ANDREAMartina se sienta frente a mí. Luego de unos minutos, se muestra claramente emocionada por la información que le he dado. Sin embargo, no puede ocultar un pequeño destello de duda en su mirada. Es difícil esta mujer, aún así, ya se ha creído casi todo lo que le digo.—Me alegra que finalmente hayas tomado conciencia del hombre que es David, Andrea —responde, pero noto algo de mentira en sus palabras, queriéndome hacer creer algo que no es—. Siempre supe que David no era bueno, pero mi hija nunca me quiso escuchar, al menos tú sí lo viste justo a tiempo. ¿Qué más me puedes contar?Por supuesto que va a querer más información, más para hundir al padre de sus nietos, pero yo no le daré esa satisfacción. Aquí es donde le voy a dar la vuelta a mi plan. Le dedico una mirada calculadora antes de continuar.—Bueno, sí hay más información, pero pienso que sería mejor contarlo cuando estemos frente al juez. Lo sugiero porque sería más creíble. El abogado de David podría acusarnos de men
—Ya veo —asiento, intentando mostrarme indiferente ante lo que me dice, como si no sintiera ni una pizca de dolor y coraje. —¿Dijo psiquiatra? —Necesito saber si es la misma, tal vez esté pisando terreno peligroso. —¿Por qué no me dijo que la licenciada Flores podía ayudar? Habría intentado mostrarme más accesible en el asunto y amable con ella.—Porque no es ella —confiesa.Me sorprendo. Estaba segura de que ella tuvo que ver. ¿Entonces quién es?—Es un colega suyo, me ayudó con eso, pero ella me pidió que no la nombrara en esa parte del testimonio. Solo mencionaremos que intentó darle terapia a mis nietos y que David se opuso en todo momento.En cierta parte, ella también está involucrada. La única manera de dar con ese médico es por medio de la licenciada Flores. De todas maneras, ya quedó guardado.—Entiendo, entonces ya está lo de comprobar que su hija fue dañada por su ex esposo —comienzo a enumerar, mientras me trago el coraje—. También lo de sus nietos, pero, ¿qué hay de lo de
ANDREANo hay otro lugar donde pueda buscarlo. Él me advirtió que no vuelva a su casa y estoy de acuerdo con eso. No es el momento para que los mellizos me vean; primero debo resolver este asunto y con ellos presentes, no tendré la mente concentrada. Si de por sí ya teniendo a David delante, será complicado hablar con claridad.Cuando cruzo las puertas de ese edificio alto, me dirijo a recepción para preguntar por la oficina de David McKibbon.El joven detrás del mostrador me saluda con cortesía y me pregunta qué se me ofrece. Le doy el nombre de David y le digo que es urgente que me reciba. Al parecer está en una junta, pero eso no quita que me niegue verlo. Me dice que espere en una sala que está cerca de la sala de juntas mientras él termina su reunión.Mientras espero sentada, me pongo a pensar en todo lo que le diré. Seré breve; ya que es mejor que escuche el audio que le voy a entregar. Sin embargo, estoy muy nerviosa, porque no sé si vaya a querer al menos escuchar una parte de
ANDREAAl salir de la oficina de David, me detengo un momento para buscarlo. Él querría estar informado sobre lo sucedido con su hijo, así que debo avisarle. Al no encontrar a nadie a quien preguntar por él, regreso al mostrador donde aquel chico me había atendido al llegar.El joven no puede darme información sobre su jefe, diciendo que no lo ha visto desde que salió de la sala de juntas. ¿Dónde podría haber ido?Decido que es mejor irme, ya que estoy perdiendo el tiempo. ¿Y si Axel necesita ser llevado al hospital y para eso debe estar presente un adulto responsable? Aunque ya no soy su niñera, siento la responsabilidad de cuidar a esos niños. Aunque no sea mi obligación, quiero seguir en sus vidas y ayudar en lo que pueda.Salgo del edificio apresuradamente, dejando claro al joven que cuando vea a David le diga que se comunique conmigo lo más pronto posible, pues es muy urgente.Intento conseguir un taxi en la esquina, pero no hay ninguno disponible. Suspiro resignada y decido cami
DAVIDEl camino hacia el colegio se siente interminable. Cada semáforo en rojo se convierte en una eternidad, y el tráfico parece conspirar en mi contra. No entiendo por qué mi mente se llena de pensamientos oscuros y temores incontrolables de repente.¿Qué habrá pasado? ¿Por qué Andrea no está respondiendo su teléfono? ¿Y por qué la llamaron a ella en vez de buscarme a mí?La preocupación se convierte en un nudo en mi estómago, apretando con fuerza mientras mis manos aprietan el volante con tensión.—Estúpido tráfico —maldigo en voz baja, golpeando mi puño contra el volante.Otra vez la fila de autos se han detenido. Solo quiero el saber de porque estos imbéciles no avanzan. Mientras espero en mi auto a que los otros se muevan, el sonido de unas sirenas, se escuchan a lo lejos, pero segundos después pasan por casi un lado, por el carril contrario.—¿De ha de haber pasado? —murmuro mientras veo pasar una ambulancia y continua de ella dos patrullas.No tengo tiempo para averiguar asunt
DAVID—Quiero ir con ella —digo cuando la suben a la ambulancia.—¿Es su familiar? —me pregunta una paramédico.—Soy su novio.—Lo siento, no tiene la manera de comprobar que tengan una relación. Lo que le puedo recomendar, es que vaya al hospital y allá pida información del estado de la paciente.Se aleja para subirse al vehículo, ya que sus compañeros la apresuran. —¡¿A cuál hospital se dirigen?! —grito para que me oigan, puesto que todos habían abordado la ambulancia.—¡El de la central principal! —me informa la mujer mientras saca la cabeza por la ventana para que la oiga por arriba del sonido de las sirenas.No pierdo más el tiempo viendo como se llevan a mi chica en esa ambulancia. Me giro para volver a mi auto, pero recuerdo el tráfico que hay. Y pienso en tomar un taxi; sin embargo, no hay ninguno libre por aquí cerca.—¿Ella es su novia? —El oficial de policía que me había sujetado del brazo, me hace esa pregunta.Asiento.—Lo es, ahora no sé cómo llegar al hospital.—¿No tr
DAVIDComo lo supuse, ahora lo estoy pasando peor. Ver a mi querida niñera postrada en esa cama me duele y a la vez me enfurece. No debí haberla dejado sola en mi oficina para ir a contarle a Samuel sobre el audio que Andrea me había entregado.La empujé hacia esto. Por más que intenté mantenerla alejada, Andrea cayó en las manos de esa mujer. Pero todo es mi culpa, yo debí haber buscado otra manera de mantenerla a salvo.Andrea es muy testaruda, es claro que no se iba a quedar esperando, y demostró que mis hijos le importan mucho.Tomo su mano y la aprieto ligeramente; se siente algo fría. Su hermoso rostro está sereno, sus ojos cerrados mientras respira a través de una mascarilla. Ella no debería estar aquí.Su rostro está lleno de moretones, algunas heridas que están cubiertas con vendas, incluso sus manos están lastimadas. En su frente tiene un golpe fuerte, puedo deducirlo porque tiene un vendaje enredado en la cabeza.—Te prometo que esa mujer pagará por todo lo que nos ha hecho
DAVIDLlamo a casa nuevamente. Luego de salirme de la sala de espera porque no permiten el uso de móviles allí. Pregunto a Hilda por los niños. Todo está en orden: ya han comido y ambos están haciendo sus deberes. Pensé en pedirle a Hilda que les preguntara a mis hijos si algo había ocurrido el día de hoy en el colegio, pero mejor decido no involucrar a mis mellizos en este asunto. Aunque son niños y no sospecharían nada, no quiero arrastrarlos hacia más problemas, con lo de la custodia tienen suficiente. Me ha quedado claro que el incidente que le paso a Andrea, no tuvo nada que ver con mis hijos; todo fue planificado para que ella saliera dañada.Media hora después, recibo la llamada de Samuel. Desafortunadamente, las cámaras del semáforo se encuentran fuera de servicio y no grabaron nada. No pienso dejar pasar este detalle, presentaré una queja cuando vaya a la comisaría.Le pido a Samuel que busque las cámaras de seguridad en los alrededores, quizás en alguna tienda o restaurante