Tyler Su voz era melodiosa y su cara adquiría una expresión de tranquilidad completa mientras tarareaba, como si la música la trasportara a un lugar feliz. Me quedé observándola mientras la luz del semáforo estaba en rojo, tan abstraído en su sutil tarareo, que no vi que había tornado a verde y, no lo hubiese notado, a no ser que algún claxon se hubiese escuchado. —Deberías conducir… —susurró ella con tranquilidad, llevé mi mirada al frente y continué justo cuando Ed Sheeran empezaba a reproducirse. El hotel donde se llevaría a cabo la recepción, estaba ubicado en todo el centro de Manhattan, entregué las llaves al valet que me recibió y rodeé el auto abriendo la puerta de Isabella, el salón estaba lleno e inmediatamente nos rodeó un grupo de personas, vi a Anthony a un costado del salón, su mirada de halcón en la figura de Isabella, Ubicamos nuestra mesa, en la que también estarían su tio y el padre de Jameson junto con algunos otros socios, incluido el dueño de D´Angelo Corp, un
Isabella Negué con la cabeza dejando el pasado atrás y, todavía con dudas. Mi mirada encontró a Jameson y Megan, estaban abrazados mientras ella lloraba en su pecho. Apesar que lo que podia ver era una pareja reconfortandose, no pude evitar que una extraña sensación corriera en mi sangre, irritación. Furia... Celos. No, no podían ser celos, no había nada que me uniera a Jameson. Lo odiaba. Entonces, ¿qué rayos hacía yo aquí? Estaba a punto de irme cuando Megan me vio, sus ojos azules parecieron taladrarme, antes de separar a Jameson de su cuerpo y que él limpiara sus mejillas. Una vez más, el enojo vibró en mi cuerpo, pero sonreí cuando él se giró y me observó, había resquicios de lágrimas en sus ojos y la preocupación surcaba completamente sus facciones. Nunca pensé que llegaría el día en que vería a Jameson Dominic Shields llorar, se supone que todo dolor que lo afectase sería una victoria para mí, sin embargo, no pude disfrutarlo, porque el hombre frente a mí, no se parecía e
Jameson —¿Sí? —Aparté el teléfono de mi oído, observando la pantalla, había llamado a Brown, pero era una mujer quien me contestó—. ¿Hola? Sé que está ahí, puedo escuchar su respiración. Carraspeé un poco y me levanté de la silla, alejándome de la cama donde Gia aún dormía. —Necesito hablar con Jameson Shields —musité con mi voz más grave. —Está ocupado en estos momentos, pero soy su esposa, si quiere decirle algo puede hacerlo conmigo. —Yo… —Te están llamando —avisó ella, oí ruidos en el teléfono antes de escuchar la voz de Tyler a través de la línea. —Shields. —Bien, Brown, te tomó cinco meses, pero al parecer la idiota ya confía en ti… digo, ya contesta tus llamadas, pensé que no podrías hacerlo nunca. —Él intentó decir algo, pero lo corté—. ¿La estás follando ya? La necesito enamorada de ti… O… de mí. —Me reí. —En estos momentos no puedo atenderlo. —Su voz se endureció, pero ni me inmuté, si Brown seguía así, iba a recordarle quién carajos era yo, antes que pudiera decir
Tyler Mientras el pedido llegaba, hablamos de la campaña, me comentó sobre lo que deseaba para la inauguración y, juntos, debatimos la lista de invitados, ambos teníamos listados con nuestros principales clientes y la inauguración albergaría unos setecientos de ellos. Stefy entró con las cajas de alimentos e hicimos una pausa para comer, mientras un silencio cómodo se instauró entre los dos. —He estado pensando que podrías llevar a Mia a la playa, por su cumpleaños… —Bajó la mirada hacia su plato—. Digo, no sé si estaría bien debido a su hospitalización hace un mes… —Tendría que preguntarle a el doctor de Mia, Stefy podría reservarme un departamento discreto. —De hecho —me interrumpió—. Tengo una casa, es más bien una pequeña cabaña, en Long Island, llevaré a Darcy ahí este fin de semana. Si no les molesta a ti a y a Megan compartir… —Alzó la mirada y yo tragué el trozo de comida que mantenía en mi boca y bebí un trago de cerveza. —¿No molestaríamos? —Tenemos tres habitaciones,
Tyler Mia sacó al animal peludo de la caja y lo trajo hasta mí. —Míralo, papito, es un gatito, un Tikki. ¿Puedo quedármelo? Tendría que preguntarle al doctor si habría algún problema. —No puedes devolverlo, es un regalo de cumpleaños —apuntó Darcy, su mirada me retaba a decir lo contrario… ¡Dios! Si Isabella no me hubiera asegurado que ese niño no era de Jameson, juraría que había sacado de él, su porte arrogante y desafiante. Mia seguía mirándome ajena mis pensamientos. —¿Papá? —Negué con la cabeza—. ¿No? —Hizo un puchero. Me agaché a su altura —Sí, bebé, es tuyo, pero tenemos que preguntar al doctor , dale las gracias a Isabella y Darcy. —Ella abrazó a Isabella mientras el niño traía otra caja y se sentaba justo al lado de mi hija. Isabella se acercó a mí lado. —Darcy insistió en comprar todo lo necesario para que el gatito estuviera cómodo. —Gracias. —Ella se encogió de hombros. —Iré a calentar la comida. —Te ayudo —musité siguiéndola mientras los dos niños se quedaban s
Tyler —Tengo que ir a la cama. —Asentí, a pesar que quería seguir hablando con ella, quería conocerla, quería… tantas cosas con ella—. Ten buena noche y descansa, mañana tendremos un día agitado. —De nuevo gracias por la mascota de Mia Lilian. Ella se detuvo observándome. —Lilian… ¿Por casualidad la madre de Mia es la nieta de Henrry? —Negué rápidamente, ni siquiera sabía que Henrry tenía una nieta—. No he visto a Lilian hace mucho tiempo. ¿Sabes qué pasó con ella? Solo sé que su mamá se la llevó hace mucho tiempo a Las Vegas. Mi cuerpo parecía estar hecho de cemento, no podía haber relación, había cientos de mujeres llamadas Lilian, apreté mis manos, queriendo preguntar más por esa chica. No lo hice y ella volvió a despedirse. Me fui a la cama poco tiempo después, pero no pude dormir, las palabras de Isabella seguían sonando en mi cabeza, no sabía mucho de la familia de Lilian, ella no mencionaba a nadie y yo siempre supuse que eran su madre y ella. La señora había muerto poco
Tyler —¡El papá de Mia apesta en el fútbol! —se burló, aún agitado. —¡Oye! —fingí indignación. —Se llama Jameson, bebé… —Nope. —Ambos miramos a Mia, que se había despegado del artilugio que hacía pulseras—. Mi papi no se llama así, ¿verdad, papi? —Mi cuerpo se tensó y la mirada de Isabella se centró a mí—. Papi se llama Tyler… —Bebé, estás equivocada, tu papi… —Negué con la cabeza, interrumpiéndola mientras mi hija reanudaba sus tareas, llevé mis labios a un costado de su cabeza y articulé un “más tarde” para Isabella. Salimos de la playa para comer y ya no pudimos volver, el cielo se encapotó y la lluvia se hizo presente durante toda la tarde, vimos películas y dejamos a los niños jugar con el gato hasta cuando se hizo la hora de la cena. Mientras Isabella colocaba los macarrones a cocinar yo empezé a cortar los tomates para la salsa boloñesa, habíamos trabajado en silencio mientras escuchábamos las risas y las gotas de lluvia repicar contra el tejado, estaba tan concentrado
Jameson —¡No! —grité, sentándome en la cama completamente acelerado, no podía enfocar bien, me sentía atrapado, asfixiado. Sentí una mano deslizarse por mi espalda y me giré rápidamente, tomando por el cuello al hijo de puta que me sometía. —James… —Sus dos manos rodeaban mi muñeca, intentaba decirme algo, pero no podía escuchar nada, no podía observar nada, solo la nebulosa de recuerdos difusos que mi mente había bloqueado por años, pero que siempre volvían a mí, las risas me acechaban en la oscuridad, las palabras dichas en ruso que al principio no entendía pero que luego se habían convertido en mi propia cruz. Me defendí; apreté mi mano más fuerte, mientras unas uñas se enterraban en mi piel, la presión se tornó más violenta y poco a poco esas uñas se retiraron antes que la luz iluminara la habitación de manera tenue y la neblina se despejara de mis ojos, Kate tenía los ojos rojos y llorosos mientras mi mano apretaba su cuello con fuerza, su brazo estirado hacia el interruptor