—Listo, ya se por dónde podemos escapar. Me dijo con tanta emoción que me contagió bajando mis niveles de estrés y ansiedad que se me habían generado en las horas de espera. Era como recibir una buena noticia esperada por mucho tiempo. —Prepare sus cosas que en unos veinte minutos los soldados se moverán de posición.—Me apresuró con sus manos.—Tenemos que estar listos para entonces. Me sorprendió su capacidad para analizar todos los movimientos e idear una ruta de escape, me había sacado la lotería con ese contacto. Ahora solo faltaba lo más difícil… que su plan funcionara y me pudiera escapar de ahí. —No tengo muchas cosas.—Le dije intentando corresponder a su velocidad.—Solo me llevaré está libreta. Él me sonrío y estuvo de acuerdo. Después de eso nos acercamos a la puerta para salir de ahí y acordamos caminar lo más normal posible. Yo no era una prisionera y en ocasiones salía a caminar, así que no habría problema con que me vieran por ahí. Lo raro o incómodo sería que me v
Yo odiaba demasiado al presidente, pero quizás ellos eran los más indicados para poner fin a la guerra.Pero ¿Y si no?, ¿si los rebeldes tenían razón y esta información era su arma secreta como Sergio decía?De una o de otra forma tendría que encontrarlo para hacer mi trabajo.Todas esas situaciones estaban en mi mente y se apoderaron de mí. Fue fácil para Omar tomarme de la mano, jalarme y llevarme de ahí para seguir caminando por el sendero. Esta vez lo hicimos sin ninguna precaución, fue más como una huída, correr y correr hasta alejarse de aquel desastre.Estuvimos alejándonos durante varios minutos. La adrenalina nuevamente me ayudó porque en condiciones normales yo no hubiese podido correr tanto, en cambio, lo hice como si fuese fuera la gran atleta olímpica. Mi acompañante hizo lo mismo, él tenía mucha mejor condición que yo, además de menos edad.Al poco rato él me indicó que debíamos detenernos. El terreno seguía siendo llano, con algunos sectores de hierba y árboles que prop
Afortunadamente para mí y mi mente llegamos a nuestro destino. La camioneta pasó por unas rejas y entró en un camino que parecía como una granja, enfrente había una enorme casa de color blanco, no se veía tan lujosa ni protegida como en las que había estado antes con Esteban, pero sin duda esta también le pertenecía. Lo supe porque cuando me levanté para ver el camino, lo ví en la entrada principal esperándonos.Me bajaron de la camioneta presionandome por ambas manos. Me llevaron enfrente del querido presidente, quien mostró una actitud muy amable.—¡Miriam querida!—Dijo acercándose a mi para tomarme de los hombres, tenía la intención de darme un abrazo.—¡Me alegro mucho de que estés bien!Yo no le contesté y tampoco retrocedí, aunque quería hacerlo. Lo evité porque sus hombres estaban detrás de mí, no tenía espacio suficiente para dar ni un paso hacia atrás, pero mis manos las mantuve abajo y mi mirada penetrante en su rostro.Él notó que lo estaba viendo con odio y desprecio, así q
Aquella casa no tenía grandes lujos, lucía con gran espacio pues casi no tenía muebles ni vigilancia. Era uno de aquellos lugares a los que podía recurrir para pasar desapercibido.Me imaginé que en aquella situación, en la que su vida corría peligro, no había mejor lugar para esconderse.Al estar ahí pude sentirme tranquila, pues sabía que los rebeldes no atacarian.Independientemente de las intenciones, en un ataque armado podría quedar bajo el fuego cruzado sin que ellos supieran que estaba ahí.Aún desconocía los verdaderos alcances de los rebeldes. Había comprobado que el gobierno tenía un gran poder y que no se iba a tronar los dedos para dañar a sus enemigos. Lo tuve que corroborar con aquella mala experiencia.El presidente pidió que nos dejaran solos, nos acercamos a una sala que estaba justo a la derecha de aquella casa. Con sala me refiero a un par de sillones viejos de color café que estaban muy cerca el uno del otro. En la habitación no había mucha luz, carecía de ventana
Mi primera impresión fue muy buena, había una cama, la cual se veía bastante cómoda. El cuarto en general se veía lleno de paz, algo que sin duda necesitaba.Dí el primer paso para avanzar y él me detuvo tomándome del brazo para decirme.—En verdad me da mucho gusto que estés bien.—Parecia que había estado preocupado y que por fin se liberaba de aquella carga.—Te extrañé demasiado.Al decir esas palabras se agachó para quedar cerca de mis labios. Yo me quedé congelada, no me hubiera imaginado que se atrevería a eso, sentirlo cerca fue muy agradable y yo también me acerqué para corresponderle. Nos dimos un beso muy corto pero que significó mucho.Después de eso ambos cerramos los ojos, fue un momento mágico que tuvo que terminar.Él me sonrío y dió un paso hacia atrás, yo camine hacia enfrente después de dar la media vuelta para cerrar la puerta de la habitación.Aún sentía mariposas en el estómago ese cosquilleo que te da cuando alguien querido te hace perder los pies sobre la tierra.
Mi sueño se convirtió en un vil deseo sexual. Al caer en la cama, mi ropa había desaparecido casi por completo, únicamente tenía brasier y calzón. En frente de mí estaba Esteban parado, de igual forma no tenía ropa. Lo pude ver totalmente disfrutando del placer de manera visual. Nos entregamos en la pasión que el momento nos brindó. Me estremeció tanto que incluso pude sudar en mi éxtasis de aquel puro sueño...sí mi cuerpo físico que aún descansaba en la cama de esa habitación, sudó y se estremeció con aquel sueño.Un solo beso bastó para generarme toda esa historia en la misma cama, imaginándome con Esteban ahí.Un sueño que reflejaba lo que mi mente deseaba tener, un encuentro con él. Había ocurrido en mi subconsciente pero había ocurrido, sin importar como había sido yo había sido suya y él había sido mío.Me hubiera encantado quedarme atrapada en aquella visión pero no me fue posible, el tiempo me lo arrebató al igual que mi necesidad física de interactuar con el mundo. Me despert
—¿Cómo estás?—Me dijo en cuanto me vió aún con esa mirada y agregándole una sonrisa.—¿Pudiste dormir?—Si, muchas gracias.—Le respondí yo también con un tono amable.—La cama es muy cómoda.—Me alegro mucho. Es lo que mejor que te puedo ofrecer ahora.—Avanzó para acercarse a la cama y sentarse.—Pero en cuanto estemos en la ciudad, podrás dormir cuanto quieras en una mejor cama.—No hace falta eso —Le dije apenada.—Con que pueda ir a casa y ver a mi madre, con eso estaré bien.—Ella está en perfectas condiciones.—Me dijo ahora un poco más serio.—La guerra no ha llegado a gran escala a la capital, aún así ordené el traslado de tu madre a una zona de bajo riesgo. Me comunicaron las personas que la cuidan, que ha tenido muchos avances, Incluso preguntó por ti.—Me alegro mucho.—Salieron de mis ojos unas lágrimas de felicidad, al fin me llegaban unas buenas noticias.—Te agradezco tanto eso.—No tienes nada que agradecer, lo hice con gusto.—Me tomó de la mano. —Ella es una buena mujer.—Mi p
"Señor presidente ¿Está usted seguro de querer lanzar ese ataque? Recuerde que después de eso no habrá marcha atrás y seremos conocidos como el gobierno más extremo de todos.Mis hombres me seguían cuestionando después de haber tomado esa decisión. Para mí era la mejor solución, aunque para ellos estar jugando a la guerrilla era lo correcto, pues se trataba de un ejército inferior a nosotros que solo deseaba un poco de atención.Yo argumenté que era mejor el hecho de mostrar nuestro poderío militar antes de que a alguien más se le ocurriera retarnos, así quedaría mejor con los otros países y no como un presidente que tuvo miedo.Todo esto estaba diseñado por mi desesperación de encontrar a Miriam pero eso era un secreto que tenía que tener bien guardado en mi interior.—Así es, estoy seguro de lanzar el ataque.—Contesté ocultando los nervios.—Ese es un punto estratégico muy versátil y podremos acabar con gran parte de ellos sin que se lo esperen. Después de eso, solo tendremos que lim