LUCA BRANDWOLF¿Qué he hecho?Actué sin pensar, actué por instinto, sin saber muy bien las consecuencias de mis actos. Le he hecho un terrible daño a Adalyne, o Celesty, como sea que se llame. No solo arruiné su destino, sino que la dañé físicamente.Celesty lleva tres semanas sin despertar. Está en un estado de coma, por así decirlo. Su alma está pasando por el limbo de las almas oscuras, una especie de dimensión a la que van las almas de las personas convertidas en lobos. Pero al ser una híbrida, su alma debe luchar entre sus tres partes: ángel, hechicera y ahora lobo. La parte que gane será la que regrese al cuerpo inerte de Celesty.¿Qué parte ganará?Me siento terrible. Le he hecho un daño imperdonable. No es fácil luchar contra uno mismo, y menos en un limbo donde hay tantos tormentos de almas muertas y perdidas en la oscuridad. Mi pobre pequeña debe estar sufriendo, y todo por mi egoísmo. ¿Es egoísta pensar en mí en vez de en ella? ¿Es egoísta quererla solamente para mí?Mierda
Exactamente no sé cuánto tiempo pasó luego de haberme desmayado. Recuerdo que todo se oscureció y caí al suelo. Cuando desperté, me encontraba en un lugar totalmente oscuro. A duras penas lograba ver. Era un bosque, o eso parecía. Había césped por todas partes, una especie de valle.Por alguna extraña razón, estaba descalza y con solo un vestido blanco. Mi cabello suelto me llegaba más abajo de los hombros. Me dolían los pies, me sentía perdida y cansada. ¿Dónde estoy? era la pregunta que más resonaba en mi cabeza, un eco doloroso como mil demonios.Comencé a caminar sin rumbo, sin saber dónde estaba ni hacia dónde ir. Vi una sombra pasar entre los arbustos y corrí hacia ella para pedir ayuda.—¡Hey! —grité cuando estuve lo suficientemente cerca para que me escuchara.Mi boca se abrió al notar que se trataba de mí misma. Era otra yo, con la diferencia de que llevaba un vestido negro. ¿Qué clase de pesadilla es esta? ¿Esto puede ser real?—¿Perdida, Angelito? —dijo con sarcasmo, miránd
LUCA BRANDWOLFYa van tres malditos meses. Tres meses en los que el cuerpo de Celesty descansa sobre mi cama, inerte. No ha despertado. ¿Qué estará sucediendo? Me muero por verla abrir los ojos, sus hermosos ojos azules, pero nada. Día y noche la velo, la observo y cuido cada maldito segundo, minuto, hora, día, semana, mes, y anhelo con toda mi alma que no se conviertan en años.¿Cuándo despertarás, amor mío?Espero que su lucha no sea en vano, que logre regresar la Celesty híbrida. No soportaría que, cuando despierte, no sea ella.¿Se acordará de todo lo que sucedió? ¿Me odiará? ¿Me seguirá amando?Solo quiero que despierte. MALDITA SEA.¿Por qué todo lo que queremos nunca dura?Subí a ver a Celesty. Había bajado a almorzar, pero al entrar en la habitación, estaba vacía. Celesty ya no estaba. Un frío recorrió mi cuerpo. ¿Dónde está?CELESTY SCHIFMANDesperté en la habitación de Luca. Él no estaba, por suerte. Salí disparada hacia el balcón, bajé a la sala y busqué a Alan o Nico. Nece
NICOLAS BROWNYa habíamos encontrado la solución. Celesty era solo una novicia, aún no una loba completa, así que, antes de la luna roja, que sería en tres semanas, podíamos anular su transformación. Solo necesitábamos evitar a toda costa que consumiera carne.Teníamos un plan: iríamos a la aldea de hechiceros y enseñaríamos a Adalyne para que completara su entrenamiento y despertara su lado mágico. Luego, impediríamos su transformación en la luna roja, y todo estaría resuelto. Entonces ella bajó, y no era ella. Fue totalmente grosera, antipática, brusca y tosca.Salió de la mansión, y pensamos que iría al jardín, así que no nos preocupamos mucho. Seguimos planeando todo para atar los cabos sueltos y que nada se saliera de control.—Luca, ¿a qué se refería Celesty cuando dijo que nos explicarías? —preguntó Alan.—Celesty es las tres, solo que diferentes versiones. Cuando sus ojos son azules, es Celesty. Cuando son amarillos, es la loba, y cuando son morados, es la hechicera —explicó,
LUCA BRANDWOLFHan pasado dos malditos meses desde que Adalyne sufrió su transformación, desde que se convirtió en una híbrida de tres especies. Sigue cambiando entre sus tres naturalezas sin poder controlarlo. Sus ojos cambian cada pocos minutos, a veces incluso segundos. Un breve instante es lo que tengo para estar con mi Adalyne. Luego, aparece la que me odia, o la que me desea de una forma… diferente.¿Cuándo volverá finalmente Adalyne?Hemos buscado ayuda en cada rincón del mundo sobrenatural. Brujos, hechiceros, chamanes… Nadie puede controlar sus cambios. Dicen que solo ella misma puede hacerlo. Cada vez que recibimos una negativa, una punzada de desesperación me atraviesa. Nicolas está aún más afectado que yo. Se culpa constantemente, diciendo que falló en su misión, pero la única culpa es mía. Fui un egoísta. Pero, ¿qué podía hacer? Adalyne es la luz que llegó a mi oscuridad, la que extinguió el vacío que me consumía. No quería perderla, no podía. Y al final, no hice más que
¿Cómo es posible que sus palabras me hayan causado dolor? Es decir, no tengo alma y menos un corazón, o bueno, Celesty sí lo tiene. Mordí a su madre.Alan y Nicolas, al darse cuenta de lo que había hecho, me miraron horrorizados y corrieron a auxiliarla. La colocaron con delicadeza en el sofá y se miraron preocupados.—¿Qué sucede? —pregunté, sin sentir realmente ninguna emoción.—La has mord… —dijo Alan, con la voz temblorosa.—¡Eso es obvio, ancianito! —dije, rodando los ojos sin poder evitarlo.—¡Agh! —se quejó y me dio la espalda—. ¡Encárgate tú! —le dijo al brujito.—¿Belle? —dijo Nicolas. Asentí. Recordé que ayer les dije que ya no era ninguna de las Adalynes o Celestys. Mi nombre era Belle—. No simplemente la mordiste.—¿Entonces? —pregunté, confundida. No entendía nada.—¡La convertiste! —me dijo, y sentí un eco del dolor que sintió Celesty al saber que su madre había sido convertida en lo que ella más odia. Una punzada fugaz, casi imperceptible.—¡Ups! —dije y me encaminé al
LUCA BRANDWOLF —¡Belle! —grité al verla caer al suelo inconsciente. La loba la había mordido.Aunque su versión lobuna me odie, yo no puedo odiarla mientras esté en el cuerpo de mi Celesty. Rápidamente maté a los tres lobos. La loba que la mordió escapó. Tomé a Belle en brazos y la llevé dentro de la mansión, colocándola junto a Nicolas, que aún no despertaba.—Luca, ¿estás bien? —me preguntó mi padre.—Sí, Alan. ¿Y tú? —respondí.—Solo unos rasguños —dijo y se encogió de hombros—. Hace años que no luchaba así.Reímos débilmente.—¡Los dos están heridos! —dije al verlos tendidos en el sofá.—¡¿QUÉ?! —dijo Alan, que aún no se percataba de la situación de su protegida—. ¿Qué le sucedió?—La loba la mordió… —dije, pero me interrumpió.—¡¿¡¿CÓMO QUE LA MORDIÓ?!!? —gritó exasperado.—Me temo que sí —dije.—¿Tú qué crees que suceda ahora con Celesty? —me preguntó con temor en su voz.—Honestamente, no lo sé —dije con preocupación—. ¿Viste lo que sucedió con ese perro cuando ella lo mordió?
NICOLAS BROWN Hace una semana que llegamos al Jardín de Hechiceros, situado en las colinas de la Toscana. El jardín consta de pequeñas cabañas rodeadas por árboles y mesetas montañosas. Es un lugar encantado, por lo que nadie que no sea brujo/hechicero puede verlo. Celesty no ha despertado. Los Originales aún no la han visto, puesto que tuvieron que ir a otra aldea, una pequeña que alberga a las criaturas desterradas de sus pueblos.Los brujos del jardín nos recibieron muy amablemente, ya que para ellos era un honor tener a la hija del gran Primer Original, Dan Schifman. Adalyne era la sensación del lugar, todos querían conocerla, observarla y demás, pero ella permanecía dormida. ¿En qué afectaría la mordida de esa loba?—¡Nicolas! —escuché—. ¡Sal!—¿Alan? —pregunté y salí de la pequeña cabaña que me asignaron para dormir.—Llegaron los Originales —informó Alan.—¡A por ellos! —dije con nerviosismo.—¿Te encargas o me encargo? —inquirió.—¡Yo soy el hechicero! —dije, y él rodó los oj