Maximilien se acostó del lado de su cama, dándole la espalda a Selene. —¿Maxi, amor? ¿Estás dormido? —Selene comenzó a acariciar la espalda de su esposo con la intención de seducirlo. Y aunque él estaba despierto, no tenía ni la más mínima intención de responder a sus insinuaciones, conocía a la perfección el juego de Selene. —Quiero estar contigo Maximilien, ¡Despierta! Solamente te espere para que me hicieras tu mujer —Selene repetía insistente Maximilien apretó sus ojos, y respiro fuerte simulando que estaba dormido profundamente, Selene refunfuño en voz alta, maldiciendo la situación, se envolvió en su sabana y se giró de espaldas a Maximilien, mientras que él suspiró sintiéndose mal. Sin embargo, él no se dejó invadir por el mal sentimiento del remordimiento, pues en su ser habitaba una extraña felicidad, una que superaba cualquier cargo de conciencia que tuviese con su mujer. Al día siguiente se levantó mucho más temprano que Selene, se arregló sigilosamente para evadir su
Con una sonrisa de oreja a oreja, Maximilien se fue hacia su oficina, aunque le parecía increíble las palabras de Amelia, estaba dispuesto al nuevo comienzo, no se daría el lujo de perderla otra vez.Al abrir la puerta, su madre lo estaba esperando sentada en la silla principal, su mirada estaba carente de expresión alguna, su mano movía un lapicero con ansiedad.—Hasta que por fin te dignaste a salir de la oficina de esa mujer —Mary espetó enojada, Maximilien la miró confundido ¿Cómo sabía su madre que estaba en su oficina?—Mamá, ¿Qué te trae por aquí? —Maximilien evadió el temaLa mujer se levantó de la silla, ahora su mirada era imponente, sus pasos firmes y su actitud retadora, empezó a andar por toda la oficina de Maximilien, tocando cada uno de los objetos que él tenia , causándole algo de nerviosismo. Maximilien carraspeó su garganta , recordando que esperaba respuesta.—Si te soy sincera, no venía a tu oficina, venía para la oficina de Amelia—Mary se giró hacia él y le fijo
Maximilien se sentó en su escritorio, sirvió una copa grande de alcohol y se la bebió de un solo sorbo, debía opacar ese sabor amargo de la conversación con su madre; estaba incrédulo de que Amelia estuviera llevando a Archer a la quiebra, pero en el fondo sabía que no lo estaba haciendo de una forma ilegal, la mala gestión de su compañía y falta de responsabilidad, llevaron a que los acreedores sin pensarlos dos veces se fueran con ella.Pero eso no cambió el hecho de que tuviera que separarse de ella para poder protegerla de su madre, Mary era una mujer muy ruin y era capaz de llevar a Amelia a la cárcel de ser necesario para separarla de él, e incluso, quedarse con la herencia del abuelo.Sin embargo, como si fuera una costumbre en su vida, no tomó la mejor decisión, tomó su teléfono y tecleó el número de Amelia.>Se sirvió otra copa mientras esperaba el tiempo de respuesta de Amelia, pero ella solo se hizo esperar un minuto.
Al caer la tarde, Amelia se fue más temprano para su casa, además de querer ver a sus gemelos, debía hablar con Olivia, contarle su situación y decirle la verdad de lo que estaba pasando, no podría mentirle, pues sentía que a ella le debía demasiado.Por su parte, Maximilien también regresó a enfrentar su realidad, antes de abrir la puerta de su mansión, cerró los ojos y suspiró, a pesar de las advertencias de su madre, se arriesgaría al todo con Amelia.Selene estaba sentada en su silla en la sala de estar, su rostro estaba gélido, apenas Maximilien entró, ella fijo su mirada en él, sin mediar palabra se levantó, a su lado tenía lista un par de maletas. Las tomó dispuesta a irse.—Hola Selene—Maximilien se acercó , tratando de romper el hielo—¿Hola? —Respondió Selene, instantáneamente una lagrima rodó por su mejilla —Llegas como si nada hubiera pasado ¿Verdad? ¿En donde estuviste anoche Maximilien?—Selene, tenemos que hablar, yo sé que te debes estar preguntando por todo lo que es
Después de lo sucedido con Jean, de nuevo Amelia se entregó al trabajo, Maximilien le había escrito un par de mensajes, de que ese día no se presentaría a la oficina, y aunque ella no le prestó mucha atención ya que estaba demasiado ocupada, sabía que las cosas con él estaban marchando por buen camino, solo era cuestión de tiempo para poner todo en su lugar.Y eso la hacía realmente sonreír, ya el resto de lo que tuvieran que enfrentar, sería por añadidura.Mientras que él, no la tenía para nada fácil, estaba tratando de solucionar las cosas con Selene, antes de que ella decidiera regresar a su país y no volver jamás, quitándole la posibilidad de conocer a su hijo.Selene, a modo de manipulación la noche anterior se quedó en donde su suegra, haciendo que ella llamara a Maximilien para reclamarle por lo sucedido. Los tres estaban reunidos en casa de Mary, todo era silencio y zozobra.—Maximilien, hijo, ¿Por qué eres así? ¡Mira! ¡Mira! a tu pobre esposa como está, destrozada y llena de
Amelia apresuro la reunión que tenía en ese momento en su despacho, estaba desesperada por saber que le pasó a Maximilien, y el porqué de su actitud. —Gracias señor Maxwell, me estaré comunicando con usted próximamente —Amelia despidió al empresario —Pero señora Hastings, siento que nos quedaron algunos detalles pendientes —Le reprochó el hombre, pero Amelia solamente quería quedar libre para buscar a Maximilien. —Lo sé, iré hasta su oficina despues de la junta directiva para ultimar los detalles. Ser lo prometo —El hombre negó con la cabeza y salió de la oficina de Amelia, mientras que ella sacó su telefono, marcó impaciente el numero de Maximilien, sus manos le temblaban a medida que escuchaba el timbre, pero él no le contestaba. > Amelia insistió varias veces, pero él rechazó su llamada, hasta que finalmente apagó su telefono. Ella estrelló el suyo contra su escritorio, frustrada por la impotencia de no poder comunicarse con él
Amelia ni siquiera pudo conciliar el sueño y se levantó con una fuerte resaca producto del trasnocho, sin embargo, se arregló lo mejor que pudo y se fue dispuesta a enfrentar su destino, a pesar de que la mitad de su concentración estaba dispuesta en su mansión, Lucían ya estaba un poco mejor, y Olivia seguía en el hospital.—Antonia buenos días —Amelia se giró para saludar a su secretaria, pero trastabillo al darse cuenta de que en su puesto estaba otra mujer. —¿Disculpa? Este es el puesto de mi secretaria, ¿En donde esta ella?—Señora buenos días, yo soy la secretaria de gerencia administrativa, ayer en la tarde me dijeron que ocupara este puesto de forma temporal, no estoy segura, pero creo que Antonia ya no trabaja aquí.Amelia sintió como un escalofrió recorrió su cuerpo, no solamente por el despido repentino que ella no había autorizado, sino por las ordenes que le pidió a Antonia el día anterior, rápidamente se fue a su despacho y sobre su escritorio afortunadamente estaban li
Maximilien estaba consumido por el despecho, saber que Amelia no era la mujer adorada e inocente que él conoció, estaba destrozando su corazón, a pesar de que había logrado ocupar un puesto importante en la compañía, el que siempre anhelo, su felicidad no era completa, ahora su única motivación era el hijo que estaba esperando con Selene.Los días siguientes pasaron en calma, él no supo nada de Amelia, pero su humor estaba pésimo, no le daban ánimos de llegar a su casa, y ocupaba la mayor parte de su tiempo en la compañía.Sin embargo, una noche llegó sin avisar, ya no quería rendirle cuentas a Selene, cuando abrió la puerta, lo primero que hizo fue ir a la sala de estar a buscarla, pero ella no estaba, la busco por todos lados, y no había rastro alguno de ella, al sacar su telefono le marcó y su esposa no le contestó, se supone que estaba embarazada ¿A dónde iría en ese estado?Las horas fueron pasando, y no hubo ningún rastro de Selene, Maximilien comenzó a preocuparse pensando que