Seguimos a Esteban por el bosque durante dos días. Estaba entusiasmado por la situación: decía que desde la caída de mis padres muchos eran los Alfa que habían comenzado a abusar de su título y poder por lo que en los últimos quince años habían aumentado en gran cantidad los pícaros. Según él, ahora los Alfa se sentían confiados al no haber nadie por encima de ellos. — Entonces, ¿crees que varios se unirán a mi manada y ejército? — Creo que una gran parte sí. Antes la posición de los Benditos, como lobos superiores a los Alfa por sus poderes y elegidos por la Diosa, imponían respeto. Los últimos Benditos eran conocidos por ser justos, así que si una manada se pasaba ellos intervenían por la seguridad de la raza. Los Alfa que cuidaban a sus manadas no tenían ningún problema con ellos y los demás Alfa... sólo se controlaban por miedo, pero muchos lobos vivieron felices. Después de que murieran... algunos Alfa se quitaron la máscara. Injusticias, asesinatos, esclavitud, venta de lobas
El pueblo era sencillo pero estaba bien comunicado y abastecido. Había tiendas de todo tipo, la mayoría artesanales. Estaba sorprendida de la habilidad de algunos lobos ya que vendían de todo: muebles, sofás, cubertería, joyería etc, todo artesanal con diferentes estilos: gótico, elegante, clásico... la variedad era impresionante."Nos vendría muy bien tener lobos con estas habilidades. Parecen de muy buena calidad".— comentó Sahira en mi mente."Sí, además de que sería una buena financiación."— Es increíble lo que estoy viendo: tantos negocios abiertos con trabajos tan increíbles y extraordinarios.— dije señalando la tienda de muebles.— También vendemos armas, Alfa. La ciudad es muy próspera y no necesitamos ningún Alfa que nos guíe. La convivencia es pacífica.— No entiendo porqué alguien querría abandonar ésto. — Por soledad, no ser visto como un paria, seguridad, sensación de pertenencia a un grupo... hay varios motivos. Y por supuesto, también la venganza o mejorar la vida de
La casa de Esteban estaba en perfectas condiciones y muy bien arreglada. Tenía un toque elegante y minimalista a excepción de algunas armas expuestas en la pared. — Son para cazar y proteger el territorio. — explicó cuando me vió mirándolas.No dije nada y continuamos con la visita. Nos mostró la habitación en la que iba a pasar la noche: tenía una cama queen size con unos cojines y una colcha que sólo con verlos ya prometían una comodidad y descanso de ensueño. En la vida había visto algo tan cómodo.— Es increíble. — dije observando los tonos blancos y azules de la habitación — parecen sacados de un cuento de princesas.— Los cojines son de pluma de oca y pato. Los he estado cazando durante años y he rellenado las almohadas de ello. — Impresionante.— Entonces espera a ver el baño.Esteban tenía razón: cuando llegamos al baño quedé aún más impresionada. Mezclaba los colores blanco y negro con adornos y toques en color oro: todo el baño tenía un aire elegante. Vi una ducha con disti
Miré con expectación a los dos lobos: debían de ser gemelos porque eran casi idénticos. — No sabemos mucho, Alfa. Sólo son leyendas e historias vagas...— Nuestra madre siempre nos contaba una especie de cuento. Nosotros creíamos que eran mentira...— Hasta que hemos visto todo lo que haces. — Ya no creemos que sea mentira, Alfa. — terminaron diciendo los dos a la vez. Les miré con curiosidad.— ¿Por qué creéis que un cuento puede interesarme?— Porque estamos convencidos que es algún tipo de profecía que habla de ti, Alfa.— ¿Y eso cómo es posible? — La familia de mi madre tuvo una gran amistad con una familia de Benditos que desapareció en la Segunda Guerra Alfa. — Uno de aquella familia decían que podía ver el futuro pero que sólo podía contar una parte de forma extraña. — Así que un día le habló a nuestra antepasada de una visión que no debía ser olvidada.— Una visión que debía sobrevivir al paso del tiempo. — Una visión que debía contarse en el momento adecuado a su destina
Tardamos ocho días en llegar a Mariesh. El pueblo era igual de bonito que dos años atrás, seguía conservando su mismo encanto.— ¿Ésto es la manada? — preguntó Joselyn totalmente sorprendida.— No lo sé. Estuve en una cabaña en el bosque por haber ganado el concurso.— Menos mal que han saldado la deuda y han hecho una inyección de dinero: estos hoteles son muy caros. Jamás nos lo hubiéramos podido permitir, Alfa. — dijo Jake.— Lo sé. Pensaba dormir en el bosque o en la manada, pero mejor en estos hoteles.Me dirigí hacia el hotel con menos estrellas pero Esteban me agarró.— ¿A dónde va, Alfa?— Al único hotel de cuatro estrellas, es el más económico.— Alfa, entiendo que no quieras gastar el dinero de la manada en lujos, pero dormiremos en el de seis estrellas. Ya lo hemos hablado entre nosotros: no vamos a permitir que descanses en cualquier lugar.— Además los hoteles de seis estrellas están mejor protegidos: tienes una diana en tu cabeza sólo por ser quién eres. No vamos a arrie
Le seguimos hasta una sala privada. — Sólo ella y yo. — dijo Alfred.— No. — dije — son mis guardias. Es su trabajo protegerme.Alfred me miró sorprendido.— ¿Por qué estarías en peligro conmigo? Te protegí y cuidé durante tu estancia aquí hace dos años.— Las cosas han cambiado mucho desde ese entonces, Alfred. — Sí, ya lo veo. ¿Alfa, una mujer? ¿de verdad? Eso es antinatural.Sentí una oleada de rabia y furia procedente de Sahira."Maldito machista" — dijo mi loba."Hace dos años querías follártelo.""Todas cometemos errores alguna vez. Al menos no me folló".— Sí, mujer y Alfa. Vamos dentro, es algo que debemos hablar los ocho en privado.Alfred me miró mal cuando hice un gesto a mis guardias para que pasasen primero.— ¿Vienes? — le pregunté después de pasar.No dijo nada pero entró a la habitación y cerró la puerta.— ¿Y bien? ¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó Alfred y después me miró — la verdad es que me esperaba otra cosa cuando volvieses, no ésto."Será cerdo el puto mac
— Estuviste genial, Alfa. — me felicitó Fernando cuando estuvimos lo suficientemente lejos para ser escuchados.— Apartaste como si nada a un Alfa y lo lesionaste. Muchas gracias por protegerme, Alfa. — dijo Joselyn emocionada.— ¿No tendrías que haberte defendido? — pregunté.— Sí pero los Alfa son muy rápidos y yo sólo soy una Delta. Se me da bien luchar e incluso podría tener una pelea digna contra un Beta, pero un Alfa es demasiado para mi. — Nunca nada es demasiado, Joselyn.— Pero soy una mujer, Alfa. No puedo igualar la fuerza.— ¿Y quién ha hablado de igualar la fuerza? Ellos son más fuertes, sí, pero nosotras somos más rápidas. Un golpe rápido en un punto crítico es tan eficaz como el más fuerte de los golpes.— Pero sigo sin poder igualar a un Alfa.— No te autolimites, Joselyn. Si los títulos lo fuesen todo, nunca habrían caído las familias benditas. Y mira la actualidad: soy la última de todos los que han existido. Si crees en ti misma, si rompes tus propias barreras, pod
— ¡Maldita sea! — me quejé en voz alta y me giré hacia Jake — ¿y ahora qué hacemos?— Creo que pasar tiempo juntos. No es como si nos hubieran dejado otra opción. — dijo Jake tranquilo desde la silla en la que se había sentado.— Hace mucho tiempo que eso no pasa, Alfa.— No, eso es mentira. Pasamos mucho tiempo juntos y...— Rodeados de otros lobos. — me interrumpió Jake levantándose y dirigiéndose hacia mi — Echo de menos pasar tiempo juntos, a solas.— ¿Echarlo de menos? No es como si tuviéramos una relación, Jake.— ¿Y qué tenemos exactamente, Alfa? — dijo Jake con esa voz que tanto me gustaba: noté como se me erizaba el pelo de los brazos.— Una bonita amistad y... — ¿Eso somos, Mar? ¿Amigos? — dijo Jake poniéndose detrás mío y abrazándome por la cintura — ¿De verdad? — Sssí. — dije poniéndome nerviosa: ¿por qué tenía que oler tan bien? — Si eso es lo que somos... entonces... — Jake pegó su cuerpo a mi espalda. Inconscientemente agarré las manos que tenía en mi vientre. Acercó