Amaya—A pesar de que aún no están casados formalmente, quiero darte una cálida y sincera bienvenida a la familia —dijo Gemma con honestidad y me sonrió—. Espero que seamos grandes amigas, las mejores cuñadas, y así nos podamos aliar para hacer la vida de mi hermano divertida.Eso causó muchas risas.—Este gesto es increíble —dijo mi madre—. Es hermoso, Alessio.—Toda la mujer que porta este collar tiene poder sobre la camorra —explicó y sentí que estaba sucediendo algo trascendental—. Desde hoy, todos los hombres cumplen sus órdenes.—Eso es…Si mi madre no sabía qué decir, yo tampoco. Hiro mantuvo silencio, pero con la guardia alta, en cambio mi padre se veía por completo feliz, como si hubiese esperado esto durante toda la vida, como si hubiese sido su plan desde el principio. Lo miré con los ojos entrecerrados, a lo que moderó todo, no obstante, seguimos celebrando.Era un motivo grande para hacerlo, pero a pesar de todo lo que se había prometido esa noche, sentía una desazón trem
Alessio—Bien, leamos los acuerdos prenupciales —le dije a Amaya, Hiro y Hiroshi, quienes estaban con dos abogados—. En el mío se explica que, en caso de separación, ella recibiría una pensión de un millón de dólares por año, en caso de mi muerte, tendrá exactamente la misma cantidad y en caso de tener hijos, estos recibirán una cuota alta y serán los herederos de la fortuna Milano, del resto, ella no puede hacer reclamo de nada de mis propiedades, exceptos las estipuladas en el documento, unas que serán un regalo para ella.—¿Por qué hay un acuerdo de separación? —preguntó Hiroshi con el ceño fruncido.—Porque en eso se basan los acuerdos prenupciales, ¿no? —respondí a modo de broma.—Sí, pero es algo supeditado…—Pero es algo real que hasta tú mismo mandaste a redactar —acusé.—Bien, en el que se redactó, en caso de separación, se te dará unos de los almacenes que está a nombre de Amaya, así como uno
AlessioNo era la reacción que esperaba, mucho menos cuando lloró más duro, con un llanto desconsolado que hizo que Gemma apareciera con Pamela, quienes fueron seguidas por Hiro y Hiroshi, quienes al ver el recinto se quedaron sorprendidos para verme con algo parecido al respecto.—¿Qué sucede mi amor? —preguntó Pamela que no fue consciente de nada hasta que vio la sala—. Dios mío… ¡esto es increíble y muy hermoso! Mira Suki, un sitio como el que siempre me hablabas…Amaya asintió y luego, de la nada, de la forma más espontánea, corrió y me abrazó con fuerza, lo que hizo que mi hermana me diese unos dedos arriba, Pamela sonriera platónica y los hombres me vieran con algo en mente, algo que no lograba descifrar.—Esto es un gesto tan hermoso Alessio —dijo Pamela viendo cómo Amaya no
AmayaNunca te preparan para el día de tu boda.Y no, no me refiero a los nervios, al maquillaje, al vestido perfecto o a todo el contexto completo al respecto, me refería era al hecho de que nadie te dice cómo es el momento en el que tu vida cambia por completo, en la que ya no eres tú solo para hacer una sociedad con alguien más, para compartir con alguien más, para vivir con un desconocido.Me había arreglado, maquillado y era la típica novia radiante que se veía fabulosa en su vestido de novia, que estaba increíble en un diseño que amaba porque se asemejaba a algo que siempre había deseado. Todo era perfecto…Menos mis ganas de seguir con una completa farsa.Menos mis ganas de caminar por el altar hacia un futuro incierto.Menos mis ganas de casarme con un desconocido.No era un farol, ni nada por el estilo,
AmayaMiré a Hiro y negó, respondiendo la pregunta muda y clara sobre lo que le pasaba al hombre, entonces solo tuve que esperar hasta que llegamos a la capilla. Ahí, con una calma infinita, me bajé para esperar. Mi madre me sostuvo antes de caminar con mi hermano, y me padre me tendió el brazo, no sin antes sacar su teléfono y enviar un mensaje.No sabía lo que eso significaría, no sabía lo que eso desataría, no sabía lo que eso implicaría.Cinco minutos después, caminé bajo la marcha nupcial. En el lado del novio están personas que seguramente eran los rostros de las familias más representativas, de las leales y amigas, y en el caso de mi lado, estaba en consejo de la Yakuza, uno que se había quedado en un hotel controlado y supervisado por ellos.Había confianza para negociar, para venderse armas y hasta int
AlessioNunca pensé que alguien pudiese ganarme en mi propio juego, pero Hiroshi Yagami lo había hecho con honores. Me vio con una sonrisa astuta, luego se levantó para saludar a los hombres y Amaya tenía una cara de horror. Era como si no se hubiese esperado ello, lo que me decía que tenía que parar con las decisiones que tomaban por ello, pero no sería yo quien se lo dijese, tenía que reaccionar ella misma porque hasta yo acabaría decidiendo por ella a mi maldita conveniencia.—Bienvenidos, sean, esta unión se ha llevado a cabo bajo las leyes de los hombres, pero con un gesto para respetar nuestras costumbres y religiones, queremos llevar a cabo una unión que vaya más allá, que rompa los esquemas de todo y que cuente con las respectivas bendiciones de nuestras creencias —pidió Hiroshi—. Vamos a consagrar y enaltecer esta unión tan importante para nuestras familias, una unión que cambiará todo.El maldito tenía razón y había dado muchos más pasos de los que podía admitir, había estud
Alessio Llegada la noche, los camorristas comenzaron a gritar frases típicas de: ¡a la cama! Unas que, para mi completa sorpresa, los Yakuza comenzaron a corear en conjunto y para que las cosas terminasen peor, Amaya entró en pánico, por eso la levanté y la llevé a la suite presidencial, ahí la vi ponerse blanca como un papel. —¿Por qué estás asustada? —le pregunté preocupado. —Yo… leí algo de una tradición que tienen las mafias italianas —mencionó—. Una que no me gusta nada porque… Porque… Un destello vino a mí con muchísima rapidez. —¿Qué fue lo que te llevó a descubrir la tradición de las sábanas sangrientas? —pregunté de forma directa. —La curiosidad… Pero… —Esa es una tradición bárbara que solo practica la Cosa Nostra y está prohibido en la camorra por respecto a la dignidad, así como a la intimidad de las mujeres —le expliqué y vi el alivio inmediato cruzar por su cara—. La única tradición que se mantuvo era el ir a la cama, para que los novios fueran a disfrutar, pero com
AmayaSeamos realistas: no hay que ceñirse a las expectativas. Esa frase se me quedó grabada en el cerebro, a fuego vivo como algo importante, así que terminamos de ver las películas, sin hablar más del tema, al punto en el que me quedé dormida y cuando desperté, me encontré con Alessio vistiéndose cuidadosamente. Y con un disimulo más que evidente, lo chequeé bien, estaba sin la máscara y las cicatrices se veían mucho más claras que la noche en la que lo vi colocándose la crema.Era un hombre guapo a pesar de las cicatrices, no eran ni grotescas, ni muy llamativas, sí eran rojizas, por lo que destacaban en su piel ligeramente broceada. No eran tan grandes ni extensas, pero sí recubrían desde su cara hasta más de la mitad de su brazo y costado. Más allá de eso, era un hombre de buen ver, era alto, atlético y tenía un trasero que se notaba proporcionado.Cuando se puso el pantalón y la camisa, casi suspiré por no poder seguir viendo. Era la primera vez que veía a un hombre desnudo así