La casa de Esteban estaba en perfectas condiciones y muy bien arreglada. Tenía un toque elegante y minimalista a excepción de algunas armas expuestas en la pared. — Son para cazar y proteger el territorio. — explicó cuando me vió mirándolas.No dije nada y continuamos con la visita. Nos mostró la habitación en la que iba a pasar la noche: tenía una cama queen size con unos cojines y una colcha que sólo con verlos ya prometían una comodidad y descanso de ensueño. En la vida había visto algo tan cómodo.— Es increíble. — dije observando los tonos blancos y azules de la habitación — parecen sacados de un cuento de princesas.— Los cojines son de pluma de oca y pato. Los he estado cazando durante años y he rellenado las almohadas de ello. — Impresionante.— Entonces espera a ver el baño.Esteban tenía razón: cuando llegamos al baño quedé aún más impresionada. Mezclaba los colores blanco y negro con adornos y toques en color oro: todo el baño tenía un aire elegante. Vi una ducha con disti
Miré con expectación a los dos lobos: debían de ser gemelos porque eran casi idénticos. — No sabemos mucho, Alfa. Sólo son leyendas e historias vagas...— Nuestra madre siempre nos contaba una especie de cuento. Nosotros creíamos que eran mentira...— Hasta que hemos visto todo lo que haces. — Ya no creemos que sea mentira, Alfa. — terminaron diciendo los dos a la vez. Les miré con curiosidad.— ¿Por qué creéis que un cuento puede interesarme?— Porque estamos convencidos que es algún tipo de profecía que habla de ti, Alfa.— ¿Y eso cómo es posible? — La familia de mi madre tuvo una gran amistad con una familia de Benditos que desapareció en la Segunda Guerra Alfa. — Uno de aquella familia decían que podía ver el futuro pero que sólo podía contar una parte de forma extraña. — Así que un día le habló a nuestra antepasada de una visión que no debía ser olvidada.— Una visión que debía sobrevivir al paso del tiempo. — Una visión que debía contarse en el momento adecuado a su destina
Tardamos ocho días en llegar a Mariesh. El pueblo era igual de bonito que dos años atrás, seguía conservando su mismo encanto.— ¿Ésto es la manada? — preguntó Joselyn totalmente sorprendida.— No lo sé. Estuve en una cabaña en el bosque por haber ganado el concurso.— Menos mal que han saldado la deuda y han hecho una inyección de dinero: estos hoteles son muy caros. Jamás nos lo hubiéramos podido permitir, Alfa. — dijo Jake.— Lo sé. Pensaba dormir en el bosque o en la manada, pero mejor en estos hoteles.Me dirigí hacia el hotel con menos estrellas pero Esteban me agarró.— ¿A dónde va, Alfa?— Al único hotel de cuatro estrellas, es el más económico.— Alfa, entiendo que no quieras gastar el dinero de la manada en lujos, pero dormiremos en el de seis estrellas. Ya lo hemos hablado entre nosotros: no vamos a permitir que descanses en cualquier lugar.— Además los hoteles de seis estrellas están mejor protegidos: tienes una diana en tu cabeza sólo por ser quién eres. No vamos a arrie
Le seguimos hasta una sala privada. — Sólo ella y yo. — dijo Alfred.— No. — dije — son mis guardias. Es su trabajo protegerme.Alfred me miró sorprendido.— ¿Por qué estarías en peligro conmigo? Te protegí y cuidé durante tu estancia aquí hace dos años.— Las cosas han cambiado mucho desde ese entonces, Alfred. — Sí, ya lo veo. ¿Alfa, una mujer? ¿de verdad? Eso es antinatural.Sentí una oleada de rabia y furia procedente de Sahira."Maldito machista" — dijo mi loba."Hace dos años querías follártelo.""Todas cometemos errores alguna vez. Al menos no me folló".— Sí, mujer y Alfa. Vamos dentro, es algo que debemos hablar los ocho en privado.Alfred me miró mal cuando hice un gesto a mis guardias para que pasasen primero.— ¿Vienes? — le pregunté después de pasar.No dijo nada pero entró a la habitación y cerró la puerta.— ¿Y bien? ¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó Alfred y después me miró — la verdad es que me esperaba otra cosa cuando volvieses, no ésto."Será cerdo el puto mac
— Estuviste genial, Alfa. — me felicitó Fernando cuando estuvimos lo suficientemente lejos para ser escuchados.— Apartaste como si nada a un Alfa y lo lesionaste. Muchas gracias por protegerme, Alfa. — dijo Joselyn emocionada.— ¿No tendrías que haberte defendido? — pregunté.— Sí pero los Alfa son muy rápidos y yo sólo soy una Delta. Se me da bien luchar e incluso podría tener una pelea digna contra un Beta, pero un Alfa es demasiado para mi. — Nunca nada es demasiado, Joselyn.— Pero soy una mujer, Alfa. No puedo igualar la fuerza.— ¿Y quién ha hablado de igualar la fuerza? Ellos son más fuertes, sí, pero nosotras somos más rápidas. Un golpe rápido en un punto crítico es tan eficaz como el más fuerte de los golpes.— Pero sigo sin poder igualar a un Alfa.— No te autolimites, Joselyn. Si los títulos lo fuesen todo, nunca habrían caído las familias benditas. Y mira la actualidad: soy la última de todos los que han existido. Si crees en ti misma, si rompes tus propias barreras, pod
— ¡Maldita sea! — me quejé en voz alta y me giré hacia Jake — ¿y ahora qué hacemos?— Creo que pasar tiempo juntos. No es como si nos hubieran dejado otra opción. — dijo Jake tranquilo desde la silla en la que se había sentado.— Hace mucho tiempo que eso no pasa, Alfa.— No, eso es mentira. Pasamos mucho tiempo juntos y...— Rodeados de otros lobos. — me interrumpió Jake levantándose y dirigiéndose hacia mi — Echo de menos pasar tiempo juntos, a solas.— ¿Echarlo de menos? No es como si tuviéramos una relación, Jake.— ¿Y qué tenemos exactamente, Alfa? — dijo Jake con esa voz que tanto me gustaba: noté como se me erizaba el pelo de los brazos.— Una bonita amistad y... — ¿Eso somos, Mar? ¿Amigos? — dijo Jake poniéndose detrás mío y abrazándome por la cintura — ¿De verdad? — Sssí. — dije poniéndome nerviosa: ¿por qué tenía que oler tan bien? — Si eso es lo que somos... entonces... — Jake pegó su cuerpo a mi espalda. Inconscientemente agarré las manos que tenía en mi vientre. Acercó
Me desperté con muchísimas agujetas.— ¿Qué...? — dije con la voz totalmente somnolienta y ronca mientras me estiraba en la cama.— ¡Ay! — se quejó Jake cerca. Demasiado cerca. Me giré y le vi sujetarse el ojo — Me has dado con el codo.Iba a preguntar qué hacía él en mi cama cuando todos los recuerdos de la noche anterior aparecieron en mi mente. Me sonrojé muy intensamente y me tapé la cabeza con el nórdico.— ¿Mar? ¿Pasa algo? — me preguntó Jake, preocupado.— ¡Sí! ¡No! ¡No lo sé! — dije desde debajo del edredón.Pasaron unos segundos y escuché a Jake reírse. Sí, me encantaba escucharlo feliz pero en estos momentos estaba totalmente avergonzada.— ¿Es por lo de anoche? — dijo con esa voz grave que me encantaba.— Si... — murmuré en un tono excesivamente bajo. Volvió a reírse y se metió debajo de la manta. Antes de que pudiera hacer una barrera con el nórdico para que nos separase, él se puso encima mío para sujetar mis brazos por encima de mi cabeza. La posición era realmente compro
La manada de Alfred se encontraba a doce horas corriendo en forma de lobo.— No te preocupes, Alfa. Monta en tu forma humana sobre mi lomo para evitar rasgar ese bonito vestido que llevas. — me dijo Jake cuando me vió en el apuro de ir en forma de lobo.— No sabía que eras una montura. — dijo con malicia Alfred.— Quizás a diferencia de tu manada, nosotros damos todo por nuestra Alfa de forma voluntaria: ella no nos pide que hagamos cosas por ella, nosotros lo hacemos porque queremos. — dijo Joselyn — Ella pesa menos que algunas de las piezas que he cazado en invierno. No es la primera vez que ella monta sobre mi y para mi es todo un honor ser todo lo que ella necesite que sea. — dijo Jake.— Sí, eso es innegable. Supongo que las mujeres Alfa prefieren tener sexo con los Beta que con alguien de su posición y rango.— Mi vida privada no es asunto de tu incumbencia, Alfred. — dije tajante — Me acuesto con quien yo quiera siempre que también la otra parte quiera hacerlo. Para follar no