Regresó a su casa, no quería preocupar a su esposa. Aunque ya ella había escuchado los mensajes que había dejado Luis y lo miró interrogante.—No es nada, tuvieron una estúpida pelea, ella está bien.—¿Por qué no vino para aquí? —le preguntó por señas.—Porque está estudiando y se quedó con una amiga.—Santiago, sé que me mientes, ¿dime ahora mismo qué pasa con Bella? —inquirió ella molesta por señas.—No lo sé querida, de veras no lo sé.—¡Llámala!—Ya lo hice, pero no me responde, mira la hora que es, de seguro está en clases.—Está bien, si no aparece en la tarde, después de la terapia iremos a su casa a ver qué es lo que le pasa.—De acuerdo, termina y vamos.Durante todo el tiempo en que acompañó a su esposa en el hospital, no dejó de llamar al portero para saber si ella había salido. La volvió a llamar a ella, sin resultado, no le tomó el teléfono. Estaba realmente desesperado. Llamó al ama de llaves de la casa de Bella, la señora Gisela.—Dígame.—Gisela, soy yo, Sardino. ¿Qué
El abuelo se percató de que se le había presentado la oportunidad de decirle que sabía dónde estaba, pero decidió continuar con la conversación como si nada hubiera ocurrido.—Sí, esa misma. ¿Ves ese número dentro? Ese es el código, mi niña. No tengas miedo, con ella nunca te faltará de nada y no tienes necesidad de trabajar. Y si eso no es suficiente, tienes todo mi dinero, Bella.—Oh, Abu, muchas gracias, de verdad —susurró ella mientras, pero él notó que sollozaba, aunque no hizo ningún comentario al respecto. Bella trató de cambiar el tema para disimular sus emociones. —Abu, ¿quieres decir que, hipotéticamente hablando, si me quiero marchar, puedo irme en cualquier momento?Se asustó al escucharla preguntar eso. ¿A dónde querrá escapar su nieta? No podía permitir que se fuera, pero sabía que había cometido un error al mencionar la cantidad de dinero. Se apresuró a responder, con un dejo de preocupación en su voz.—¡Sí, mi niña, puedes hacerlo! Solo déjanos saber dónde vas, para qu
El señor Sardino mira una y otra vez a su nieta, la abraza y acaricia con cariño, tratando de convencerla de que se vaya con él para su casa. —Tu abuela se va a molestar mucho cuando lo sepa. —No se lo digas Abu, ella está muy delicada. —Le ruega. —Tampoco quiero que te metas en problemas por esto. —¿Y qué es lo que pretendes hacer Bella? —pregunta al notar que al parecer ella quiere huir de la situación y dejar al maldito sin castigo. —¡No podemos dejar al degenerado ese, sin castigo! —Solamente necesito que me ayudes a divorciarme. ¿Sí? Olvídate de Luis, quiero pensar que nunca existió en mi vida, por favor Abu, ayúdame a olvidar todo esto. Le sigue rogando ella, pero él no lo dejará esto que le hizo se las cobrará donde más le duela, ya verá. Aunque se pone feliz al escuchar que ella quiere divorciarse, nunca estuvo de acuerdo con ese matrimonio. —¡Seguro linda, ahorita mismo hablaré con mi abogado! ¡Te lo dije, que no te casaras! ¡Sabía que esto iba a suceder! Lo acusaré a
Preocupado por lo que pudiera estar sucediendo, el padre de Luis preguntó con ansiedad:—¿De qué se trata todo esto? Adelante, pasen por aquí. El ambiente en la sala era tenso, y el padre de Luis podía sentir que algo grave estaba a punto de ser revelado. Se preparó para escuchar lo que el señor Sardino tenía que decir y se preguntó qué habría hecho su hijo para ocasionar esta inesperada visita y la actitud tan seria del señor Sardino y sus abogados.El padre de Luis se adelantó y les mostró el camino hacia su despacho, invitando a todos a pasar, pero el señor Sardino ordenó a sus abogados que esperaran afuera hasta que fueran llamados. Una vez que la puerta se cerró, el señor Sardino sacó un sobre de una carpeta y se lo entregó al padre de Luis. Este tomó el sobre intrigado, pero al ver su contenido, su rostro cambió drásticamente, mostrando una mezcla de incredulidad y terror mientras miraba al señor Sardino, quien permanecía de pie frente a él.—¿No me digas que esto lo hizo Luis?
Jamás le he levantado la mano a mi esposa, ella es muy torpe y vive teniendo accidentes.—Jamás le he levantado la mano a mi esposa, ella es muy torpe y vive teniendo accidentes. —Contestó con aparente tranquilidad.Eva lo miró con desconfianza, sabiendo que su padre tenía un temperamento volátil y que era capaz de negar cualquier acusación en su contra.—Haré que te creo. ¿Qué haces aquí? ¿Y Liana? Hace mucho que no la veo, he escuchado rumores de que está muy enferma. ¿Qué le hiciste esta vez? —preguntó Eva, con preocupación y recelo.El padre de Luis se mantuvo impasible, sin revelar demasiado sobre la situación de Liana.—No le he hecho nada, está embarazada y tiene amenaza de aborto. La ingresaron en una clínica para cuidar su embarazo y evitar que lo pierda, como los anteriores —explicó él, con un tono de preocupación genuina.La incredulidad se reflejó en los ojos de Eva, quien había escuchado historias inquietantes sobre el trato que Liana recibía por parte de su esposo.—¿La
El estúpido de Luis, se había encaprichado con Vivian que le aguantaba y complacía en sus más tenebrosas cosas, y eso era algo que a él le encantaba. Y por mucho que Oswaldo su padre le había insistido en que abandonara a esa mujer, no había podido, Vivian era como una adicción de la que no podía prescindir. Para su felicidad, a Isabella no le importaba nada y había aceptado todo lo que él le propuso el día de compromiso.Lo que no imaginó que su padre le siguiera haciendo la guerra, y hasta le había quitado todo su dinero, y no podría seguir pagando el apartamento de lujo en que la tenía. Y las tarjetas de Isabella, solo permitían sacar cierta cantidad. También, se las habían bloqueado, con el mismo objetivo de que abandonara a Vivian. Por eso se le ocurrió la idea que si Isabella había aceptado a Vivian en la luna de miel y hasta el asiento en primera clase le cedió, de seguro no se iba a molestar si la llevaba a vivir como si fuera su amiga en la casa de ambos.Y sin hablarlo con e
Unas voces fuera de la casa, como de una pelea lo sacaron de sus pensamientos. ¿Sería Isabella quien está discutiendo con Vivian? Se levantó para ir a ver, cuando la puerta del despacho se abrió violentamente y dos corpulentos hombres se abalanzaron encima de él, lo inmovilizaron, le taparon la cabeza con una capucha, por los gritos de Vivian supo que la había atrapado también. Fueron lanzados violentamente en una camioneta y llevados a gran velocidad a no sabía donde. Vivian gritaba sin parar hasta que alguien la hizo callar con un golpe en su cabeza. Por fin sintió que entraban en un lugar por las voces de otros ayudando a parquear. Los bajaron de la misma manera, e hicieron caminar a empujones, hasta que los sentaron y amarraron en una silla, luego apagaron la luz, cerraron la puerta y los dejaron allí. Esto sin duda era obra de su suegro o el abuelo de Bella. ¡Ella se había quejado con ellos! ¿Por qué le dijeron que no? Estaban atrapados y sabía que no iba a salir vivo de esta,
Sentado en el despacho de su padre Santiago lo mira fijamente a los ojos. El viejo le sostiene la mirada, sin decirle nada. Sabe que algo está pasando con su hija, lo sabe. Luis llamó para preguntar por ella. Eva está muy nerviosa y se esconde para hablar con alguien, que no sabe quién es. Como también está seguro que si su hija no acudió a pedir su ayuda, sí debe haber llamado a su abuelo, y él no parece dispuesto a decirle nada.—¿No me vas a decir que pasa con Bella, papá? —pregunta después de un rato de mirarse fijamente.—¿Qué quieres que te diga? —responde aquel haciendo que está analizando unos papeles. —Debe estar en la escuela a estas horas.—¿Dónde la escondiste? —pregunta serio.—¿Qué quieres decir? —pregunta atrás el viejo Sardino.—Papá, me voy a molestar mucho si ese desgraciado de Luis le hizo algo y no me lo dices. Y no te hagas el que no sabes nada. Isabella ayer llamó a la escuela y canceló la matrícula por problemas familiares.—¿Sí? No lo sabía.—¡Papá!—Deja de g