De pronto el gorjeo de los bebés me saca de mis pensamientos y me hace recordar que la razón por la que estoy aquí es para cuidarlos.
Lo poco que he interactuado con ellos me ha gustado. Son dos pequeñines tranquilos, o por lo menos eso creo, tendré que ver en el camino.
Luego de pasar toda la mañana inventando juegos para entretenerlos, preparando sus comidas y todo un día de maratón de videos animados, me dejo caer en la cama de mi habitación. Estoy muerta del cansancio, nunca había experimentado algo así.
Me costó mucho trabajo poner a dormir a los bebés, son muy resistentes, creo que mi primer día con ellos fue pura suerte y me está preocupando que no esté a la altura de esto. No quiero que la situación se me vaya de las manos.
Supongo que tengo que adaptar mi mente y mi cuerpo a este nuevo estilo de vida y, una vez que me haya acostumbrado, todo me resulte mucho más sencillo, por lo menos guardo esa esperanza.
Lo mejor para mí será cansarlos lo que me queda del día, así, cuando les llegue su hora de dormir, estén tan exhaustos como yo y no puedan resistirse. Los llevaré en un paseo al parque.
Un poco más tarde, me encuentro a mí misma pensando en si tengo todo lo necesario para sacar a dos bebés a dar un paseo.
Repito la lista en mi mente dos veces y, después de asegurarme de que tengo todo lo que necesito, salgo con los pequeños.
Los gemelos se entretuvieron de lo lindo mirando los perros en el parque, los pajarillos, los demás niños.
Acabo de descubrir que esto los entretiene mucho más que los dibujos animados. Voy a tener que ir haciendo una lista de las cosas que me van funcionando con ellos.
El cielo comienza a nublarse y salgo de vuelta a la casa, pero, por más que me apresuro, es en vano, comienza a caer un torrencial del cielo y lo único que no tomé antes de salir fue un paraguas. Los bebés no se pueden mojar.
Tomo mi chaqueta y la coloco sobre el coche de los gemelos para protegerlos del agua y comienzo a correr lo más rápido que puedo. Por suerte veo ya el edificio de las oficinas del señor Black y entro a toda velocidad.
En cuanto estoy dentro, retiro la chaqueta de encima de los gemelos y me siento en una de las butacas para recuperar mi aliento.
Lo que más temo es que el señor Black me reprenda por no haber tomado todas las medidas necesarias para salir con los niños. No puedo permitirme perder este trabajo, lo necesito.
El llanto de los pequeños comienza a resonar en toda la habitación, captando la mirada de todos los presentes. Me agacho para poder calmarlos cuando una voz fuerte me interrumpe:
- ¿Tiene usted una cita? –me pongo de pie y me encuentro con uno de los guardias de seguridad del edificio quien me está mirando serio y con una expresión muy molesta
- No, no la tengo, pero yo soy…
- Tiene que tener una cita para estar aquí –él me interrumpe sin darme la oportunidad de responder- y está mojando todo el suelo
La manera en la que me está hablando no puede ser más grosera. Su tono de voz es alto y me mira con desprecio ¿Quién se ha creído que es y por qué me está tratando como si yo fuese una rata de alcantarillas?
Mi primer instinto es responderle con el mismo desprecio que él lo está haciendo, pero no quiero formar una discusión en medio del recibidor de estas oficinas, no quiero meterme en más líos de los que ya puedo estar, así que, respiro profundo y le respondo con educación.
- Lo sé, lo siento mucho, es que la lluvia me ha tomado por sorpresa y como ando con los pequeños entré y…
- Présteme mucha atención, usted acaba de entrar al edificio de una de las empresas más prestigiosas de esta ciudad y sus hijos están molestando a todos los presentes con esos gritos. Tiene que irse de aquí ya
Mis oídos no pueden creer lo que este señor me está diciendo. Acaba de escuchar que afuera está lloviendo y quiere devolverme hacia el exterior con estos dos pequeñines. No es más que un imbécil.
- Señor, ¿quiere que salga bajo la lluvia?
- Ese no es mi problema, mi problema es cuidar este local y ahora mismo, usted está impidiendo que yo haga mi trabajo
Es un idiota, está viendo a una mujer empapada en agua y con dos niños pequeños de meses y aún así quiere que me vaya ¡Qué patán!
- Usted no tiene ni idea de quién soy. No puede tratar de esta manera a las personas que se acerquen aquí. Como mismo usted lo ha dicho, su trabajo es velar por este local, no maltratar a las personas solo porque sí. Le he dicho que afuera está lloviendo y los bebés no pueden mojarse
- Poco me importa quién es usted y hubiera pensado antes de salir de su casa que podría llover. Ahora márchese, antes de que llegue mi jefe y me meta en graves problemas
- ¡Creo que en graves problemas ya estás! –la voz del señor Black retruena en toda la habitación con fuerza, puedo notar en su mirada que está molesto, ha fulminado al guardia con su vista- señorita Jones ¿qué está pasando?
- Señor Black, esta mujer ha entrado aquí mojando y molestando a todos con los chillidos de sus niños y se reúsa a marcharse
- En primera, no son sus niños, son míos y, en segunda, no son chillidos, solo están llorando
La mandíbula inferior del guardia se desprendió completamente de la superior. Su cara era todo un poema. Lejos estaba él de pensar que los bebés eran de su jefe superior.
- ¿Esos son sus hijos? –preguntó como si no hubiera escuchado la primera vez
- Sí, son míos y son bienvenidos siempre, igual que la señorita Jones, pero eso es algo que a usted ya no le importa porque a partir de hoy está despedido
Esta vez la cara del guardia se congela. Sus ojos se abren de par en par y, por primera vez desde que estoy hablando con él, lo noto realmente preocupado y vulnerable ¿Dónde está ahora todo su valor y su mala forma?
- Señor, no puede despedirme, tengo dos hijos y mi esposa, debo mantener a mi familia
- Pues mira que casualidad, aquí estaba la señorita Jones con dos bebés, al igual que su mujer y usted pretendía echarla a la calle. Lo hubieras pensado antes. No hay justificación, yo jamás he dado la orden de que mis trabajadores sean despiadados, nunca permitiría que una mujer y unos niños se mojaran bajo la lluvia
- Señor, por favor…
- Te puedes marchar ya, se te pagará lo que se te debe de este mes. No quiero escuchar una sola palabra más, agradece que no pondré una mancha en tu expediente laboral, de lo contrario, no podrás encontrar trabajo en ningún lugar. Vete ya, a lo mejor te hace falta la lluvia para refrescarte
El hombre no se atrevió a decir una sola palabra más. Se machó hacia una pequeña oficina cabizbajo. Ahora veo por qué Alex Black es considerado como uno de los CEOs más temidos de la ciudad.
Tengo que decir que me siento un poco mal por el guardia, a pesar de que fue un completo imbécil, su familia no tiene la culpa de ello. Tendré que convencer luego al señor Black para que lo contrate de nuevo.
Mi jefe se voltea para mirarme y recuerdo que yo también puedo estar metida en serios problemas, he sido muy irresponsable.
- Los siento mucho, quise salir con los gemelos para que tomaran un poco de aire libre pero ni siquiera chequeé el clima
- No tiene nada de qué disculparse. Nadie está pendiente al clima cada vez que va a salir. No es adivina, no podía saber que iba a llover tan fuerte
Tras sus palabras me relajo un poco y por primera vez desde que llegué, me doy cuenta de que soy un completo desastre.
Comienzo a retirar mi pelo mojado de mis hombros y a quitarme las pequeñas gotas de aguas que se me han formado encima de estos. Él se me queda mirando como perdido en cada uno de mis movimientos.
Su vista comienza a moverse por todo mi cuerpo, siguiendo cada una de las gotas, mirando mis curvas que se pueden apreciar mejor porque toda mi ropa está empapada. Siento como mis mejillas arden, de cierta forma, me gusta que me esté mirando así, aunque no entiendo la razón.
Sus ojos se quedan clavados en mis labios e, inconscientemente, paso mi lengua por ellos, yo lo miro y en un acto reflejo involuntario, él muerde su labio inferior de forma casi imperceptible.
Comienzo a sentir cómo entre nosotros se siente el ambiente cargado de una energía extraña, una tensión muy fuerte que jamás había experimentado antes.
No puedo soportarlo, es demasiado para mí, así que me agacho, rompiendo nuestra conexión, para chequear a los bebés que ya han dejado de llorar de forma mágica.
Él se agacha a mi lado y en cuanto lo gemelos lo ven comienzan a sonreir.
- ¿Qué ha pasado mis pequeñines? Son unos niños traviesos –dice en un tono cursi, cambiando la voz completamente, de repente ya no es el temido jefe, es el padre amoroso
Por lo poco que he visto, creo que él ha hecho de todo por ser un buen padre. Siempre está al pendiente de sus niños y se ha asegurado de que estén en las mejores manos.
- ¿Ya te ibas a casa? –finalmente habla
- Sí, ya me iba
- Yo los llevaré, ya he terminado el trabajo por hoy, todavía llueve un poco, no puedo permitir que se mojen
- Me parece bien señor Black
- Llámame Alex, vamos a compartir mucho tiempo juntos y, por el bien de los niños, es bueno que nos compenetremos
Me he pasado todos estos días pensando en las últimas palabras que me dijo. No es el hecho de que me haya permitido tutearlo, es la forma en la que me miró, fue como si me estuviese viendo por primera vez, como si acabara de enterar de que soy una chica. Me alegro saber que mis encantos no le son indiferentes. Saber que le parezco atractiva a uno de los empresarios más guapos y codiciados, me hace sentir bien.Ahora, quince días después, estoy sentada en su despacho frente a él y todavía no me lo puedo sacar de la cabeza. Vamos Nerea, concéntrate ¿Cómo me voy a concentrar si tiene la mirada más penetrante que jamás había conocido? No voy a mentir, resulta un poco intimidante, pero atractivo también.No tenía ni idea de lo difícil y agotador que era cuidar a dos pedacitos de personas y eso que los gemelos son bastantes tranquilos, de lo contrario, no sabría ni qué hacer, pero siempre tengo que estar al pendiente de ellos, preparando sus cenas, limpiándolos, jugando con ellos. Es un si
No sé qué me ha pasado, lo único que sé es que mi cerebro me repetía una y otra vez que tenía que salir de ese cuarto de baño lo antes posible. La forma en la que me estaba observando era distinta a las anteriores.Pude sentir la tensión entre nosotros con una facilidad increíble. Mi cuerpo estaba rígido de pies a cabeza. Tenía la sensación de que, si me quedaba unos minutos más, iba a besarme. Me estaba viendo fijamente y esos ojos, parecían un universo sin fin.Sacudo mi cabeza intentando sacarme el recuerdo, pero es en vano. No tengo palabras suficientes ni correctas para explicar lo que sucedió, pero sé que fue una conexión muy fuerte. Algo que nunca antes había experimentado y debo admitir que me he asustado un poco.Me dirijo hacia el cuarto de los bebés y, a medida que lo voy organizando todo para cuando Alex los acueste, pienso en nosotros una y otra vez.La forma en que las gotas de aguas le corrían por el cuello todo el camino hacia su pecho, la manera en la que su camisa e
No todos los días con los pequeñines son de rosa. Hay días en los que están tranquilos, pero otros, como el de hoy, no paran ni un solo segundo. Parece que se han despertado de mal humor. Pasé toda la mañana tratando de entretenerlos para que no lloren y, después de un largo intento, encontré un pequeño juguete que al presionar las teclas sale música.Al inicio fue una idea perfecta, hasta me alegré en verdad. No tenía idea del rato que se iban a pasar tocando las mismas teclas. Ahora estoy aquí, sola esforzándome con todo mi espíritu para hacerles el almuerzo, pero entre el ruido del juguete y los gritos de los gemelos estoy a punto de perder la cabeza.No sé qué hacer ya, he tratado de todo por quitárselos y no estoy exagerando cuando digo de todo, pero, cada vez que se los quito de en frente, comienzan a chillar a todo pulmón ¿Por qué no pude encontrar otro juguete?Escucho mi celular sonando en el salón principal y, en un intento por librarme de tanto bullicio y caos por unos po
Estoy aterrada, por unos minutos me quedo congelada mirando a Alex sin saber qué hacer. Por el intercomunicador escucho a los gemelos llorando a todo pulmón como si supieran que algo grave le ha sucedido a su padre.¡Nerea, recomponte! Tienes que hacer algo para ayudarlo. Con todas mis fuerzas comienzo a moverlo hasta lograr subirlo al sofá. Le reviso la cabeza con suma delicadeza para comprobar que no se haya dado un golpe grave. De inmediato, tomo el teléfono y llamo a emergencias. Tienen que venir a atenderlo en cuanto antes. Él estaba perfectamente bien cuando entró por esa puerta, estaba feliz. No tengo idea de qué le pudo haber sucedido para que, de un momento a otro se pusiera tan mal.-¡Alex! –lo llamo dándole unos toquecitos en su rostro a ver si despierta, pero nadaPara mi suerte, los paramédicos llegaron en cuestión de pocos minutos. El alivio recorrió mi cuerpo de forma inmediata. Corro hacia la puerta y la abro dándole paso a los médicos para que comiencen a examina
-Está bien Nerea, déjame hablar –las marcas de las ojeras están demasiado presentes todavía, sigue necesitando descansar-Alex –digo tapando el auricular del teléfono- yo me estoy ocupando de esto, puede ser que no lo recuerdes, pero anoche te pusiste muy mal y los doctores te prohibieron completamente trabajar-No será nada, solo diré lo que tiene que hacer en mi ausenciaLo miro un poco desconfiada, pero, con lo cansado que lo veo, no creo que él tenga muchos deseos de salir hoy de aquí.Comienzo a caminar para alejarme de su conversación y darle más privacidad, pero él me detiene agarrándome el brazo:-Los bebés deben estar despiertos ya, llévalos a mi habitación por favor, en cuestión de minutos estaré ahí con ustedesSolo asiento con mi cabeza, después de esto que acaba de suceder, no quiero arriesgarme a molestarlo más. Este trabajo es importante para mí, no me puedo dar el lujo de perderlo por ser una contestona.Hago tal y como él me indicó. En efecto, los gemelos est
Después de ayer, no estoy teniendo un día muy fácil que digamos con los pequeños. Ellos estuvieron todo el tiempo con Alex y ahora les está costando un poco de trabajo acostumbrarse a que no esté en la casa. Los pobres, deben extrañarlo.Quizás sea bueno para ellos que los lleve a la empresa, así ven a su padre y este tiene unos minutos de descanso de tanto trabajo.Claro Nerea, vamos a hacer como que tú no tienes deseos de verlo también ¡Qué bah! Si a ti te da completamente igual ¡Por Dios! Soy una ridícula. No puedo hacer mejor el papel de tonta, si es que me queda perfecto.No me interesa lo que mi subconsciente piense de mí. Sé que es absurdo de mi parte sentir algo por él o pensar que podríamos llegar a algo más entre nosotros, pero no me importa, voy a ir y lo veré y punto.Justo como lo planifiqué, un rato después estoy cruzando las puertas de entrada de la Corporación Black. Otro guardia me recibe en la entrada y recuerdo mi incidente aquí de hace unos cuantos días atrás. Teng
El corazón me da un vuelco cuando escucho su voz, cuando pronuncia su nombre, suena tan bien saliendo de sus labios. No es lo mismo que otra persona lo diga a que lo diga él, suena como si fuese suyo, aunque, evidentemente, no lo es.-Alex ¿quién es esa chica? La voz de ella tiene en mi todo el efecto contrario que la de Alex. Acaba de preguntarle con desdén, como si fuese un grano de basura dentro de todo un contenedor ¿Qué demonios les sucede a las personas de este edificio?Justo en este momento estoy cayendo, la secretaria de Alex sabía que estaban ellos dos dentro de su oficina. Me dijo que pasara a posta, probablemente para buscarme un fuerte regaño de parte de él. No tiene idea de que ha logrado hacer algo mucho más grave que eso, ha logrado que mi corazón se parta en dos.Debo ser muy estúpida por haber confiado en ella, la sonrisa que me puso tenía que ser advertencia suficiente para mí, pero, más tonta soy al hacerme ilusiones con este hombre que no me debe absolutamen
No sabía que él tenía tan buena opinión de mí, se siente bien, pero, de repente me doy cuenta, eso no es suficiente, eso no hará que me mire como algo más. Es tiempo de que me dé cuenta de que entre nosotros nunca va a suceder nada. Simplemente me considera como una buena persona porque lo soy y porque cuido a sus hijos como si fueran míos, pero nada más.Solo le gusta que sea buena en mi trabajo y que lo haga con tanta dedicación.-Me alegro que te guste la forma en la que realizo mi trabajo –le digo con la cabeza baja, no quiero que vea la decepción en mi rostro-¿Qué dices? No me has entendido para nada, no es que hagas tu trabajo bien, o sea, sí lo haces, pero no es a lo que me refiero. No sabes que me paso todo el día pensando en llegar a casa y encontrarte ahí con los niños. Tú has hecho de mi casa una familiaMe quedo mirándolo fijamente. Estoy escuchando cada palabra que sale de su boca, pero no logro entenderlo. No quiero malinterpretar las cosas y ponernos en una situac