de tema. ¿Que tal tus asuntos oficiales? — preguntó mientras se sentaba en la otomana.—¿Es enserio? ¿No tomarás en cuenta mis opiniones? ¿Soy una esposa, trofeo? Samir...—¡No quiero hablar de Samir! No quiero que nos compares, no quiero que sigas pensando que debería ser como mi hermano. No soy el. Te casaste conmigo, para tu desgracia.—No estoy comparando, es solo que ... En este tipo de situaciones el apreciaría una idea diferente, se supone que somos un matrimonio Issam, y los matrimonios están para apoyarse.—No. Te equivocas, nosotros no somos un matrimonio común, tu mejor que nadie conoces las razones de esta unión. No es necesario que te las recuerde. No será más que sexo. No pretendas que sea tu amigo, o tu confidente.Zaria sintió que si estómago se contraía, todas las emoc
―Bahar, esta es mi esposa Zaria ― La chica miro a Issam y forzó una sonrisa en su rostro. ―Un placer ― ella dijo sonando tan noble. ―Por cierto… ― respondió Zaria. Miro a su marido, que la observaba con curiosidad. ― ¿Cómo es que vuelvo y los encuentro a ti y a la señorita aquí compartiendo un picnic tan intimo? ―Solo estamos sentados a la vista de todos. ―Ya veo, ¿y eso lo hace bien? ― ¿Cuestionas la integridad de tu esposo? ― Bahar le pregunto como si estuviera totalmente sorprendida. ―Estoy hablando con mi esposo, le pido muy amablemente que se mantenga al margen. ―Zaria ―Issam uso ese tono en el que le advertía que controlara su temperamento. ―Si, Issam, simplemente te estoy preguntando por que, parecer necesitar estar cerca de ella. Quiero decir, si querías casarte con ella, ¿Por qué te casaste conmigo? ―Zaria se levanto frustrada. Estaba celosa y molesta. ―Suficiente Zaria, recuerda tu posición. Lo discutiremos mas tarde. ―el también se puso de pie. Ella le dio una sonr
A la hora de la cena, Zaria se sentó allí tan rígidamente. Ella no le dijo una palabra. Issam se reclino en su asiento y paso su brazo alrededor de su silla. ―Tal vez puedas al menos sonreír ― le susurro en su oído. Ella se giró y le sonrió. Podía ver que su sonrisa era fingida y tal vez hasta sarcástica. En todo caso todo lo que vio fue fuego en sus misteriosos ojos azules. ― ¿Crees que es adecuado sentarte allí y que todos seas testigos de tu enfado? Me parece mal. ―Bueno, tal vez tu segunda esposa haga un mejor trabajo ― dijo girándose a su posición inicial ― A Issam no le gustaba a donde iba esto. ―Tu, eres mi única esposa hasta el momento ― dijo odiando la situación. ―Entonces como tu hasta ahora única esposa. Tengo el derecho a mantener la cara que me de la gana. Soy la jequesa de este país, y también soy humana. ¿Cuál es el problema? ¿Qué, pretendes que te sonría a cada rato? Lo siento Issam, pero no eres digno de ellas. ―Es suficiente, Zaria ― El, le advirtió. ― ¿Qué?
Zaria había estado en numerosos eventos antes. Samir, solía llevarla con ella. Pero nunca había entrado al parlamento. Esta seria la primera noche que lo haría como jequesa y esposa de Issam.«¡Que diferente hubiera sido con Samir!»Estaría emocionada y llena de alegría, a punto de dar el paso a su nueva vida, no sentiría miedo o angustia. Por qué Samir tomaría su mano y la llenaría de tranquilidad. Lo extrañaba. ¡Santo Dios, cuanto lo extrañaba!En ese momento todo había parecido tan simple, su propósito tan claro. ¿Y ahora?Se sentía a la deriva como un barco perdido en altamar.―Es solo una cena ―las palabras profundas y su voz enigmática la sacaron de sus pensamientos, mientras el auto salía del palacio.Zaria volvió sus ojos hacia él, sus ojos azules mirando, detallando sus duras facciones. ―Pensé, que solo era un coctel.―Lo es ― Issam frunció el ceño, su mirada escaneaba sus rasgos, detallándola con la misma intensidad que lo hacia ella, deseando poder descifrar sus pensamient
―Se lo que eras para Samir y cuánto te adoraba. ¿Crees que pasa un minuto de este maldito matrimonio sin que yo recuerde cuanto te amaba?La ventana detrás de Issam se oscureció, lo que significa que pronto estaría un guardia del otro lado, listo para abrir la puerta, pero el jeque rápidamente alcanzo la manija y bloqueo la puerta.Lo hizo hábilmente, porque estaban en privado, con las ventanas protegidas de la multitud. Cuando se giró hacia Zaria, había tensión en sus rasgos, una mirada de absoluta determinación.― ¿Crees que olvido que eras su prometida? ― las palabras salieron torturadas, pero su mirada se fijaba en la de ella sin dudar.Se inclino hacia adelante y encontró el dobladillo de su vestido, levantándola, llevándola más arriba de sus piernas, sus manos deslizándose sobre sus pantorrillas subiendo hacia sus muslos, sus manos siguieron el contorno de su ropa interior de seda.Ella jadeo y reprimió un gemido ante su toque, su cuerpo traidor estallo de necesidad.―Pero no ol