Un mes había pasado desde la noche del incendio, Emma había dejado la quemada propiedad tal cual había quedado y había ordenado se quedara así por ahora, no había ido a ver cómo estaba el lugar, no tenía fuerzas para recorrer los pasillos de lo que había Sido su hogar, su amor, Sophie se había encargado de recuperar todos los recuerdos en mejor estado, cuadros, joyas algunas prendas, regalos, y había almacenado uno de esos pedazos de su alma en cajas, luego cuando Emma compró un lujoso Penthouse en la misma cuadra del enorme edificio de AmatoGroup, dejo esas cajas en una sola habitación, bajo una cerradura electrónica que se habría solo con la huella de la morena, habían pasado los días estudiando la empresa, las decisiones de los últimos años y haciendo efectivo la posesión de activos heredado de su esposo,
Hacía un par de días que Emma comenzó a hacer de su vida una nueva rutina, lo necesitaba, le ayudaba a no pensar, no recordar y por consiguiente no desear aquello que ya no podía tener. El vacío en su pecho era tan grande que lo llenó con toneladas de trabajo, negociaciones, estudios y entrenamiento, no dormía más de cinco hora diarias, más de ese tiempo y las pesadillas comenzaban a buscarla reclamarla en la inconsciencia.Aquella mañana tomaba su café en una privada y pequeña cafetería a un par de calles de su edificio con una vista privilegiada del Queen Elizabeth Park, siempre en la misma mesa en la terraza, siempre a la misma hora, siete de la mañana terminaba de correr, pedía el desayuno antes de volver a casa y posteriormente al trabajo, apuro el café cuan
Entre los parrones de uno de los viñedos había un hermoso claro antes de una casona simplemente preciosa, la más grandes de la Toscana, se había cubierto el lugar con una enorme carpa Blanca, estaba todo previsto para la celebración de cumpleaños número veinticinco de Beatrice Amato, una real fiesta de gala al atardecer en la Toscana, simplemente precioso, la Italiano festejada gozaba de una sonrisa enorme saludando a sus invitados y luciendo simplemente preciosa en aquel vestido largo color plateado de escote bajo y sin espalda, a su lado un hombre rondando los treinta y fracción la acompañaba como un accesorio, compartía una sonrisa cortés y procuraba no hablar mucho para no opacar a la festejada, la celebración había sido maravillosa, un espectáculo circense, una banda de música clásica y ahora la bella italiana con una copa de vino al ig
A un poco más de un año desde la noticia del cambio en el CEO de Amato, Leonardo seguía siempre al borde del colapso de la frustración, su lobo siempre demasiado cerca de su piel, cualquier situación que involucra una onda de emociones más fuerte terminaba en un enorme lobo buscando derramar sangre. Lo único que lo mantenía a raya era la lealtad hacia su manada, su gente que a pesar de conocer la inestabilidad de su alpha continuaba confiando ciegamente en él, y por ello cada viernes las lobas se turnaban para visitar su habitación, Leonardo era un amante generoso y nunca había tenido una sola queja, más que ello eso le ayudó a ser incluso más cercano con su gente y el lado más sensible de la manada que involucra a las mujeres y a pesar de que la compañía de las hembras ayudaba a mantener su control a raya nunca era completamente satisfactorio, era un animal, una be
El teléfono sonaba demasiado lejano, Emma se removió entre las sábanas y abrió los ojos, miro el techo de la habitación, completamente blanco, aquella no era su casa, por supuesto que no, nunca llevaba a sus "citas" a su hogar, se giró entre las sábanas y vio durmiendo boca abajo al hombre con el que había pasado la noche, tenía rasgos masculinos pero seguía siendo joven, tal vez demasiado, soltó un suspiró hastiada, la jaqueca le recordó con suficiencia algunas escenas de la noche anterior.Una fiesta privada en el hotel más lujoso de Vancouver varias celebridades y distintos tragos, miró al chico a su lado, pómulos altos, cabello rubio, tenía ojos azules, de eso sí se acordaba, un par de martinis y se habían ido a su casa. Emma nunca se quedaba en la casa de los hombres con los que dormía, pero la noche anterior hab&
-¿Sr.Brown?- preguntó Emma a Leonardo que estaba de espaldas a ella.Lentamente el lobo se puso de pie y giró hacia la morena, con una sonrisa torcida y que por segunda vez aquel día envió una ola de cosquillas a su abdomen bajo, pero ella era una experta en contenerse y el control, le ofreció una sonrisa cortés. - Soy María Camelia Respreto. - se presentó la morena.No.. Eres Emma, pensó el alpha, pero no dijo nada, después tendría tiempo para averiguar ese embrollo, ahora se permitió observarla, sus facciones eran mucho más maduras que hace tres años y medio, su cabello… ahora era una melena lisa y decidio en aquel instante que le sentaba mucho mejor su melena rizada, pero de igual forma estaba magnífica, iba en un par de pantalones negros ajustados que daban rienda a su imaginación con aquellas generosas caderas, una
Roy en cuanto habían salido de la sala de reuniones se había dispuesto a buscar una propiedad para las necesidades de ambos, pero principalmente de su alpha, a mediodía ya estaban recibiendo una casa en los suburbios de Vancouver.-¿Que pasó ahí?- preguntó Roy junto a Leonardo mientras despedían al agente inmobiliario fuera de la propiedad. Leonardo siguió la mirada de su Beta encontrando la deplorable imagen de lo que debió ser una casa enorme y hermosa, hecha nada más que escombros y cenizas.-Una real tragedia- comenzó a relatar el agente inmobiliario- los Amato eran un matrimonio joven y poderoso, la señora Camelia quedó Viuda y Huérfana en una sola noche - dijo con un gesto dolido- ella aún conserva la potestad d
Leonardo pasó casi toda la noche dando vueltas en la cama, se durmió cerca de las tres de la madrugada y despertó antes de las ocho de la mañana, estaba ansioso y nervioso, así que cuando finalmente despertó se levantó y se dispuso hacer ejercicio en el pequeño gimnasio dentro de la casa y mientras levantaba peso se dispuso a pensar en la situación actual, quería ir con pies de plomo, aguantaría su completa desesperación por poseerla si eso le daba la mínima oportunidad de tenerla a su lado, Leonardo no era estúpido, Emma no habría heredado la presidencia de un grupo económico como Amato solo por ser Viuda, no, aquella hermosa mujer debía de ser jodidamente astuta y así lo corroboró más tarde cuando Roy le trajo una carpeta con la información de María Camelia Respreto mientras desayunaban.-¿Saben c&oacu
Casi no lo había visto, estaba segura que había Sido en un simple pestañeo, la mesa con el almuerzo estaba casi un metro hacia el lado dejando por una fracción de segundos un vacío entre ellos sentados en sus respectivas sillas. Cuando lo vio venir la morena instintivamente levantó los brazos rodeando el cuello del mayor mientras esté enroscaba un brazo propio alrededor de su cintura y la levantó sin un solo problema y patentado la silla la presionó con fuerza contra la pared, sus cuerpos vibrantes, calientes presionaban contra el otro, Emma estaba segura que mañana encontraría un moretón en sus omoplatos debido a la fuerza del golpe, un cuadro en la pared cayó al suelo. Sus bocas se rozaban, suavemente, jadeando una contra otra, sus miradas fijas, Leonardo la levantó un poco más para que su erección bajo las ropas se apretara sobre su entrepiernas, la morena cerró