¡Hola a todos! <3 Sé que he tardado un poco mas de lo que dije en escribirlo, pero han pasado muchas cosas en este tiempo: mi empresa y el cliente para el que trabajaba han tenido problemas entre ellos. Mi empresa no ha podido reubicarme en otro proyecto así que me han despedido y he tenido que actualizar todo mi perfil laboral etc. Volviendo al libro, este capítulo no ha sido fácil de escribir y bueno, he tenido que hacer algunas pausas en el final, para terminarlo: he terminado encariñada con Alfred y soy la primera dolida con su muerte :( Acerca del libro de Esteban, ya puedo hablar un poquito mas: se titulará "El Alfa Olvidado" y todo girará a su pasado (su mujer, su hija, los papeles de Alfred...) y a una relación amorosa. ¡Os quiero un montón! Sois estupendos <3
El humo se despejó pero ya sabía que mi ataque no había dado en el blanco. Lúnula también lo notó porque se impulsó en la barrera que hizo Rose para retroceder. — ¡PERRA! ¡No me ganarás en el aire! — gritó y se lanzó hacia mi. Lúnula viró en el aire y mientras la esquivaba aprovechó a darle una coz que la envió lejos sujetándose el estómago. "Bien hecho" — le felicité. "Vamos a por ella, está distraída" — me dijo Lúnula. Sin embargo, no llegué a responderle porque noté como una conexión fuerte desaparecía. "¿'QUÉ!? ¡NO! ¡ALFRED! ¿¡QUÉ HA PASADO CON ALFRED!?" — grité por el canal general. Intenté hablar con Esteban, pero su mente se había vuelto algo extraña... y sentí, a través del enlace mental, un dolor y un ansia asesina tan grande que me dejó sin respiración durante un segundo. "Tenemos que ayudarlos." — me dijo Sahira apenada. "Sí. Finalicemos la batalla." — le dije. "¡ESTRELLA!" — escuché gritar a Jake por el canal general, completamente histérico — "¡MI HIJA! ¿¡CÓ
— Elisssa, hemosss encontrado una ffforma de esssparcccir un líquido, pero no esss muy buena. — le dije acercándome a la puerta en la que se había escondido. — ¿Y cuál es, Yo? — me preguntó un poco después. — Hemosss encontrado una essspecccie de assspersssor, con un rango muy amplio, pero ninguna ffforma de usssarlo. Asssí que hemosss practicado y hemosss conssseguido hacccer una essspecccie de alasss que nosss permiten volar con un poco de magia negra, pero essstaremosss indefffensssosss en el aire y no podrasss ayudarnosss... ahora nosss vendría muy bien tener alguna de lasss brujasss de la manada. — Y... ¿sabéis el tiempo que podéis volar? — preguntó con preocupación. — No. Ni sssabemosss dirigirlo bien. Nunca hemosss volado. Puede sssalir muy mal. — Si os caéis... ¿podéis...? — ¿Morir? Sssí. Sssomosss sssombrasss, pero debemosss hacernosss tangentesss para volar y podemosss morir de una caída. — ¿No hay otra forma? — preguntó varios segundos después. — No hemosss enco
Me separé de Esteban al de un rato. "Aquellos que no podáis luchar por favor, poned en una pila los caídos. Los que estáis heridos, id al grupo de Julián para que os revisen. Los demás, terminad de matar a los demonios y las brujas." — ordené y me dirigí hacia mi grupo de batalla para ver el resultado: había muchos cuerpos tirados en el suelo, claramente sin vida. "Hemos perdido aproximadamente la mitad de las conexiones que teníamos antes de la batalla." — me dijo Sahira, apenada. "Lo sé... son muchos muertos. Hemos ganado, pero hemos pagado un precio muy alto." Me dirigí hacia el primer cuerpo que me encontré y le di la vuelta: tenía un agujero en el pecho, donde debía estar su corazón. Su rostro tenía una expresión de sorpresa. "Al menos no sufrió." — le dije a Sahira, llevando el cuerpo hacia el lugar indicado. Varios lobos de la manada unieron sus esfuerzos y poco a poco, la pila de fallecidos fue haciéndose más y mas grande. "Mi Reina, hemos encontrado al Alfa Alfre
Mis recuerdos comenzaban en un tubo de laboratorio. La oscuridad era densa y un olor extraño llegaba hasta mi nariz. Intenté respirar y toda aquella oscuridad se metió en mi interior. Quise gritar de dolor pero aquello fue peor y sentí como aquello se introducía en mi ser. ¿Por qué me estaba pasando todo esto? Antes de terminar aquí, yo era... era un... no me acordaba. ¿Qué era en realidad? — Se ha despertado antes de tiempo. — escuché decir a una voz lejana, bastante distorsionada. Aquella voz me resultaba familiar y dolorosa, pero no sabía el motivo. Un momento, ¿qué era algo familiar? ¿Por qué conocía esa palabra? Aquello tan sólo estaba aumentando el dolor, esta vez en la cabeza. — Vuelve a dormirlo. Necesitamos que esté inconsciente. — añadió una voz femenina que por algún motivo desconocido, odiaba. — De acuerdo. Aunque parece que aún tiene sentimientos... — escuché decir a la primera voz con un tono divertido. Una luz rojiza me rodeó y perdí la consciencia. *** Ruido.
¡Hola a todo/as! He estado leyendo vuestros comentarios desde que finalizó el libro, y muchos me habéis estado preguntando por la continuación: El Alfa Olvidado. Últimamente he realizado modificaciones en los dos últimos capítulos (con permiso de mi editor) para cambiar las notas y poner que está disponible, pero eso... sólo sirve para los nuevos lectores (¡muchas gracias por llegar hasta aquí!), y pensé: ¿cómo puedo hacerles saber, a todos los que me habéis apoyado durante este proyecto, que el libro ya está disponible? Porque no me dejan poner la información de mis redes sociales y además, no todos tenéis las mismas redes sociales. Así que se me ocurrió poner "un capítulo adicional gratuito" y convencí a mi nuevo editor para que me dejase poner esta nota, para que os aparezca que hay una actualización y así intentar llegar hasta vosotros :)¿Qué tendremos en el libro de Esteban? Veremos a Esteban detrás de la máscara que lleva utilizando diez años, con sus traumas y teniendo que ha
— ¡Me cago en la …! — maldije mientras buscaba a ciegas mi teléfono móvil para apagar la alarma. Eran las 6 de la mañana y ya era hora de levantarme para ir al instituto — ¿Ya es lunes de nuevo..? — gruñí dejando caer la cabeza con desgana y cansancio en la cama: mis largos rizos se desparramaron y rebotaron como si fueran pequeños muelles rebeldes por toda la almohada.Odiaba el instituto. Odiaba tener que ir a clase y estudiar, odiaba tener que ver a los compañeros, odiaba como me trataban."Pero eso es porque te dejas pisotear. " Dijo esa molesta vocecilla en mi cabeza. "Si me dejases tomar el control, las cosas serían muy diferentes".— ¡Oh, cállate! ¡Déjame en paz! No existes, sólo eres producto de mi imaginación, de mis delirios y de mi trauma, no voy a prestarte atención. — murmuré asqueada. Había pasado una mala noche y no me apetecía tener que lidiar con mi locura… bueno, nunca me apetecía, pero hoy especialmente me apetecía menos."Lo que tú digas, Mar, pero en el fondo sabes
El instituto estaba cerca de casa, pero aún así, caminé durante casi 20 minutos. No me gustaba coger el camino directo: había demasiada gente mirándome de forma demasiado incómoda. Prefería callejear y evitar tantas personas como pudiera. El instituto para mí era una pesadilla: debido a mi problema, muchos me marginaban, pero había un pequeño grupo que se burlaba de mí todo el rato. Además, si no huía pronto y se juntaban varios, me pegaban. En realidad, podía defenderme, con mi fuerza, mis reflejos y las clases de artes marciales que recibí durante varios años, no tendría ningún problema, pero no lo hacía. Temía perder el escaso control mental que tenía, ya que cuándo me golpeaban, la vocecilla de mi cabeza sonaba enfurecida y exigía sangre. Si me defendía, quizás me pasase de fuerza y alguien terminase gravemente herido. Así que era mejor recibir los golpes sabiendo que en un rato estaría curada, a mandar al hospital a alguien sin querer. Lo único que hacía ligeramente agradable e
— Perdona, no te habíamos visto — dijo burlonamente una voz femenina que por desgracia conocía muy bien. Maldije en mis adentros y busqué rápidamente una posible salida, por si pudiera huir corriendo. Había una salida cerca pero no estaba a mi alcance: estaba justo detrás de mis agresores y sabía que no se conformarían con ésto. Tragué saliva con fuerza. Sólo me quedaban dos opciones: luchar y quizás enviar a alguno al hospital o dejar que me pegasen. Ninguna de las opciones me gustaba.— Lo siento mucho… iba distraída. Ha sido culpa mía. — dije mirando al suelo para evitar provocarlas — si me disculpais… tengo prisa y…Ellas se rieron con fuerza. Odiaba esa risa con toda mi alma. Casi al instante, sentí que Sahira (no sabíamos el motivo de que llamase así a la voz, quizás fuera el nombre de algún familiar o de mi madre) se acercaba bastante enfurecida. Era una sensación extraña, pero no podía centrarme en eso: en estas situaciones, ella exigía sangre y eso era algo que no podía dejar