Hiroshi estaba a nada de tener alguna especie de apoplejía, se veía por demás de contrariado que Hiro hubiese decidido ser honesto, porque lo que se esperaba de él era que guardase silencio, así que el hecho de que fuese honesto e hiciera un análisis profundo de la situación, ponía en relevancia la situación.
—Te haré esto más fácil —le dije al padre de mi prometida—. Revisa las cámaras de seguridad, serán tu mejor estrategia de juez.
—Lo haré —dijo y vi cómo Ima se ponía inquieta—. Resolveremos este desastre cuanto antes.
—Hay que hacerlo, sin duda…
—Papá, creo que no es necesario, todo se basa en la confianza que tenemos, así como en lo referente nuestras palabras y…
Ella misma se vio contrariada y Dai la vio co
Alessio—Fuiste tú…—No sé de lo que estás hablando, solo soy un prometido preocupado por su novia, uno que quiere que su familia la trate bien, con respecto, con algo más que un eres una bastarda, en todo caso, páguenlo con su padre —les aconsejé y volví al estudio, ahí escuché cómo Hiroshi se justificaba ante su mujer.—Iba a hacer que un gran acuerdo se fuera al infierno por jugar a la hermana mala, dañina… Si eso no es algo que va en contra de los principios de la Yakuza, no sé qué lo hará —le espetó él cansado.—Si ella será castigada, entonces tú deberías pagar la deuda de serme infiel —espetó ella.—No debería serlo, cuando nuestro matrimonio es peor que una farsa…—Padres —dijo Hir
AmayaNo podía creer que mi padre me hubiese tratado como a una niña y mucho menos de que caí en las garras de Ima, lo que me llevó a una mala situación. Honestamente, ver como mi hermano y las chicas del servicio sacaran mis libros para que no accediera a ellos fue una especie de nivel del infierno de Dante que no se narra, no obstante, supe que jamás me dejaría vencer por nadie.Desde el día de hoy dormiría con un ojo abierto y sería mucho más perspicaz que nadie, me lo prometí y lo llevaría hasta el final, tenía que hacerlo a como diese lugar, necesitaba hacer algo más que lamentarme. Me estaban obligando a ser proactiva con todo, a ser más cuidadosa por lo que respiré hondo y me centré en mis planes para los próximos días.Jamás imaginé que podía haber alguien peor que Ima: su madre.
Amaya—Okiro! —gritó mi padre en la mañana siguiente.Me levanté apresurada y sin querer me enredé en las sábanas, a tal punto que caí de boca y me golpeé la frente con el piso. Escuché una risita, al voltear, Dai estaba en su salsa, feliz de ver mi tragedia volviéndose una terrible realidad.—¿Qué es lo que pasa? —pregunté con el corazón acelerado para que no vieran debajo de la almohada el Kindle.El iPad la había guardado bien, pero me quedé dormida y tenté al diablo, solo que no fue más rápida de lo que debía.—te dije que harías entrenamientos en el Dojo, así que alístate, volverás a practicar de cero para calentar tus músculos, necesitas algo de actividad muscular.No le perdía razón, as&ia
AmayaDesperté en un hospital.La paliza no fue algo simple, me dejó con una lesión fuerte en las costillas que me costó mucho dolor, así como problemas respiratorios porque uno de los golpes incidió en una hinchazón de pulmón. El mundo podía decir misa, pero yo solo sentía que no tenía cabida para nada, por lo que solo quería dormir porque hasta respirar me dolía.—Tiene que descansar, cuidar su alimentación y respiración, por lo menos una semana entera, luego deben traerla para una revisión y se colocarán esteroides supresores para regular el malestar y la hinchazón pulmonar —informó el doctor.—Muchas gracias por todo —respondió mi padre y yo solo cerré los ojos.—Tengo la sensación de que en el momento en el que Alessio se entere de esto,
Amaya—¿Cómo está Dai? Mi intención no era atacarla así, solo que…—Explotaste, reaccionaste debido al entorno, al contexto de la situación y como la viste aún en guardia, no hiciste nada malo, ella se descuidó, no te pudo leer y es algo que nunca había pasado —explicó—. Es algo que nunca pasó, por lo menos respecto a ella, es una de las personas que mejor leen a su oponente, así que el hecho de que asumiera que tú estabas lista, que te habías rendido, es un infierno por el que tendrá que pagar caro.—¿Cómo?—El Sensei es quien tomará las debidas medidas y de paso, sorprendiste al hombre e hiciste que se inclinara ante mi padre que fue tu maestro, eso tampoco había pasado antes —comentó sorprendido.—¿Por qué?
Amaya—Dios… —dije y negué—. Espero que Hiro la distraiga…—Es una chica muy tierna que entendió la situación —explicó mamá cuando cayó en cuenta de que había cometido una imprudencia—. El hecho aquí es cómo estás.Con los ojos le pedí ayuda a mi padre.—Tiene… Tiene tres costillas rotas, una de ellas fracturadas con peligro de astillas, además de contusiones en el cuerpo —le explicó y vi cómo se puso más pálida de lo que ya era—. Tiene uno de sus pulmones inflamados, por lo que necesitará esteroides, así como calmantes.—Dios, mío… Te dejaron hecha un desastre mi bebé —pronunció ella con dolor y se acercó para acariciarme la cabeza—. Para ver bien tu cara, esto… es r
AmayaDos días después estaba en la misma habitación que había visitado cuando llegué por primera vez a Los Ángeles, ahí mi madre me atendió, mimó y cuidó hasta que me pude levantar para caminar sin problemas, lo que me costó un mundo, pero las vendas compresivas ayudaron a favorecer todo.—¿Te llamó Alessio? —preguntó mi madre mientras me ayudaba a bañarme en la magnífica bañera.—No, dice que lo mejor es que descanse mucho, por eso decidió escribirme mejor.Y sí que lo hizo…Alessio: Me leí un libro de demonios que tienes en tu lista de deseos, más que todo por la curiosidad de entender qué era lo que tanto te llamaba la atención y debo decir que el toque paranormal, así como la mitología y fantasía de todo es
Alessio—Dime todo lo que pudiste evaluar, tanto en seguridad como la tensión que tiene la familia —le pedí a Gemma una vez regresó del viaje.—Por lo menos salúdame antes, ¿no? —espetó ella sin nada de humor, luego se sentó en el mueble y suspiró antes de lanzar los tacones a un lado—. La familia es un desastre. Son cuidadosos respecto a no filtrar nada, hacer creer que son buenos, así como decir misa para marear al resto de lo que les sucede, pero… El problema es que son muy obvios y que mandases a la madre de Amaya… fue la cereza del pastel.—Eso es algo que vi justamente antes de venir —acoté—. Fueron muy obvios, sobre todo frente a mí, y tomaron un caso de difamación como una burla más, pero lo dejé pasar para ver cómo actuaba realmente mi futra esposa, si el algún lugar de ella tiene una vena que pudiese causarme problemas… Pero aceptó el castigo, uno que no se merecía, y que todos sabían de ello, no obstante, lo aceptó sin dudar.—Eso fue lo que hizo que se ganara esa paliza qu