Capítulo 128

Amaya

Luego de unos minutos mi esposo entró, la vio en mis brazos, me observó con algo de molestia y frunció el ceño.

—La llevaré a dormir —dijo justo antes de cargarla en sus brazos.

—Ella…

—No la excuses, creo saber qué es lo que está pasando aquí —dijo entre dientes—. Y quiero que mañana a primera hora tu hermano se marche cuanto antes.

La petición no me extrañó, mucho menos me sorprendió, pero sí me dolió un poco la decepción que mostraban sus ojos, como si estuviese completamente molesto por todo y por no decirle nada.

—Te espero en la habitación —le dije y asintió.

Tomé el libro para leer al despertar y fui directo a la cama, luego esperé ahí un rato hasta que Alessio regresó.

—¿Lo sabías? —preguntó directo al punto y asentí.

No iba a mentirle, era un hombre muy deductivo, un hombre que sabía muy bien cómo leer a la gente, así como identificar, solo diría la verdad de todo.

—Sí, los descubrí un día y digamos que tuve unas discusiones con ellos, pensé que lo iban a dejar pasar…

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