Capítulo 31

Amaya

No podía creer que mi padre me hubiese tratado como a una niña y mucho menos de que caí en las garras de Ima, lo que me llevó a una mala situación. Honestamente, ver como mi hermano y las chicas del servicio sacaran mis libros para que no accediera a ellos fue una especie de nivel del infierno de Dante que no se narra, no obstante, supe que jamás me dejaría vencer por nadie.

Desde el día de hoy dormiría con un ojo abierto y sería mucho más perspicaz que nadie, me lo prometí y lo llevaría hasta el final, tenía que hacerlo a como diese lugar, necesitaba hacer algo más que lamentarme. Me estaban obligando a ser proactiva con todo, a ser más cuidadosa por lo que respiré hondo y me centré en mis planes para los próximos días.

Jamás imaginé que podía haber alguien peor que Ima: su madre.

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