A la hora de la cena, Zaria se sentó allí tan rígidamente. Ella no le dijo una palabra. Issam se reclino en su asiento y paso su brazo alrededor de su silla. ―Tal vez puedas al menos sonreír ― le susurro en su oído. Ella se giró y le sonrió. Podía ver que su sonrisa era fingida y tal vez hasta sarcástica. En todo caso todo lo que vio fue fuego en sus misteriosos ojos azules. ― ¿Crees que es adecuado sentarte allí y que todos seas testigos de tu enfado? Me parece mal. ―Bueno, tal vez tu segunda esposa haga un mejor trabajo ― dijo girándose a su posición inicial ― A Issam no le gustaba a donde iba esto. ―Tu, eres mi única esposa hasta el momento ― dijo odiando la situación. ―Entonces como tu hasta ahora única esposa. Tengo el derecho a mantener la cara que me de la gana. Soy la jequesa de este país, y también soy humana. ¿Cuál es el problema? ¿Qué, pretendes que te sonría a cada rato? Lo siento Issam, pero no eres digno de ellas. ―Es suficiente, Zaria ― El, le advirtió. ― ¿Qué?
Zaria había estado en numerosos eventos antes. Samir, solía llevarla con ella. Pero nunca había entrado al parlamento. Esta seria la primera noche que lo haría como jequesa y esposa de Issam.«¡Que diferente hubiera sido con Samir!»Estaría emocionada y llena de alegría, a punto de dar el paso a su nueva vida, no sentiría miedo o angustia. Por qué Samir tomaría su mano y la llenaría de tranquilidad. Lo extrañaba. ¡Santo Dios, cuanto lo extrañaba!En ese momento todo había parecido tan simple, su propósito tan claro. ¿Y ahora?Se sentía a la deriva como un barco perdido en altamar.―Es solo una cena ―las palabras profundas y su voz enigmática la sacaron de sus pensamientos, mientras el auto salía del palacio.Zaria volvió sus ojos hacia él, sus ojos azules mirando, detallando sus duras facciones. ―Pensé, que solo era un coctel.―Lo es ― Issam frunció el ceño, su mirada escaneaba sus rasgos, detallándola con la misma intensidad que lo hacia ella, deseando poder descifrar sus pensamient
―Se lo que eras para Samir y cuánto te adoraba. ¿Crees que pasa un minuto de este maldito matrimonio sin que yo recuerde cuanto te amaba?La ventana detrás de Issam se oscureció, lo que significa que pronto estaría un guardia del otro lado, listo para abrir la puerta, pero el jeque rápidamente alcanzo la manija y bloqueo la puerta.Lo hizo hábilmente, porque estaban en privado, con las ventanas protegidas de la multitud. Cuando se giró hacia Zaria, había tensión en sus rasgos, una mirada de absoluta determinación.― ¿Crees que olvido que eras su prometida? ― las palabras salieron torturadas, pero su mirada se fijaba en la de ella sin dudar.Se inclino hacia adelante y encontró el dobladillo de su vestido, levantándola, llevándola más arriba de sus piernas, sus manos deslizándose sobre sus pantorrillas subiendo hacia sus muslos, sus manos siguieron el contorno de su ropa interior de seda.Ella jadeo y reprimió un gemido ante su toque, su cuerpo traidor estallo de necesidad.―Pero no ol
― ¿Cómo conoces a Salim? Habían salido del evento al menos diez minutos y después de que subieron al auto ninguno había hablado. El corazón de Zaria estaba en su garganta, el deseo caliente y desesperado entre sus piernas. Parpadeo hacia su marido, ante su pregunta inesperada. Todo lo que pudo hacer fue contener la respiración y esperar, esperar a estar de vuelta en la privacidad de su habitación. ―Por Samir ― dijo simplemente. Pero no fue sencillo. Al menos no para Issam ― Escuche que mencionaste el verano pasado. ―Pasamos una semana en su yate y también otros amigos ― dijo, sacudiendo la cabeza. ― Fue solo unos meses antes de… Sus ojos recorrieron su rostro pensativamente ― ¿Tu y Samir viajaron juntos… y aun así nunca tuvieron sexo? El rubor coloreo sus mejillas ― No. ― ¿Cómo le explicas? ¿Tenían habitaciones separadas en el yate? ―Samir no tenia que explicar nada ― dijo rígidamente, a la defensiva, cuando sabia que no necesitaba defender a Samir ante su propio hermano. Ella
Issam se movió y se sentó a su lado. Levanto su barbilla para mirar directamente sus ojos azul cristalino ― Soy el hombre más feliz del mundo.Beso sus labios rosados. Odiaba verla molesta.Zaria derramo una lagrima, él se la seco y la beso de nuevo.―Amo a nuestro hijo… y estoy feliz que este creciendo dentro de ti.El beso de nuevo, esta vez usando su lengua. Quería abrazarla para siempre y nunca dejarla a ir. Pero por el bien del niño él debía solucionar este enredo que había creado el mismo. Además, no podía esconderlo durante mucho tiempo Zaria necesitaría cuidados y médicos a su disposición para cualquier eventualidad.―No llores.Ella se secó las lágrimas con el dorso de la mano y fingió estar tranquila.―Deben ser las hormonas, ya saben lo que dicen. Tu cuerpo se vuelve un caos. Pero, no sé qué hacer Issam. Esto es… nuevo para mi…―No temas, yo estaré aquí contigo. Siempre.― ¿Siempre? ¿Y qué pasa con Bahar? Te casaras con ella, ¿Cuándo?Issam giro su rostro evadiendo su pregu
Zaria estaba feliz. Estaba embarazada, hizo su trabajo, sintió que había logrado una gran hazaña. Aunque estaba enamorada de su esposo, ahora entregaría todo ese amor a la pequeña personita que crecía dentro de ella. Era un milagro. El milagro de la vida.Issam volvió antes de que se pusiera el sol. La agarro por la cintura levantándola y besándola. Se sintió un poco avergonzada, él nunca le había demostrado tanto afecto delante de sus hombres.― ¿Cómo te sientes? ― pregunto colocándola en el suelo. Ella sonrió.―Como si hubiera ganado un millón de dólares ― dijo amando la forma en que sus ojos oscuros brillaban. Parecía un dios, tan perfecto a sus ojos. Su duro rostro la miro con tanto cariño.Estaba enamorada y este amor iba a derribarla.La cena era una celebración de todas las celebraciones, era para informar a su pueblo que ella llevaba a su hijo. El futuro heredero de Abu Dhabi. Zaria estaba feliz, su gente, esos que la consideraban parte de ellos también estaban felices. Pero,
Su embarazo estaba confirmado por un análisis de sangre. Los resultados habían sido expeditos y la doctora sorprendida por el aumento del nivel en sus hormonas, daba la precocidad de la gestación del bebe.― ¡Un embarazo estable! ― el médico especialista había concluido y Issam le dio gracias a Ala. Tendría un hijo. Un hijo de él y Zaria.Y, sin embargo, también sabía que significaba un final para ellos. Aunque se deshizo su compromiso abrupto con Bahar. No podía seguir teniendo sexo con la mujer que su hermano amaba, no cuando el único propósito de este matrimonio era la procreación.Había hecho lo que se propusieron lograr.Se termino.A pesar de lo que ella podría haber dicho que quería, él sabía que Samir había sido el hombre que amaba, el hombre que ella había elegido. Issam estaba atormentado por imaginar cómo debería haber sido la vida de Zaria, casada con Samir, feliz, riendo, en su cama. Su estómago se apretaba cada vez que imaginaba eso, imaginaba verla como su cuñada… tan h
― Porque estas peleando conmigo todo el tiempo ― estampo su pie en el suelo de mármol. ― Tú y yo podríamos estar bien, pero cada vez que nos acercamos, me excluyes sin razón. Te niegas a dejarme entrar. ¿De que tienes tanto miedo? ¿No crees que mereces ser feliz?Maldijo por lo bajo y la atrajo a sus brazos, llevándola contra su cuerpo.―No puedo ser feliz contigo, Zaria. Las circunstancias lo hacen imposible. Cuanto más te deseo, más culpa siento. Estas en mi sangre y en mi mente y, sin embargo, no puedo verte sin verte con él, sin verlos a los dos. Él era mi propio hermano, y sé que, si estuviera aquí, lo habrías elegido. Tú lo elegiste.―Él fue elegido para mi ― dijo en voz baja, sus palabras hicieron que su corazón tropezara un poco.―Eso es irrelevante. Dada la elección entre él y yo, siempre lo habrías elegido, ¿No es así?Estaba tan callada, tan quieta, como congelada en el tiempo, dividida entre el amor, la lealtad y esta vida en la que se encontraba.―No respondas ― gruño, dá