38-Emma

Casi no lo había visto, estaba segura que había Sido en un simple pestañeo, la mesa con el almuerzo estaba casi un metro hacia el lado dejando por una fracción de segundos un vacío entre ellos sentados en sus respectivas sillas. Cuando lo vio venir la morena instintivamente levantó los brazos rodeando el cuello del mayor mientras esté enroscaba un brazo propio alrededor de su cintura y la levantó sin un solo problema y patentado la silla la presionó con fuerza contra la pared, sus cuerpos vibrantes, calientes presionaban contra el otro, Emma estaba segura que mañana encontraría un moretón en sus omoplatos debido a la fuerza del golpe, un cuadro en la pared cayó al suelo. Sus bocas se rozaban, suavemente, jadeando una contra otra, sus miradas fijas, Leonardo la levantó un poco más para que su erección bajo las ropas se apretara sobre su entrepiernas, la morena cerró

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