Capítulo 130

Alessio

—Ven —le dije—. ¿Cómo sabes de ese sitio?

—Por las paredes, la forma de la cama, hasta son las mismas malditas sábanas… Ahí llevaban a las mujeres que iban a comerciar, a las puras para que fuesen entrenadas —expresó con dolor—. El problema es que los que me tenían secuestrada, decían que eran demasiado blandos y que lo mejor es que ellos mismos nos entrenasen poque no nos daban la disciplina necesaria, realmente requerida por todos… Es tan… Es tan raro verlo esto…

Ella se calló enseguida y miró bien las imágenes, de una forma que a mí no se me hubiese ocurrido mirar, entonces buscó una maldita lupa y comenzó a revisar bien todo y levantó la cabeza, de la nada y me miró con una calma fantasmal.

—Este no es nuestro hermano —dijo con seguridad—.

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