Miré a Hiro y negó, respondiendo la pregunta muda y clara sobre lo que le pasaba al hombre, entonces solo tuve que esperar hasta que llegamos a la capilla. Ahí, con una calma infinita, me bajé para esperar. Mi madre me sostuvo antes de caminar con mi hermano, y me padre me tendió el brazo, no sin antes sacar su teléfono y enviar un mensaje.
No sabía lo que eso significaría, no sabía lo que eso desataría, no sabía lo que eso implicaría.
Cinco minutos después, caminé bajo la marcha nupcial. En el lado del novio están personas que seguramente eran los rostros de las familias más representativas, de las leales y amigas, y en el caso de mi lado, estaba en consejo de la Yakuza, uno que se había quedado en un hotel controlado y supervisado por ellos.
Había confianza para negociar, para venderse armas y hasta int
AlessioNunca pensé que alguien pudiese ganarme en mi propio juego, pero Hiroshi Yagami lo había hecho con honores. Me vio con una sonrisa astuta, luego se levantó para saludar a los hombres y Amaya tenía una cara de horror. Era como si no se hubiese esperado ello, lo que me decía que tenía que parar con las decisiones que tomaban por ello, pero no sería yo quien se lo dijese, tenía que reaccionar ella misma porque hasta yo acabaría decidiendo por ella a mi maldita conveniencia.—Bienvenidos, sean, esta unión se ha llevado a cabo bajo las leyes de los hombres, pero con un gesto para respetar nuestras costumbres y religiones, queremos llevar a cabo una unión que vaya más allá, que rompa los esquemas de todo y que cuente con las respectivas bendiciones de nuestras creencias —pidió Hiroshi—. Vamos a consagrar y enaltecer esta unión tan importante para nuestras familias, una unión que cambiará todo.El maldito tenía razón y había dado muchos más pasos de los que podía admitir, había estud
Alessio Llegada la noche, los camorristas comenzaron a gritar frases típicas de: ¡a la cama! Unas que, para mi completa sorpresa, los Yakuza comenzaron a corear en conjunto y para que las cosas terminasen peor, Amaya entró en pánico, por eso la levanté y la llevé a la suite presidencial, ahí la vi ponerse blanca como un papel. —¿Por qué estás asustada? —le pregunté preocupado. —Yo… leí algo de una tradición que tienen las mafias italianas —mencionó—. Una que no me gusta nada porque… Porque… Un destello vino a mí con muchísima rapidez. —¿Qué fue lo que te llevó a descubrir la tradición de las sábanas sangrientas? —pregunté de forma directa. —La curiosidad… Pero… —Esa es una tradición bárbara que solo practica la Cosa Nostra y está prohibido en la camorra por respecto a la dignidad, así como a la intimidad de las mujeres —le expliqué y vi el alivio inmediato cruzar por su cara—. La única tradición que se mantuvo era el ir a la cama, para que los novios fueran a disfrutar, pero com
AmayaSeamos realistas: no hay que ceñirse a las expectativas. Esa frase se me quedó grabada en el cerebro, a fuego vivo como algo importante, así que terminamos de ver las películas, sin hablar más del tema, al punto en el que me quedé dormida y cuando desperté, me encontré con Alessio vistiéndose cuidadosamente. Y con un disimulo más que evidente, lo chequeé bien, estaba sin la máscara y las cicatrices se veían mucho más claras que la noche en la que lo vi colocándose la crema.Era un hombre guapo a pesar de las cicatrices, no eran ni grotescas, ni muy llamativas, sí eran rojizas, por lo que destacaban en su piel ligeramente broceada. No eran tan grandes ni extensas, pero sí recubrían desde su cara hasta más de la mitad de su brazo y costado. Más allá de eso, era un hombre de buen ver, era alto, atlético y tenía un trasero que se notaba proporcionado.Cuando se puso el pantalón y la camisa, casi suspiré por no poder seguir viendo. Era la primera vez que veía a un hombre desnudo así
Amaya—Te voy a extrañar mucho, suki —dijo mi madre entre lágrimas y sentí que mi corazón se iba a derretir por completo.—Y yo te extrañaré mucho a ti, mamá —le respondí.Nos dimos un gran abrazo, uno que me tocó el corazón, uno que me sacó las lágrimas.—No se pongan tristes o me van a hacer llorar —mencionó Gemma y nos reímos cuando la vimos con los ojos y la nariz roja.Mi hermano, por su parte, la vio con sarcasmo y le fruncí el ceño.—Siento mucho este espectáculo, pero es que… Digamos que Ahora mi hija está en otra etapa, que no la esperaré de la universidad y que formará su propia familia —mencionó ella con cariño—. No vamos a vernos con la misma frecuencia.—Todo lo contrario, Pamela —dijo Alessio, tomándome de la mano—. Ahora tendrás a disposición mi avión para cuando quieras venir, Amaya lo usará para cuando desee ir visitarte, se verán tanto como puedan.Prometió con calma y lo agradecí.Mi padre carraspeó.—Nos tenemos que ir, suki —dijo—. Cualquier cosa llama, y cuando g
AlessioMe gusta mi esposa. Esa era la verdad que me martillaba el cerebro desde que me pidió que le cortase el liguero y la pude apreciar en toda su gloria, como Dios la trajo al mundo y me sentí eufórico. De eso solo habían pasado dos días en los que la dejé dormir en la cama mientras yo me acomodaba en el sofacama que tenía a mi disposición.Lo curioso de verla dormir luego de ello, era que el viejo yo quería a salir a reclamarla, mientras que el capo solo quería llevar a cabo su plan, uno que tenía que adaptar para tener en cuenta a su mujer.Uno que no desviaría por nada del mundo.—Señor, tenemos todo listo para ir a recoger las armas y demás cosas —notificó Massimo—. Según lo señalado, las contamos, catalogamos y luego las traemos de contrabando en el avión.—Perfecto —le dije—, solo quiero que cuando estén listas y tengas el número total de socios y agregados, me notifiques para poder ir a hacer las respectivas maniobras de política con los otros clanes.—¿Le hará respectiva
AlessioLlegué a esa temprano esa noche, y para mi grata sorpresa, cuando fui al comedor encontré a mi esposa y a mi hermana riéndose a carcajadas, algo que jamás pensé ver. Era una belleza en toda la extensión de la palabra, una belleza en todo lo que significaba el mundo mismo.Fue como si me hubiesen bañado por completo de humor.—¿Puedo saber qué es lo que las tiene así? —pregunté una vez me acerqué.—¡Ay! Qué lindo verte hermano —respondió con saña Gemma—. No te había visto la cara en años, ¿va todo bien?Amaya se tapó la boca para aguantar la risa, lo que me hizo sonreír.—No seas tonta… Estuve haciendo algunas cosas importantes, pero ya las terminé —le expliqué y le di un beso en la cabeza—. ¿Qué las tiene tan animadas?—Es una tontería de una serie que nos gusta en común —explicó mi hermana—. Resulta que no soy la única crepusculera del mundo, tengo otra aquí presente y de paso, ama a Damon Salvatore como yo, cree que los originales es una obra de arte, además, opina intenta q
Amaya¿Qué me podía representar? Eso fue lo que me cuestioné a las siete de la mañana luego de que mi esposo me invitase a la primera cita que tenía en mi vida la noche anterior. Él no lo sabía, pero a diferencia de lo que pudiese pensar, yo siempre era una persona nerviosa respecto a situaciones nuevas con desconocidos. Por eso mi estrés respecto a todo, especialmente respecto a la boda, no obstante, fue más una situación de ser o no ser.Estaba asustada hasta el tuétano.Tenía expectativas basadas en mis percepciones unas, que como bien había dicho Alessio, debía evitar a toda costa porque estaban basadas en una realidad que no compaginaba del todo con la realidad misma y no le quitaba razón. Lo que consumía, lo que analizaba, lo que me decía que quería podía cumplirse, pero no siempre
AmayaEso fue lo que hicimos, me colocó los auriculares con silenciadores de ruidos, subimos y me acomodó bien el arnés, a pesar de que fue un poco incómodo porque resultaba tener un vestido. Fue un completo caballero y cuando subimos, que pude ver todo desde arriba, con la mejor perspectiva del mundo, solo me derretí.Las vistas eran impresionantes, parecían sacadas de un sueño, de un lugar lejano en el que el mundo dejaba de existir para solo centrarse en ello. Pero lo mejor de la experiencia, de la aventura en sí misma, fue el hecho de que él me habló como alguien enamorado de su lugar, enamorado de lo que Nevada podía ofrecerme.Tenía tanto respeto por la ciudad que amaba, las oportunidades que daba, por todos los cambios y las cosas buenas que surgieron, que solo me llené de eso. Era un hombre con una cultura mixta bien arraigada, podía hablarm