— Perdona, no te habíamos visto — dijo burlonamente una voz femenina que por desgracia conocía muy bien. Maldije en mis adentros y busqué rápidamente una posible salida, por si pudiera huir corriendo. Había una salida cerca pero no estaba a mi alcance: estaba justo detrás de mis agresores y sabía que no se conformarían con ésto. Tragué saliva con fuerza. Sólo me quedaban dos opciones: luchar y quizás enviar a alguno al hospital o dejar que me pegasen. Ninguna de las opciones me gustaba.
— Lo siento mucho… iba distraída. Ha sido culpa mía. — dije mirando al suelo para evitar provocarlas — si me disculpais… tengo prisa y…Ellas se rieron con fuerza. Odiaba esa risa con toda mi alma. Casi al instante, sentí que Sahira (no sabíamos el motivo de que llamase así a la voz, quizás fuera el nombre de algún familiar o de mi madre) se acercaba bastante enfurecida. Era una sensación extraña, pero no podía centrarme en eso: en estas situaciones, ella exigía sangre y eso era algo que no podía dejar que sucediera. Cerré los ojos con fuerza mientras apretaba mis puños e internamente le pedía que se fuera.— ¿Lo estáis escuchando? La loca está murmurando de nuevo. ¿Qué está diciendo? ¿Vete? ¿Acaso te está hablando de nuevo esa voz? — dijo otra chica de forma burlesca.— ¡Oh, mira! ¡Incluso ha cerrado los puños! — dijo con sorna una tercera chica.M****a, m****a y más m****a. Lo había murmurado sin querer. Me puse nerviosa.— Yo… yo… no, e-eso no…— ¿Eso no es lo que has dicho? ¿Acaso me estás llamando mentirosa, m*****a chalada de m****a? — dijo enfadada la primera chica — ¿O acaso me estabas diciendo que me fuera?— N-n-no… veréis… t-todo está s-siendo u-un malentendido…"¡Mátalas! ¡Defiéndete! ¡Haz que su sangre corra por el suelo!" comenzó a gritar Sahira en mi mente, hecha una fiera. Apenas escuché la gran risa malvada que salió de aquellas chicas: ahora mismo, tenía que calmar a mi locura como fuera.— Mírala… y ahora se atreve a ignorarnos. ¿Acaso te crees superior, rarita chiflada? Porque aquí, nosotras somos las reinas y no hay absolutamente nadie por encima nuestro… — dijo la cuarta chica con una voz peligrosamente dulce. Ya estaba el daño hecho: sabía que iban a pegarme. Podía ignorarlas hasta que se cansasen, ahora lo más importante era controlar la furia de Sahira y evitar hacer cualquier tontería de la que pudiera arrepentirme mas tarde."Agáchate, extiende una pierna y gira sobre tu mismo eje con la otra. Desestabiliza a esas idiotas y tíralas al suelo, después, pisotea con fuerza sus cabezas hasta reventarlas y que sus cerebros de guisante y su sangre inunde el suelo. Intentarán…". Mi locura pedía muerte y sangre. A veces sentía la tentación de dejarme arrastrar por sus deseos, pero era algo que no debía hacer… así que mientras el primer puñetazo volaba hacia mi estómago, visualicé en mi mente un jardín de lirios blancos y rosas rojas. No sabía dónde había visto un jardín así o si también era producto de mi locura. Sin embargo, había algo en esa imagen que me tranquilizaba y me permitía aislarme del dolor físico y también de aquella sádica voz que exigía la muerte de mis agresores. Cuando veía ese jardín, el tiempo pasaba en un suspiro, era como una especie de trance, mi pequeño oasis de paz.No sé cuánto tiempo pasó, pero debieron de haber sido unas cuantas horas. Cuando abrí mis ojos, ya era casi de noche, estaba tirada en el suelo del colegio, sola, y apenas notaba una leve molestia: estaba casi recuperada de mis heridas. También sentía una especie de enfado e indignación de parte de Sahira. Si tenía suerte, quizás estuviera callada unos días en vez de volverse una loca sanguinaria. Me levanté y me dirigí a casa, el día ya había terminado.Comentario de la autora:¡Hola a todos! ♥️Muchas gracias por seguir leyendo mi historia ♥️. Por favor, no me matéis por Mar o por Sahira. Ahora mismo, son el polo opuesto la una de la otra. Pero de verdad que tiene que ser así.Hablando de ellas dos, siento mucha curiosidad: ¿quién os gusta más? ¿Sahira o Mar? Ahora que ya conocéis un poco más a las dos, me gustaría conocer vuestra opinión ♥️.¡Muchas gracias por leerme! ¡Os adoro! ♥️La semana pasó más rápido de lo que esperaba, y sin darme cuenta, habíamos llegado al día de la excursión.La verdad es que mis compañeros del instituto estaban muy emocionados, ya que era lo único de lo que se hablaba en el pasillo. Después de aquel feo encuentro con Rose y su grupito, Sahira había estado muy callada, algo que agradecía. Ellas tampoco me habían vuelto a molestar, lo que era todo un milagro. Parecía que daban más importancia a la excursión, aunque sospechaba, por el tipo de conversaciones, que sólo querían ser el centro de atención (y follarse a algún nativo de allí, por lo que había escuchado una vez).Como yo iba a ser la excepción y pasar las noches en la cabaña, había decidido llevar ropa cómoda pero que me permitiera realizar cualquier movimiento. Eso incluía unas mallas ajustadas, un sujetador deportivo y una sudadera, todo de color negro. Había pensado en usar la típica ropa de camuflaje, pero... decidí que sería mejor atarme varias hojas: así también se me pega
Seguí a Alfred hasta un coche de lujo. Pensé que pasaríamos de largo cuando sacó el mando y abrió el coche. Me quedé quieta y muy sorprendida, no esperaba que tuvieran ese tipo de coches. Alfred se giró hacia mí y soltó una carcajada.— ¿Nunca habías visto un coche?— Uno tan caro, no. — Entonces será todo un placer darte tu primer paseo en el. — dijo de forma burlesca. Pasaron unos segundos en los que no me moví — ¿Pasa algo?— No, nada... es sólo que me da miedo mancharlo. Mantener esa tapicería limpia debe costar una fortuna. — dije con timidez. — Normalmente no está tan limpio, no te preocupes. — dijo riéndose — Lo hemos preparado especialmente para ti. Aunque si te resulta incómodo, podemos llamar a un taxi... pero eso no se incluye en el curso y el instituto tendría que pagarlo. — ¿Qué? ¡No, no! Ahora mismo me subo. — dije alarmada y corrí hacia el asiento trasero. Lo último que necesitaba era hacer un cargo al instituto que tendrían que pagar todos los padres. La vuelta a la
Un maldito y estruendoso ruido perforó mis tímpanos de forma repentina, sobresaltándome en la cama.— ¿Pero qué diabl..?No pude terminar la frase porque algo se había abalanzado sobre mí, inmovilizándome... y al segundo siguiente, sentí algo frío y afilado en mi garganta."¿Luchamos? Si mueres no me sirves de nada" escuché decir a mi locura con una clara sed de pelea. "Puedo matarlo para que las dos vivamos".No pude llegar a dar una respuesta, porque sentí, de forma repentina, esa oleada de adrenalina que sentía cuando Sahira entraba en batalla. Así que no me lo pensé y dejé que ella actuase: agarré con las dos manos el brazo que sujetaba el cuchillo, me agaché y me giré en un movimiento tan rápido que a mi captor no le dió tiempo de reaccionar. Una vez había escapado de su abrazo letal, levanté la rodilla para golpearlo en los huevos... por fortuna, mi captor intuyó lo que iba a hacer y me soltó mientras se alejaba, dejando mi rodilla durante un par de segundos en el aire. — Buen
Pasaron dos años desde aquella excursión. Mi vida no había cambiado mucho: Seguían apareciendo pintadas en mi taquilla y seguía sufriendo acoso físico y verbal. Tampoco tenía nuevos amigos y mi relación con Laida era la misma. Supongo que tendría que alegrarme de eso, ya que habían dejado de acosarla. Le pregunté cómo, pero lo único que me dijo fue que le había dado una patada en las pelotas a su principal acosador. Por desgracia para mi, eso no era una opción. Lo único que había cambiado un poco era mi relación con mi locura: estando en Mariesh, descubrí que no buscaba siempre sangre y violencia. Eso hizo que me sintiera un poco más cómoda y ya no tenía miedo cuando me hablaba. Aunque desde que habíamos vuelto, seguía siendo muy violenta y sanguinaria. Creí que era porque el pueblo le hacía daño, así que decidí abandonarlo e irme a estudiar muy lejos cuando cumpliese los 18 años. Sin embargo, me sorprendí cuando me dijo que no quería alejarse mucho del lugar así que no tenía muy clar
Terminé de vestirme. Decidí ponerme una ropa cómoda, así que llevaba un pantalón de chándal, una sudadera y unas tenis, todo completamente negro. Si tenía que evitar a las personas, la ropa oscura era la mejor que se podía llevar de noche.Fui a coger mi bolso y me quedé dubitativa: Si de casualidad lo que decía Sahira era cierto... ¿me serviría de algo el móvil? ¿Podría siquiera llevármelo? Era una buena pregunta. Al final, decidí dejar el teléfono en casa aunque sabía que era peligroso salir de casa sin teléfono. Así que me fui al armario y busqué mi joyero: lo abrí y saqué un reloj sumergible. Al menos, sabría la hora. Cerré el armario y bajé por las escaleras e iba a salir de casa cuando la voz de mi padre me sobresaltó.— ¿A dónde vas, cariño? — Hola papá... voy a salir a dar una vuelta.— ¿A estas horas?— Sí... Sahira está muy inquieta y creo que será bueno que me dé un poco el aire. — odiaba mentir a mis padres, pero... técnicamente, no estaba mintiendo. — ¿Quieres que te aco
Abrí mis ojos y me quedé sin palabras: en el agua cristalina , podía ver el reflejo de una loba preciosa. Tenía el pelaje blanco como la nieve con un ligero brillo que no supe identificar: no sabía si era perlado o plateado. Quizás fuera una mezcla de ambos. Me fijé en mis ojos, ya que nunca había visto unos ojos de un color tan peculiar. Eran de color rosa, pero me recordaban mucho al color de los zafiros rosas pulidos: intenso y con cierta claridad, parecían brillar con luz propia. Eran preciosos y al instante me enamoré de ese color: decidí que, en algún momento de mi vida, tendría que comprar alguna joya con un zafiro rosa. Después de ver lo impresionantes que eran, necesitaba poder ver, siempre que quisiera, ese color. Giré la cabeza para observarme bien y me di cuenta de que tenía ligeras manchas doradas. Me pareció sorprendente y me moví, pero las manchas doradas no brillaron. "Me pregunto si brillarán con la luz del sol, al igual que brilla la parte blanca." — pensé observand
Tuve miedo. Mucho, quizás demasiado. Me escondí detrás de un pequeño árbol del jardín. Lo que yo quería era entrar a casa, subir a mi habitación y vestirme rápido antes de que mis padres me viesen. Ahora eso iba a ser algo muchísimo más complicado. Vi salir a mi padre, con las llaves y una linterna en la mano. Lo hacía siempre que yo no le respondía pero... ¿cómo iba a responderle en este cuerpo? Incluso un gruñido lo asustaría mucho más.— ¿Quién anda ahí? — escuché decir a mi padre, con claridad y firmeza. Ojalá yo tuviera algo de todo eso. Me encogí un poco más."Quédate quieta o nos descubrirá""Lo siento, estoy muy nerviosa.""Lo sé, pero debes controlarte"No nos habíamos dado cuenta de que el movimiento había atraído la atención de mi padre, que se había ido acercando poco a poco después de coger el palo que tenía siempre en la puerta.Mierda. Tenía que quedarme quieta. Esperaba que el pelaje no brillase ahora mismo, no necesitaba darle más pistas. También comencé a respirar má
En algún momento de toda la noche debimos quedarnos dormidos. Cuando me desperté y estiré mi cuerpo, noté que estaba en mi cuerpo humano. No recordaba en qué momento me había transformado de regreso."Sahira, ¿estás despierta?"Un gruñido sonó en mi mente, así que la dejé descansar.Miré a mis padres y los vi durmiendo tranquilamente. Bien, que durmiesen un poco más.Me dirigí al baño y después de hacer mis necesidades diarias, abrí la ducha: con todo lo que sucedió anoche, realmente daba asco. Me lavé bien todo el cuerpo y el pelo, soltando un gemido de placer ante la increíble sensación del agua caliente: incluso me quedé unos minutos extras más sólo para disfrutar. Salí de la ducha, me sequé y fijé la toalla para el pelo. Después, fui a mi habitación. Miré mi armario: la mayoría eran pantalones de chándal, jeans y sudaderas. Suspiré. Ahora que sabía que no estaba loca, quería cambiar de look. "Pero los demás siguen pensando que estás loca y no se creerán tu historia" — murmuró una