Jamás le he levantado la mano a mi esposa, ella es muy torpe y vive teniendo accidentes.—Jamás le he levantado la mano a mi esposa, ella es muy torpe y vive teniendo accidentes. —Contestó con aparente tranquilidad.Eva lo miró con desconfianza, sabiendo que su padre tenía un temperamento volátil y que era capaz de negar cualquier acusación en su contra.—Haré que te creo. ¿Qué haces aquí? ¿Y Liana? Hace mucho que no la veo, he escuchado rumores de que está muy enferma. ¿Qué le hiciste esta vez? —preguntó Eva, con preocupación y recelo.El padre de Luis se mantuvo impasible, sin revelar demasiado sobre la situación de Liana.—No le he hecho nada, está embarazada y tiene amenaza de aborto. La ingresaron en una clínica para cuidar su embarazo y evitar que lo pierda, como los anteriores —explicó él, con un tono de preocupación genuina.La incredulidad se reflejó en los ojos de Eva, quien había escuchado historias inquietantes sobre el trato que Liana recibía por parte de su esposo.—¿La
El estúpido de Luis, se había encaprichado con Vivian que le aguantaba y complacía en sus más tenebrosas cosas, y eso era algo que a él le encantaba. Y por mucho que Oswaldo su padre le había insistido en que abandonara a esa mujer, no había podido, Vivian era como una adicción de la que no podía prescindir. Para su felicidad, a Isabella no le importaba nada y había aceptado todo lo que él le propuso el día de compromiso.Lo que no imaginó que su padre le siguiera haciendo la guerra, y hasta le había quitado todo su dinero, y no podría seguir pagando el apartamento de lujo en que la tenía. Y las tarjetas de Isabella, solo permitían sacar cierta cantidad. También, se las habían bloqueado, con el mismo objetivo de que abandonara a Vivian. Por eso se le ocurrió la idea que si Isabella había aceptado a Vivian en la luna de miel y hasta el asiento en primera clase le cedió, de seguro no se iba a molestar si la llevaba a vivir como si fuera su amiga en la casa de ambos.Y sin hablarlo con e
Unas voces fuera de la casa, como de una pelea lo sacaron de sus pensamientos. ¿Sería Isabella quien está discutiendo con Vivian? Se levantó para ir a ver, cuando la puerta del despacho se abrió violentamente y dos corpulentos hombres se abalanzaron encima de él, lo inmovilizaron, le taparon la cabeza con una capucha, por los gritos de Vivian supo que la había atrapado también. Fueron lanzados violentamente en una camioneta y llevados a gran velocidad a no sabía donde. Vivian gritaba sin parar hasta que alguien la hizo callar con un golpe en su cabeza. Por fin sintió que entraban en un lugar por las voces de otros ayudando a parquear. Los bajaron de la misma manera, e hicieron caminar a empujones, hasta que los sentaron y amarraron en una silla, luego apagaron la luz, cerraron la puerta y los dejaron allí. Esto sin duda era obra de su suegro o el abuelo de Bella. ¡Ella se había quejado con ellos! ¿Por qué le dijeron que no? Estaban atrapados y sabía que no iba a salir vivo de esta,
Sentado en el despacho de su padre Santiago lo mira fijamente a los ojos. El viejo le sostiene la mirada, sin decirle nada. Sabe que algo está pasando con su hija, lo sabe. Luis llamó para preguntar por ella. Eva está muy nerviosa y se esconde para hablar con alguien, que no sabe quién es. Como también está seguro que si su hija no acudió a pedir su ayuda, sí debe haber llamado a su abuelo, y él no parece dispuesto a decirle nada.—¿No me vas a decir que pasa con Bella, papá? —pregunta después de un rato de mirarse fijamente.—¿Qué quieres que te diga? —responde aquel haciendo que está analizando unos papeles. —Debe estar en la escuela a estas horas.—¿Dónde la escondiste? —pregunta serio.—¿Qué quieres decir? —pregunta atrás el viejo Sardino.—Papá, me voy a molestar mucho si ese desgraciado de Luis le hizo algo y no me lo dices. Y no te hagas el que no sabes nada. Isabella ayer llamó a la escuela y canceló la matrícula por problemas familiares.—¿Sí? No lo sabía.—¡Papá!—Deja de g
Cuando Santiago empezó con sus problemas con la droga, todavía el doctor Alfonso no se había graduado, en aquella época trabajaba junto a su padre y hermano en la naviera, y estudiaba como loco. Había logrado ganarse una beca para estudiar medicina, y por su amigo, decidió tomar la especialidad de psicología. Luego se enteró de todo lo que pasó él para superar su adicción, y se alegró de que lo lograra. Aunque después de graduarse y ejercer, insistía en tratarlo, pues se había percatado de que no era el mismo y quería saber la causa. Santiago, las pocas veces que se habían encontrado por casualidad en la naviera, se había negado, diciendo que todo estaba bien con él. Solamente habían crecido y ya no eran niños. Pero desde que escuchara y viera saliendo a Eva hacía unos meses atrás con Oswaldo de un hotel, el padre de Luis. Comenzó a prestar más atención en todo lo que hacía su esposa. Por ello se buscó hombres de confianza suyos, para que anduvieran con él. Sabía que su amigo Adri
Se preguntaba Santiago pensando ante la mirada de su amigo y doctor. Al parecer con el tiempo lo aceptó resignado, si hubiera sido con Susan, como tenían planeado no hubiera parado hasta cinco por lo menos, pero era Eva, una mujer fría y calculadora. Sacude su cabeza, se acomoda en el asiento, toma el vaso de agua y se lo bebe completo antes de comenzar a hablar. El doctor Alfonso no lo apura, espera pacientemente por él.—Sí, solo a Isabella. Ya se casó y divorció.—¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Es por eso que estás aquí?—No Alfonso, y sí. Es por mi hija que estoy aquí, y por mamá, por papá…—Y por ti Santiago, sobre todo por ti —completó el doctor Alfonso la frase.—Sí, tienes razón, también por mí. Sobre todo, por mí. Dijo soltando todo el aire y volviendo a tomar agua. Aunque era su amigo, le costaba abrirse. Siempre fue muy cerrado para contar sus cosas personales, solo con su linda novia Susan no temía contarle hasta su más íntimo pensamiento. Después que ella desapareció, nunca más lo
Nunca imaginó que, al entrar al despacho, su padre avanzara a su encuentro furioso, y sin mediar palabras, le fuera para arriba, propinándole una paliza. Lo golpeaba como jamás en su vida lo había hecho. A Luis no le daba tiempo de responder, era tanta la molestia de su papá y la manera tan desenfrenada en que lo golpeaba brutalmente, que solo atinó a cubrirse el rostro con sus brazos y dejar que aquel lo golpeara todo lo que quisiera, mientras le gritaba. Después de hacerlo con rabia por mucho tiempo, y cuando ya estaba agotado de golpearlo se detuvo y le gritó.—¡Eres una vergüenza para esta familia! ¡Degenerado! ¿No pareces mi hijo, bueno para nada? ¿Cómo pude engendrar un hijo como tú, tan estúpido? Gritaba como un loco, mientras le propinaba puntapiés en el piso sin consideración, parecía que cada vez que recordaba lo que había hecho Luis, le entraban nuevas ganas de golpearlo, sin que aquel se defendiera. Enroscado sobre sí mismo dejaba que su padre lo golpeara, sabía que si o
Isabella paseaba feliz por los pasillos de la universidad la cual ya había iniciado. Hoy era su primer día, estaba asustada y realmente emocionada. Vestía hermosamente un juego de pantalones azul cielo que le había comprado su abuela y a la cual dejaba que le diera consejos ahora de como vestir. También había dejado su largo cabello rubio al aire, lo cual la hacía ver hermosa, y a la vez, le daban una sensación de libertad. Caminaba buscando el aula por un amplio pasillo hasta dar con ella, estaba llena de estudiantes, buscó algo cohibida un sitio donde sentarse, hasta dar con uno al lado de una chica, muy hermosa, algo descuidada en su forma de vestir. Llevaba unos grandes espejuelos para la vista, y cuando le sonrió, pudo ver que todavía usaba puentes para arreglar sus dientes.—Ven, siéntate aquí —la llamó con su sonrisa metálica. Al tiempo que recogía todas sus cosas desparramadas por la mesa. Al ver que los otros lugares vacíos eran al lado de chicos, Isabella sonrió atrás ,fue