—Señorita, ¿está despierta? —preguntó Octavio mientras yo me estaba cambiando—. El señor está aquí, pidió verla y están preparando el desayuno para que puedan conversar a gusto en la terraza.
Me quedé de piedra por el dato, más que todo porque no era algo que esperaba, pero dada su aparición hacía solo dos días en Berkeley, ya no dudaba de que vendría a controlar la situación. Parecía que no había recibido el memo, así que me tendría que decantar por hacérselo entender a las malas.
Molesta salí con la decisión fija de decirle que tenía que dejar de controlarme, que ya mucho tenía con mi padre, con el resto y las exigencias, lo que le iba a dar de mí misma, como para que también pidiese más de mí.
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AlessioFuera de la creencia común de que era un controlador terrible, vine a hacerle una visita como socio a mi futuro suegro. Una visita que estuvo planeada desde antes del compromiso, pero que me fascinaba que encajó a la perfección con la llegada de mi prometida, así como con los eventos que suscitaron con ella.El hecho de que mis hombres me llamasen para contarme lo que había pasado con Amaya, la forma en la que Ima la abordó, humilló y ridiculizó, con molestia era decir mucho. Normalmente no se metían en peleas de mujeres, no después de entender que esos eran problemas que ellas mismas podían resolver.No obstante, supe que era un tema delicado cuando la hicieron llorar.—No quiero sonar como un pedante, pero la señorita Amaya solo quería algo de tranquilidad porque estaba triste, pero el hecho de que su hermana empujase tanto fue l
Alessio—A mí me aprendes a respetar —dijo furiosa, con una ira desbordante que me complació.Levanté las cejas en respuesta, y me toqueteé el lugar que seguramente me había marcado por el impacto. Sin dudar tenía mucha fuerza, una que me encantaría apreciar con gusto, con placer. —No debiste hacer eso…. —le indiqué en un tono de voz muy bajo.—Claro, pero tú si debías tocar y besar a mí hermana…—Ima es una mujer hermosa que sabe usar sus atributos para lograr sus objetivos, como el que acaba de obtener: enfurecerte, hacerte perder mi confianza y meterse en la oportunidad de joderte con todo…Que tú no lo veas es de tontos, por no decir estúpidos, pero se lo dejé pasar porque se veía deliciosa en ese estado de ira, en ese estado de shock, como si
AlessioHiroshi estaba a nada de tener alguna especie de apoplejía, se veía por demás de contrariado que Hiro hubiese decidido ser honesto, porque lo que se esperaba de él era que guardase silencio, así que el hecho de que fuese honesto e hiciera un análisis profundo de la situación, ponía en relevancia la situación.—Te haré esto más fácil —le dije al padre de mi prometida—. Revisa las cámaras de seguridad, serán tu mejor estrategia de juez.—Lo haré —dijo y vi cómo Ima se ponía inquieta—. Resolveremos este desastre cuanto antes.—Hay que hacerlo, sin duda…—Papá, creo que no es necesario, todo se basa en la confianza que tenemos, así como en lo referente nuestras palabras y…Ella misma se vio contrariada y Dai la vio co
Alessio—Fuiste tú…—No sé de lo que estás hablando, solo soy un prometido preocupado por su novia, uno que quiere que su familia la trate bien, con respecto, con algo más que un eres una bastarda, en todo caso, páguenlo con su padre —les aconsejé y volví al estudio, ahí escuché cómo Hiroshi se justificaba ante su mujer.—Iba a hacer que un gran acuerdo se fuera al infierno por jugar a la hermana mala, dañina… Si eso no es algo que va en contra de los principios de la Yakuza, no sé qué lo hará —le espetó él cansado.—Si ella será castigada, entonces tú deberías pagar la deuda de serme infiel —espetó ella.—No debería serlo, cuando nuestro matrimonio es peor que una farsa…—Padres —dijo Hir
AmayaNo podía creer que mi padre me hubiese tratado como a una niña y mucho menos de que caí en las garras de Ima, lo que me llevó a una mala situación. Honestamente, ver como mi hermano y las chicas del servicio sacaran mis libros para que no accediera a ellos fue una especie de nivel del infierno de Dante que no se narra, no obstante, supe que jamás me dejaría vencer por nadie.Desde el día de hoy dormiría con un ojo abierto y sería mucho más perspicaz que nadie, me lo prometí y lo llevaría hasta el final, tenía que hacerlo a como diese lugar, necesitaba hacer algo más que lamentarme. Me estaban obligando a ser proactiva con todo, a ser más cuidadosa por lo que respiré hondo y me centré en mis planes para los próximos días.Jamás imaginé que podía haber alguien peor que Ima: su madre.
Amaya—Okiro! —gritó mi padre en la mañana siguiente.Me levanté apresurada y sin querer me enredé en las sábanas, a tal punto que caí de boca y me golpeé la frente con el piso. Escuché una risita, al voltear, Dai estaba en su salsa, feliz de ver mi tragedia volviéndose una terrible realidad.—¿Qué es lo que pasa? —pregunté con el corazón acelerado para que no vieran debajo de la almohada el Kindle.El iPad la había guardado bien, pero me quedé dormida y tenté al diablo, solo que no fue más rápida de lo que debía.—te dije que harías entrenamientos en el Dojo, así que alístate, volverás a practicar de cero para calentar tus músculos, necesitas algo de actividad muscular.No le perdía razón, as&ia
AmayaDesperté en un hospital.La paliza no fue algo simple, me dejó con una lesión fuerte en las costillas que me costó mucho dolor, así como problemas respiratorios porque uno de los golpes incidió en una hinchazón de pulmón. El mundo podía decir misa, pero yo solo sentía que no tenía cabida para nada, por lo que solo quería dormir porque hasta respirar me dolía.—Tiene que descansar, cuidar su alimentación y respiración, por lo menos una semana entera, luego deben traerla para una revisión y se colocarán esteroides supresores para regular el malestar y la hinchazón pulmonar —informó el doctor.—Muchas gracias por todo —respondió mi padre y yo solo cerré los ojos.—Tengo la sensación de que en el momento en el que Alessio se entere de esto,
Amaya—¿Cómo está Dai? Mi intención no era atacarla así, solo que…—Explotaste, reaccionaste debido al entorno, al contexto de la situación y como la viste aún en guardia, no hiciste nada malo, ella se descuidó, no te pudo leer y es algo que nunca había pasado —explicó—. Es algo que nunca pasó, por lo menos respecto a ella, es una de las personas que mejor leen a su oponente, así que el hecho de que asumiera que tú estabas lista, que te habías rendido, es un infierno por el que tendrá que pagar caro.—¿Cómo?—El Sensei es quien tomará las debidas medidas y de paso, sorprendiste al hombre e hiciste que se inclinara ante mi padre que fue tu maestro, eso tampoco había pasado antes —comentó sorprendido.—¿Por qué?