Cuando consideró que le iba a ser útil para algo, la sacó de la escuela. Pero otra vez, las cosas no habían salido como esperaba. Luis, en su estupidez, lo había echado a perder el trabajo que tanto le había costado realizar. E Isabella, en vez de llamar a su padre, haciendo posible que ella se enterara a tiempo e impedir que escapara. Había pedido ayuda a su abuelo, que anuló su matrimonio, y la desapareció del país, dando al traste con sus planes, de hacerse de la fortuna del viejo. Ni siquiera su esposo había colaborado en su empeño de encontrar a su hija. Más bien le parecía que se alegraba de que ella se hubiera ido con sus padres. Y ahora, que había regresado y ella pensó que podía volver a venderla a un postor mayor. Estaba casada, nada menos, que con el heredero más codiciado de la alta sociedad. Christian Thompson. Y no solo eso, ¡le tuvo dos hijos! ¿Cómo hizo la tonta de Isabella para pescarlo? Eso, de seguro, había sido obra del viejo Sardino. Recordaba que era el mejor
Está sentado en su oficina y contempla sonriendo las fotos de Lucas y Luci, que le acaba de traer Marta en un cuadro que coloca con orgullo en su buró. No puede dejar de sonreír, ellos lo miran felices. Todavía recuerda cuando les tiró esa foto, fue el día del cumpleaños de ellos, que por cierto todavía no sabe nada del resultado de la investigación. Levanta su teléfono y le marca al abuelo Sardino, que enseguida lo toma, y le pide una cita para encontrarse.—¿Puedo ir a su oficina abuelo? No quiero hablarlo en la casa.—Si es sobre lo que pasó en el cumpleaños, déjame eso a mí y a tu suegro. Concéntrate en ponerte bien, a ver si sigues recuperando tu memoria. —Pero abuelo…—Christian, hazme caso hijo. Santiago y yo, lo resolveremos y cuando tengamos los resultados te los dejaremos saber. Tienes que ser muy feliz para que termines de acordarte cuánto amabas a tu esposa. Confío en ti, ¿de acuerdo? No vengas, hablamos en la casa. Ah, el yate está libre si quieres ir con los chicos a
Llevo más de tres horas en el almacén organizando, junto a Marta, los expedientes que vamos a utilizar en los nuevos proyectos y que también queremos entrar toda la información en las computadoras. Cuando recibo una llamada.—¿Sí?—Bella, soy yo, mamá.—¿Mamá? —pregunto sin poderlo creer. —¿Qué quieres?—Nada, ¿no te alegras saber de mí? ¿Ni siquiera te preocupa saber de tu madre?—Mamá, sé que estás muy bien en tu crucero, le pregunto a papá todos los días, así que dime para qué me llamaste, estoy ocupada.—No, solo quería saber como estabas hija, solo eso.—Estoy bien, gracias.—¿Sabes algo de tu padre?Y me doy cuenta de que esa es la verdadera razón por la que me llamó. Quiere saber qué está pasando con papá. Menos mal que él me advirtió de esto. Sé que le cortó todo el dinero de las tarjetas, estoy segura de que me está llamando para saber qué pasa. Papá me dijo que debía decir, eso me concentro para decirle todo lo que planeamos.—Papá se mudó con nosotros porque está en bancarr
Estoy muy contento de haber vuelto a unir las navieras. Ellas se complementan una a la otra. Papá tenía razón en eso cuando me lo dijo. Menos mal que me estoy sintiendo mucho mejor. El doctor Alfonso tenía razón en todo lo que me explicó. No entiendo cómo Eva fue capaz de hacerme eso, es cierto que no la amaba, pero siempre la traté muy bien. Le di todo el dinero que quería, le compré todo lo que se quiso comprar. Y aun así no le bastó, tenía que vender a nuestra hija.Ya sabía yo, que Bella no podía estar enamorada de ese tipo. Si Luis cree que se me va a escapar de mis manos por lo que le hizo a mi hija, está muy equivocado. Le haré pagar muy caro lo que se atrevió hacerle. Parece que todo el mundo se olvidó quién soy yo. Tengo que recordárselo a todos. Está bueno ya de estarme lamentando por perder a Susan. Han pasado muchos años desde eso. Y aunque no creo en lo que me dijo Eva, sé que algo le hicieron a mi Susan, me lo dice el corazón, ella no me abandonaría como lo hizo. Si f
—Porque aunque no te acuerdas de mí, yo, en cambio, no pude olvidar tu hermoso cabello. Me prometí a mí mismo, venir por ti cuando fuera un adulto. Acabo de cumplir mi mayoría de edad, y he venido por ti.—Siento decirte que hiciste un viaje por gusto. Mi único amor, siempre, fue Santiago, y lo seguirá siendo el resto de mi vida. Santi, vine a buscarte para que me acompañes a pedir permiso a mis padres, para eso que me pediste. ¿Vamos?No se me había escapado, la mirada de odio que me dirigió Thompson. Como tampoco la de deseos sobre Susan. Estaba seguro de que tendría serios problemas con él por mi novia. Pues cuando íbamos saliendo lo escuché decir.—No voy a desistir, vine por tí y no me iré con las manos vacías.—Deja las bromas Thompson, creo que debes saber que Susan es mi prometida, la mujer con quien me voy a casar, así que más respeto —le llamé la atención muy serio.—Vamos Santi —me pidió Susan. —Sabes que yo no tengo ojos para nadie más que no seas tú.—Eso lo dices porque
Christian se apresura, a ayudar a Marta, con la caja llena de expedientes. Para luego colocarla encima de una mesa. Isabella lo mira, sin comprender, qué es lo que quiere. Su cuñada, Christie, se pone también ayudarla a acomodar todo.—¿No dijimos que íbamos a organizar todo? —pregunta Isabella sin dejar de trabajar.—Lo dijimos cariño, pero ahora es más importante mi tratamiento —contesta Christian sonriente.—¿Qué tratamiento?—¿Cuál va a ser Bella? El de la felicidad —dice Christie, qué ríe ante la cara de sorpresa de su cuñada. —La empresa es nuestra, y podemos hacer las cosas cuando queramos. Sobre todo eso que están haciendo ustedes, podemos llevarlo para la casa y hacerlo entre todos.—No es mala idea —está de acuerdo, Christian. —Lo haremos así como dice mi hermana. Ahora dejen todo cómo está y vámonos. Vamos a ir todos viaje familiar.—¿Qué quieres decir con todos? —preguntó Isabella.—Eso mismo, que iremos toda la familia a dar un paseo.—¿Toda, toda? —volvió a preguntar Isa
—Haces bien, en salir de eso. Daré la orden ahora mismo. ¿Y con Reginaldo que es lo que vamos a hacer?—Déjalo por el momento. Vamos a ver qué es lo que están planeando esos dos.—Por la manera que se fue, yo creo que esta vez no va a ayudarla, y escuché claramente como la amenazaba. Eva lo llamaba a gritos, y él no giró. Me dio la pequeña sensación por lo que escuché, que él sabe muchos secretos de tu mujer. Quizás al fin podremos saber dónde está Susan. A mí no hay quien me quite de la cabeza, que fue Eva quien la secuestró, quizás con ayuda del Thompson.—Llevamos tanto tiempo buscándola sin resultado, que ya perdí toda esperanza. Solamente quiero saber si es feliz. Si está viva, si no la mataron por mi culpa. Y mira ahora lo que sucedió que no lo esperábamos. Christian es hijo de Thompson, se casó con Isabella y tuvieron dos niños.—Eso es verdad, pero ese muchacho salió a su abuelo. No a su padre. Es un degenerado y no ha cambiado todavía. Me puse a investigarlo un poco, y sigu
Isabella vuelve a abrazar a Santiago, que le devuelve el abrazo sintiendo una inmensa felicidad. ¿Cómo pudo privarse de esto por veintitrés años? Se pregunta en lo que con disimulo limpia una lágrima. Luego se separa de su hija que le contesta sonriente con una enorme expresión de dicha que lo satisface y le dice.—Está bien papá, te voy a ir a ayudar, pero no te acostumbres. Ja, ja, ja… Sabes muy bien que no me gusta los números —luego sin soltarlo lo mira fijamente como si pensara lo que quiere decir, él le sonríe, y es entonces que se decide a hablar.—¿Puedo preguntarte algo en privado?—Claro que si hija, acompáñame al puente, para dar esa vuelta y anclar. Luego hablaremos de todo lo que tú quieras. Isabella hace como le pide, lo sigue al puente, se detiene su lado para observarlo. Escucha el alboroto de sus hijos que se acercan con Christian, los recibe emocionada y va a su encuentro. Todo se quedan observando la maniobra de anclaje, en un pequeño muelle que hay en el mismo. Su