-¡Estoy bien!- Gruño Leonardo por quinta vez lo que iba de la mañana. Bajaba las escaleras a toda prisa mientras se iba quitando la ropa.
-¡No!, ¡No lo estás! Eres un lobo, ¡ningún lobo práctica el celibato! - Mahia venía persiguiendole detrás mientras iba recogiendo la ropa que este dejaba caer al suelo-¿Oh y sabes por qué? Maldito alpha terco, ¡por qué no es natural para tu raza! - Roy seguía la discusión lentamente desde atrás- estás tan frustrado que en poco tiempo si no es sexo buscarás sangre, ¡es la naturaleza! - gruño en gritos ya cansada de repetirle aquel discurso - si no quieres hacerlo conmigo ¡Bien! ¡Pero busca a alguien!, ¡la manada te necesita cuerdo!
-Eso no va a pasar…
Hace exactamente una semana que Emma le había dado la noticia a Adriano sobre su embarazo, al principio la burbuja rosa de amor y felicidad que estaban viviendo los absorbió ese fin de semana, los mantuvo en casa acurrucados uno contra el otro completamente anexos al mundo exterior, Emma lo había agradecido, su esposo era un trabajólico y tenerlo para sí misma un fin de semana completo era un verdadero lujo, pero cuando llegó el día lunes y su alarma sonó para ir a la escuela fue detenida por el Italiano, su excusa; el iba a trabajar desde casa esos días y ella no tenia examenes pronto asi que la quería a su lado, la ternura y las hormonas hicieron cobijo en su estado de ánimo y cedió, así mismo el día martes y nuevamente el día miércoles.Aunque por la tarde de ese mismo d&ia
En una lujosa habitación en el hospital más grande de Vancouver Sophie estaba sentada junto al cuerpo inconsciente de su querida amiga, habían pasado tres días desde el incendio y ella no se había movido de su lado, acarició su cabello una vez más, casi agradecía que durmiera un poco más, la realidad sin duda sería mucho más horrible que el sueño en el que estaba sumida, tomó un pequeño paño y limpio los dedos de su amiga, aquellos que sobre salían del yeso de su brazo. Cuando la llamaron del hospital pensó que se le paraba el corazón, primero no entendió por qué la habian llamaron a ella, sabía que Adriano la había puesto como contacto de emergencia en caso de que él no estuviera dentro del país pero ella había hablado con su amiga, la mañana del día del incendio y luego de clases sabía que volvía a casa junto a Adriano, que la llamarán a ella no tenía sentido, pasó todo el camino en coche hasta el hospital tratando de localizar al Italiano, pero tod
Un mes había pasado desde la noche del incendio, Emma había dejado la quemada propiedad tal cual había quedado y había ordenado se quedara así por ahora, no había ido a ver cómo estaba el lugar, no tenía fuerzas para recorrer los pasillos de lo que había Sido su hogar, su amor, Sophie se había encargado de recuperar todos los recuerdos en mejor estado, cuadros, joyas algunas prendas, regalos, y había almacenado uno de esos pedazos de su alma en cajas, luego cuando Emma compró un lujoso Penthouse en la misma cuadra del enorme edificio de AmatoGroup, dejo esas cajas en una sola habitación, bajo una cerradura electrónica que se habría solo con la huella de la morena, habían pasado los días estudiando la empresa, las decisiones de los últimos años y haciendo efectivo la posesión de activos heredado de su esposo,
Hacía un par de días que Emma comenzó a hacer de su vida una nueva rutina, lo necesitaba, le ayudaba a no pensar, no recordar y por consiguiente no desear aquello que ya no podía tener. El vacío en su pecho era tan grande que lo llenó con toneladas de trabajo, negociaciones, estudios y entrenamiento, no dormía más de cinco hora diarias, más de ese tiempo y las pesadillas comenzaban a buscarla reclamarla en la inconsciencia.Aquella mañana tomaba su café en una privada y pequeña cafetería a un par de calles de su edificio con una vista privilegiada del Queen Elizabeth Park, siempre en la misma mesa en la terraza, siempre a la misma hora, siete de la mañana terminaba de correr, pedía el desayuno antes de volver a casa y posteriormente al trabajo, apuro el café cuan
Entre los parrones de uno de los viñedos había un hermoso claro antes de una casona simplemente preciosa, la más grandes de la Toscana, se había cubierto el lugar con una enorme carpa Blanca, estaba todo previsto para la celebración de cumpleaños número veinticinco de Beatrice Amato, una real fiesta de gala al atardecer en la Toscana, simplemente precioso, la Italiano festejada gozaba de una sonrisa enorme saludando a sus invitados y luciendo simplemente preciosa en aquel vestido largo color plateado de escote bajo y sin espalda, a su lado un hombre rondando los treinta y fracción la acompañaba como un accesorio, compartía una sonrisa cortés y procuraba no hablar mucho para no opacar a la festejada, la celebración había sido maravillosa, un espectáculo circense, una banda de música clásica y ahora la bella italiana con una copa de vino al ig
A un poco más de un año desde la noticia del cambio en el CEO de Amato, Leonardo seguía siempre al borde del colapso de la frustración, su lobo siempre demasiado cerca de su piel, cualquier situación que involucra una onda de emociones más fuerte terminaba en un enorme lobo buscando derramar sangre. Lo único que lo mantenía a raya era la lealtad hacia su manada, su gente que a pesar de conocer la inestabilidad de su alpha continuaba confiando ciegamente en él, y por ello cada viernes las lobas se turnaban para visitar su habitación, Leonardo era un amante generoso y nunca había tenido una sola queja, más que ello eso le ayudó a ser incluso más cercano con su gente y el lado más sensible de la manada que involucra a las mujeres y a pesar de que la compañía de las hembras ayudaba a mantener su control a raya nunca era completamente satisfactorio, era un animal, una be
El teléfono sonaba demasiado lejano, Emma se removió entre las sábanas y abrió los ojos, miro el techo de la habitación, completamente blanco, aquella no era su casa, por supuesto que no, nunca llevaba a sus "citas" a su hogar, se giró entre las sábanas y vio durmiendo boca abajo al hombre con el que había pasado la noche, tenía rasgos masculinos pero seguía siendo joven, tal vez demasiado, soltó un suspiró hastiada, la jaqueca le recordó con suficiencia algunas escenas de la noche anterior.Una fiesta privada en el hotel más lujoso de Vancouver varias celebridades y distintos tragos, miró al chico a su lado, pómulos altos, cabello rubio, tenía ojos azules, de eso sí se acordaba, un par de martinis y se habían ido a su casa. Emma nunca se quedaba en la casa de los hombres con los que dormía, pero la noche anterior hab&
-¿Sr.Brown?- preguntó Emma a Leonardo que estaba de espaldas a ella.Lentamente el lobo se puso de pie y giró hacia la morena, con una sonrisa torcida y que por segunda vez aquel día envió una ola de cosquillas a su abdomen bajo, pero ella era una experta en contenerse y el control, le ofreció una sonrisa cortés. - Soy María Camelia Respreto. - se presentó la morena.No.. Eres Emma, pensó el alpha, pero no dijo nada, después tendría tiempo para averiguar ese embrollo, ahora se permitió observarla, sus facciones eran mucho más maduras que hace tres años y medio, su cabello… ahora era una melena lisa y decidio en aquel instante que le sentaba mucho mejor su melena rizada, pero de igual forma estaba magnífica, iba en un par de pantalones negros ajustados que daban rienda a su imaginación con aquellas generosas caderas, una