Nunca imaginó que, al entrar al despacho, su padre avanzara a su encuentro furioso, y sin mediar palabras, le fuera para arriba, propinándole una paliza. Lo golpeaba como jamás en su vida lo había hecho. A Luis no le daba tiempo de responder, era tanta la molestia de su papá y la manera tan desenfrenada en que lo golpeaba brutalmente, que solo atinó a cubrirse el rostro con sus brazos y dejar que aquel lo golpeara todo lo que quisiera, mientras le gritaba. Después de hacerlo con rabia por mucho tiempo, y cuando ya estaba agotado de golpearlo se detuvo y le gritó.—¡Eres una vergüenza para esta familia! ¡Degenerado! ¿No pareces mi hijo, bueno para nada? ¿Cómo pude engendrar un hijo como tú, tan estúpido? Gritaba como un loco, mientras le propinaba puntapiés en el piso sin consideración, parecía que cada vez que recordaba lo que había hecho Luis, le entraban nuevas ganas de golpearlo, sin que aquel se defendiera. Enroscado sobre sí mismo dejaba que su padre lo golpeara, sabía que si o
Isabella paseaba feliz por los pasillos de la universidad la cual ya había iniciado. Hoy era su primer día, estaba asustada y realmente emocionada. Vestía hermosamente un juego de pantalones azul cielo que le había comprado su abuela y a la cual dejaba que le diera consejos ahora de como vestir. También había dejado su largo cabello rubio al aire, lo cual la hacía ver hermosa, y a la vez, le daban una sensación de libertad. Caminaba buscando el aula por un amplio pasillo hasta dar con ella, estaba llena de estudiantes, buscó algo cohibida un sitio donde sentarse, hasta dar con uno al lado de una chica, muy hermosa, algo descuidada en su forma de vestir. Llevaba unos grandes espejuelos para la vista, y cuando le sonrió, pudo ver que todavía usaba puentes para arreglar sus dientes.—Ven, siéntate aquí —la llamó con su sonrisa metálica. Al tiempo que recogía todas sus cosas desparramadas por la mesa. Al ver que los otros lugares vacíos eran al lado de chicos, Isabella sonrió atrás ,fue
Mientras en la casa de las afueras de París, la señora Tania mira interrogante a su esposo el señor Sardino.—Era Bella, dice que se va a quedar con su amiga Marta en el apartamento porque está muy cansada y tiene que estudiar mucho. Quería que fuéramos nosotros, pero le dije que mañana. ¿Está bien?—Muy bien, esa muchacha se está esforzando demasiado. Se va a enfermar. —Le contestó la señora Tania por señas.Desde que habían venido hacía un mes le preocupaba mucho su nieta, se la pasaba durmiendo, cansada y apenas comía. Por lo que el señor Sardino le había puesto un chofer para que ella pudiera descansar en el viaje, y porque temía que se fuera a quedar dormida conduciendo y tuviera un accidente.—Tenemos que llevarla al doctor a que le haga un chequeo general, no la veo nada bien.—Lo haremos, mañana mismo nos iremos a la clínica cuando ella regrese de la escuela. —Seguía la abuela insistiendo muy preocupada por su nieta —Deberíamos ir ahora, de seguro que no come, podemos llevarle
El doctor Alfonso mira a su gran amigo Santiago. Está muy preocupado al enterarse de todo lo que tiene, es una tarea ardua que lleva mucha fuerza de voluntad del paciente, y que no está seguro de que él lo hará, debido a que lleva muchos años en la misma situación, por eso le pide.—Ven a verme todos los días Santiago, y lo iremos resolviendo de a poco. Lo importante es que diste el primer paso y buscaste ayuda profesional.—Eva no puede enterarse, o me temo que tu familia pueda estar en serio peligro, Alfonso —advierte Santiago.—Muy bien, lo haremos en casa de mamá o en tu oficina, en cualquier lugar como si estuviéramos compartiendo.—¿Puede ser en la oficina?—También. Te ayudaré mi amigo, ya verás. Iré a tu empresa como si fuera a ver a mi hermano Adrián todos los días. Me hace camino cuando voy a ver a mamá y para ir a mi casa. ¿Sabes que estudié esta especialidad por ti?—¿Estás bromeando?—No, lo digo en serio. Cuando pasó lo de Susan yo había recién iniciado en la escuela de
Fuera de una iglesia donde se celebra una boda, un joven llora mirando sin cesar la entrada, hasta que ve salir a la pareja de recién casados. Salen felices tomados de las manos y se montan en un auto ante los aplausos, la lluvia de pétalos de rosas y arroz que le lanzan todos los invitados. El joven no puede quitar su mirada de la novia que por un momento choca con la suya y le sonríe tímidamente al tiempo que la desvía.—¡¿Por qué, por qué, por qué no pudiste esperar por mí?! ¿Por qué? —Grita golpeando el timón de su auto con furia. Permanece allí por largo rato, luego regresa al hotel en que se hospeda. Vino lo más rápido que pudo al enterarse. ¿Por qué tuvo que andar de viaje todo ese año en que a ella la sacaron del colegio? ¿Por qué solo ahora se enteró de que la tenían comprometida? ¿Y ella? ¿Cómo es posible que ella se olvidara de él? Es verdad que hace muchos años que no se ven, desde que eran niños. Pero se lo prometió en la casa del árbol, que la haría su esposa un día,
Si de niña era hermosa, de mujer, ahora lo es mucho más. Se sienta a su lado por largo rato, ella sin darse cuenta se gira y se apoya en su hombro, él la deja feliz, y aprovecha para olerla. Su olor no ha cambiado, sigue siendo el mismo, a jazmín, igual que cuando la olía de niños. Era algo que le encantaba de ella. Al hacerlo, le parecía que estaba en un jardín lleno de esa hermosa flor. Y era el motivo por el que le encantaba dormir con ella en su habitación, todo estaba impregnado de ese aroma. Después de varias horas, en las que ni el esposo regresó, ni ella se dio cuenta de que aquel faltaba, y seguía no solo con la cabeza apoyada en su hombro, sino, con una mano en su pecho, pues se había girado por completo para abrazarse de él. Cosa que lo llenaba de alegría y de rabia al mismo tiempo. Porque sabía que ese era un abrazo robado. No estaba dirigido para él, sino para el desvergonzado que llevaba a su amante. ¿Cómo pudiste enamorarte de él? Susurró en su oído, ella solo levan
Cuando Adele y su padre regresaron a la ciudad, lo primero que hizo ella fue contactar con la hermana del chico, era un año y unos meses menor que ellos. Y aunque era muy inteligente, cuando se trataba de la felicidad de su hermano, no lo pensaba dos veces. A ella era a la primera que tenía que convencer, si lo lograba tenía ganado la mitad del camino. Sabía que ella influía mucho en las decisiones que él tomaba.—Christie, soy Adele. ¿Te gustaría que nos encontremos? —preguntó con la voz más dulce e inocente que pudo poner.—Hola Adele, está bien. Ahora mismo estoy en el centro comercial, si quieres venir podemos tomarnos un café y charlar.—Estaré ahí en poco tiempo —dijo y le colgó, para luego girarse en los brazos de un hombre que la miraba sonriente en una cama ambos desnudos— me tengo que ir.—¿Ya empezó la cacería? —preguntó aquel con descaro.—Sí, esta vez tengo que lograrlo o papá me mata. Así que nada de estarme cayendo atrás ni darme escándalos. A partir de hoy seré una ni
Isabella se ha vuelto a quedar dormida en un sillón mientras Marta sigue organizando el proyecto. Fueron a la escuela por la mañana, y luego al orfanato a buscar algunas cosas que ella necesitaba. Después de esperar a su amiga en la cafetería toda la tarde, regresaron al apartamento, y ahora se había dormido. El sonido de la puerta y la voz de su abuelo, hizo que saltara y corriera al encuentro de ellos. —Pensé que ya no iban a venir hoy —le dice abrazando y besando a su abuela primero, y luego a su abuelo — es muy tarde abuelo, tienes que dejar de viajar de noche. —Es que a tu abuela otra vez le dio por hacerte junto a la cocinera esa enorme cantidad de comida, insiste en que no te alimentas bien y es verdad, has bajado mucho de peso.. Habla con tono de reproche el abuelo Sardino mirando a las chicas complacido. Su nieta nunca había tenido una buena amiga y eso era algo que lo entristecía. Desde que vio a Marta la primera vez, de una sola ojeada supo de que era una buena chica