LUCA BRANDWOLFHan pasado dos malditos meses desde que Adalyne sufrió su transformación, desde que se convirtió en una híbrida de tres especies. Sigue cambiando entre sus tres naturalezas sin poder controlarlo. Sus ojos cambian cada pocos minutos, a veces incluso segundos. Un breve instante es lo que tengo para estar con mi Adalyne. Luego, aparece la que me odia, o la que me desea de una forma… diferente.¿Cuándo volverá finalmente Adalyne?Hemos buscado ayuda en cada rincón del mundo sobrenatural. Brujos, hechiceros, chamanes… Nadie puede controlar sus cambios. Dicen que solo ella misma puede hacerlo. Cada vez que recibimos una negativa, una punzada de desesperación me atraviesa. Nicolas está aún más afectado que yo. Se culpa constantemente, diciendo que falló en su misión, pero la única culpa es mía. Fui un egoísta. Pero, ¿qué podía hacer? Adalyne es la luz que llegó a mi oscuridad, la que extinguió el vacío que me consumía. No quería perderla, no podía. Y al final, no hice más que
¿Cómo es posible que sus palabras me hayan causado dolor? Es decir, no tengo alma y menos un corazón, o bueno, Celesty sí lo tiene. Mordí a su madre.Alan y Nicolas, al darse cuenta de lo que había hecho, me miraron horrorizados y corrieron a auxiliarla. La colocaron con delicadeza en el sofá y se miraron preocupados.—¿Qué sucede? —pregunté, sin sentir realmente ninguna emoción.—La has mord… —dijo Alan, con la voz temblorosa.—¡Eso es obvio, ancianito! —dije, rodando los ojos sin poder evitarlo.—¡Agh! —se quejó y me dio la espalda—. ¡Encárgate tú! —le dijo al brujito.—¿Belle? —dijo Nicolas. Asentí. Recordé que ayer les dije que ya no era ninguna de las Adalynes o Celestys. Mi nombre era Belle—. No simplemente la mordiste.—¿Entonces? —pregunté, confundida. No entendía nada.—¡La convertiste! —me dijo, y sentí un eco del dolor que sintió Celesty al saber que su madre había sido convertida en lo que ella más odia. Una punzada fugaz, casi imperceptible.—¡Ups! —dije y me encaminé al
LUCA BRANDWOLF —¡Belle! —grité al verla caer al suelo inconsciente. La loba la había mordido.Aunque su versión lobuna me odie, yo no puedo odiarla mientras esté en el cuerpo de mi Celesty. Rápidamente maté a los tres lobos. La loba que la mordió escapó. Tomé a Belle en brazos y la llevé dentro de la mansión, colocándola junto a Nicolas, que aún no despertaba.—Luca, ¿estás bien? —me preguntó mi padre.—Sí, Alan. ¿Y tú? —respondí.—Solo unos rasguños —dijo y se encogió de hombros—. Hace años que no luchaba así.Reímos débilmente.—¡Los dos están heridos! —dije al verlos tendidos en el sofá.—¡¿QUÉ?! —dijo Alan, que aún no se percataba de la situación de su protegida—. ¿Qué le sucedió?—La loba la mordió… —dije, pero me interrumpió.—¡¿¡¿CÓMO QUE LA MORDIÓ?!!? —gritó exasperado.—Me temo que sí —dije.—¿Tú qué crees que suceda ahora con Celesty? —me preguntó con temor en su voz.—Honestamente, no lo sé —dije con preocupación—. ¿Viste lo que sucedió con ese perro cuando ella lo mordió?
NICOLAS BROWN Hace una semana que llegamos al Jardín de Hechiceros, situado en las colinas de la Toscana. El jardín consta de pequeñas cabañas rodeadas por árboles y mesetas montañosas. Es un lugar encantado, por lo que nadie que no sea brujo/hechicero puede verlo. Celesty no ha despertado. Los Originales aún no la han visto, puesto que tuvieron que ir a otra aldea, una pequeña que alberga a las criaturas desterradas de sus pueblos.Los brujos del jardín nos recibieron muy amablemente, ya que para ellos era un honor tener a la hija del gran Primer Original, Dan Schifman. Adalyne era la sensación del lugar, todos querían conocerla, observarla y demás, pero ella permanecía dormida. ¿En qué afectaría la mordida de esa loba?—¡Nicolas! —escuché—. ¡Sal!—¿Alan? —pregunté y salí de la pequeña cabaña que me asignaron para dormir.—Llegaron los Originales —informó Alan.—¡A por ellos! —dije con nerviosismo.—¿Te encargas o me encargo? —inquirió.—¡Yo soy el hechicero! —dije, y él rodó los oj
CELESTY SCHIFMANAbrí mis ojos y claramente era yo, al fin estaba en mi cuerpo, no había rastros de mis otras versiones, ¿que sucedió? no recuerdo nada, solo cuando la versión lobuna tomo el control de todo el cuerpo. Con movimientos lentos logré estabilizar todo mi cuerpo y sentarme en la cama en la que estaba. —¿Celesty? ¿Belle? ¿Adalyne?—escuché decir de una voz conocida.—¡Sobrinaaaa!—gritaron dos desconocidos y me maree.—Mi Celesty—gritó Nicolas.—¿Podrían dejar de gritar? estoy algo mareada—dije lo más suave que pude.—¡Cierto!—dijo Nicolas—¿Que versión eres?—Es Celesty idiota, mira sus ojos—lo regaño Alan.—¡Alan!—dije y le sonreí el me abrazo y yo le respondí. —¿Como te sientes mi valiente?—me dijo dulce.—Algo débil pero bien, sonará raro pero me siento yo—dije tranquila.—¡Que bueno oírte decir eso!—dijo Nicolas—¿Nialla Niall?—¡Uhm bueno! siento arruinar su linda conversación pero necesito ver que paso en tu cabecita—Me dijo una rubia, la misma que me llamo sobrina ante
LUCA BRANDWOLF—¿Rojo pasión o rojo vivo? —me preguntó Amelie, con esa voz de niña emocionada que me taladraba los oídos.—El que quieras —respondí, sin más entusiasmo que si me pidiera que eligiera entre el cielo y la tierra.—¿Flores blancas o rojas? —insistió, sin darse cuenta de que mi mente estaba en otro lugar.—Las que quieras —dije, con los ojos fijos en mi celular, buscando distraerme de la invasión de preparativos que me rodeaban.—¿Qué te pasa? No me estás prestando atención —su tono se tornó frustrado, como si mis palabras fueran un golpe directo a su paciencia.—¿Por qué debería? —respondí, sin mirarla siquiera.—Porque uno, soy tu prometida, y dos, estos son los preparativos para nuestra boda —dijo, haciendo énfasis en la palabra "nuestra", como si eso pudiera obligarme a sonreír o sentir algo por ella.—Como quieras… —dejé escapar, con un suspiro largo, como si cada palabra fuera un peso más sobre mis hombros.—¡Agh! ¡Eres imposible! —gritó, frustrada, mientras se frota
Han pasado dos semanas desde aquel beso robado por Nicolas, y entre él y yo las cosas han cambiado. Un silencio incómodo nos rodea, y las conversaciones se limitan a lo estrictamente necesario. Él está distraído, como perdido en sus propios pensamientos, y Alan está preocupado. Me ha pedido que hable con Nicolas, pero... ¿cómo? Algo dentro de mí se retuerce cada vez que lo intento. Tengo miedo. Miedo de enfrentar lo que siento, miedo de que la distancia que ahora existe entre nosotros sea más que temporal.No puedo seguir así. Necesito hablar con él. Necesito que me diga qué está pasando, por qué actúa de esta manera. Al fin y al cabo, si no aclaramos lo que hay entre nosotros, no podré seguir adelante.—Alan, ¿has visto a Nicolas? —le pregunté, intentando parecer casual, aunque mi voz traicionaba la ansiedad que sentía.—¡Oh, hola Alan! ¿cómo estás? Muy bien, gracias por preguntar, ¿y tú? —respondió, imitando mi tono de forma exagerada, con la típica ironía que me hacía sonreír en ti
LUCA BRANDWOLF¡Hoy era el maldito día! Así es, me casaría hoy con una psicópata obsesionada. ¡Aplausos!Ella estaba en la planta baja y yo en la segunda. "Ver a la novia antes de la boda es de mala suerte", me dijo la rubia. Como si ya no tuviera suficiente mala suerte al tener que casarme con ella. ¡En fin! Me puse el traje negro mate que eligió la misma modista Beth, alisé mi cabello, y listo, estaba listo para arruinar mi eternidad.—¿Está lista ya la loca? —le pregunté a Valentín.—¿Aquí cóndor 1 me escucha cóndor 2? —dijo Valentín, aplicando el lenguaje de seguridad por medio de los radios.—¡Copiado! ¿Qué sucede? —respondió por el radio.—¿Está lista la señorita? —preguntó de nuevo.—Afirmativo.—¡Es hora, mi señor! —me dijo Valentín.Respiré profundo dos veces y decidí bajar. La boda sería en el jardín trasero de la mansión. Caminé hasta el altar improvisado, donde estaba el sacerdote. Me hizo señas para que esperara en el lado izquierdo. La orquesta que ella contrató comenzó