Capítulo 36

Amaya

Dos días después estaba en la misma habitación que había visitado cuando llegué por primera vez a Los Ángeles, ahí mi madre me atendió, mimó y cuidó hasta que me pude levantar para caminar sin problemas, lo que me costó un mundo, pero las vendas compresivas ayudaron a favorecer todo.

—¿Te llamó Alessio? —preguntó mi madre mientras me ayudaba a bañarme en la magnífica bañera.

—No, dice que lo mejor es que descanse mucho, por eso decidió escribirme mejor.

Y sí que lo hizo…

Alessio: Me leí un libro de demonios que tienes en tu lista de deseos, más que todo por la curiosidad de entender qué era lo que tanto te llamaba la atención y debo decir que el toque paranormal, así como la mitología y fantasía de todo es

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