Yusuf intentaba controlar sus impulsos, pero Ayse despertaba un deseo profundo que nunca había sentido por otra, el color de su piel, su olor y hasta manera de respirar parecía provocarle pero cuando cerró los ojos y se dejó llevar por un impulso acercando sus labios al cuello de cisne que parecía llamarlo de inmediato fue devuelto a la realidad.

— Creo que ya me has ayudado lo suficiente, gracias — , dijo con la cremallera abierta a la altura de la cintura, Yusuf había tenido el cuidado de no rozar su piel pero en cuanto percibió el aliento en su cuello se erizó y supo que estaba demasiado cerca, por un momento cerró los ojos y se perdió en la sensación, imagino sus labios y hasta su lengua recorriendo la piel, pero pronto había vuelto en sí y retomado las cabales.

— Lo siento creo que me distraje, quizá es el cansancio.

— Te entiendo, yo también me siento así, mañana quiero ir por los niños temprano, es mejor que ya vayamos a descansar.

— Tienes razón, que pases buenas noches —