La mitad de los refuerzos se fue detrás de los rebeldes y la otra entró directamente por la puerta Sur. -Bueno, esto fue divertido. Savanah y yo los esperaremos en algún cuarto del castillo. -Le dije con un gesto despectivo de la mano a Karel y me di la vuelta para alcanzar a Savanah. -Espera. - Dijo sujetando mi brazo. - es peligroso que vayas sola. -Tanta preocupación por mi seguridad me conmueve. - Dije limpiando una lágrima imaginaria. - No te preocupes Karel, no es a mi a la que han capturado dos veces en un día. No cayó en mi provocación, solo tomó mi mano y me arrastró por todo el campo de batalla como si fuera una muñeca de trapo. Se lo permití únicamente porque estaba curiosa de saber a dónde iba con todo ese maltrato a mi pobre manita. Ciertamente, tuvo cuidado de no tomar el brazo que estaba herido. Pasamos por encima de algunos cuerpos y llegamos hasta donde se encontraba Savanah mirándonos divertida. Bajó del caballo y le hizo una exagerada reverencia a Karel. -Su m
— Entonces ¿Comenzaste con los cuchillos por precaución?—Algo así. — Dijo mirando al cielo. — Mi madre era la dueña de la carnicería; así fue como conoció a mi papá. Ella murió cuando yo tenía unos ocho años. Amaba su maldita tienda porque había sido de la abuela, así que le prometí que yo la cuidaría. Claro que mi sueño no era ser la carnicera del pueblo. — Dijo con una sonrisa. — Sino que quería seguir los pasos de mi padre y ser curandera. Cuando solo fuimos papá y yo, dividía mi tiempo entre la carne y los pacientes. Los cuchillos comenzaron cuando la gente se comenzó a quejar de que mis cortes no eran tan buenos como los de mi madre. Un día entró un lobo especialmente desagradable quejándose de que su carne tenía un centímetro menos de lo que él había pedido el día anterior. No estaba de buen humor, así que le arrojé el cuchillo que tenía en la mano gritándole que si no le gustaba podía irse a otra carnicería. El cuchillo para enorme sorpresa de los dos se clavó limpiamente en e
“¿Saldrás a probar un pedazo de pastel que te ha traído la señorita Dix o ya te volviste salvaje?”Yo tomé el lápiz que deslizó Mateo por debajo de la puerta y le dibujé una mano mostrándole todo mi amor en un dedo.También le dije que dejara el pastel en la puerta antes de deslizar el papel al otro lado.Volví a la cama de Karel; en los últimos dos días la había reclamado como mía por ser la más suave del castillo. Si iba a volverme salvaje, al menos dormiría en las nubes, demonios.O eso fue lo que le dije en cuanto regresó al castillo una hora después y le metí la marca de mi brazo directo en sus ojos.Karel abrió los ojos alarmado y prácticamente me cargó hasta la mazmorra. Mi tío Chad nos siguió todo el camino mientras el idiota ladraba órdenes sobre traer a los curanderos reales. Entonces me arrojó a la celda más asquerosa que pudo encontrar y se fue corriendo. Mi tío y yo lo observamos junto a todo su séquito irse.-¿No te pudo dar una habitación? - Preguntó tío Chad en voz baja
Por supuesto, Karel intentó reclamar su habitación al caer la noche pero solo bastó con que le gruñera un poco para ahuyentarlo.¿Mi tío? Desaparecido. La última vez que lo vi fue cundo subió por las escaleras de la mazmorra.Mi niñera oficial y quien me dejaba comida en la puerta era Mateo. Casi cada hora pasaba un papel con la misma pregunta: ¿Te has vuelto ya salvaje?No me permitía tener esperanzas. Quizá el salvaje que me había mordido estaba defectuoso o algo y por eso los síntomas estaban tardando. Lo que sea, quedarme en esta habitación fue la mejor de las ideas; al menos podía tomar largos baños.Solté un suspiro cuando mi estómago rugió. El único "síntoma" que sentía era hambre. Mucha hambre.Fui hasta la puerta y la abrí suavemente para asomarme. Una vez segura de que no había nadie, tomé el pastel de la señora Dix. En algún momento de mi loca carrera hacia la habitación de Cole para salvar sus tesoros, rescaté a la loba de algunos rebeldes que no entendían que ella no querí
-Me has perdido.Ella suspiró y se sentó en la cama.-El clan Capell no solo son los que han reinado el continente Norte por algunas generaciones. ¿Sabías que, de hecho, tu familia proviene del continente perdido?Ahora fue mi turno de mirarla con incredulidad.Antiguamente existían seis continentes. Hasta donde se sabe, en el continente perdido hubo una especie de plaga que hizo que todos los lobos que lo poblaban murieran. No había ningún tipo de registro sobre el número de lobos o cómo era la civilización, ya que eso había pasado hace casi un milenio. Los pocos libros que hacían referencia de ello eran tan viejos que se encontraban en colecciones privadas o deshaciéndose en los estómagos de las polillas y otros insectos a los que les gustaba el polvo, supongo.-No lo sabía.-Bueno, no es como si haya encontrado mucha información. Únicamente sé que de alguna forma la familia real del continente perdido desarrolló inmunidad. No mencionan que la plaga a la que se refieren sean los salv
Alguien gritó a mi espalda pero lo ignoré. Esta loba estaba en una misión.Corrimos hasta un pasillo conocido y Mateo se detuvo en la puerta haciéndose a un lado. Yo abrí y me encontré con la secretaria de Karel. Ella me dio una inclinación de cabeza y señaló hacia la puerta del idiota.La abrí y algunos pares de ojos me observaron en tensión tocando sus armas.-Fuera. No me obliguen a hacerlo yo misma. - Dije con voz mortal.-Hagan lo que dice. - Dijo Karel sin inmutarse desde su escritorio.Cuando la puerta se cerró, me dirigí a su escritorio. Sin palabras comencé a tomar sus papeles y los arrojé al aire. Luego agarré una pequeña lámpara de aspecto caro y la arrojé a la ventana. Esta, obviamente, se rompió aunque no lo suficiente.Seguí tomando objetos de su oficina y arrojándolos a cualquier parte por un rato. Karel me observaba calmado, el maldito.Hice una pausa porque estaba pensando en la mejor manera de incendiar el lugar y Karel aprovechó para hablar.-¿Has terminado?- Dijo e
Me miró furioso.-¡No le harás ningún daño!-Para empezar, gracias por confirmar su ubicación. Y haré lo que yo m****a quiera porque soy una hembra emocional y no puedes juzgarme por ello... no sin enemistarte con Cole, y en este momento necesitas a tu General mucho más de lo que necesitas a la familia de Elizabeth.Comenzó a ponerse púrpura y en otra ocasión le hubiera hecho burla por ello.-Te haré un pequeño favor ya que somos familia. - Dije con una sonrisa inocente que no creía ni yo. - La retaré a un duelo; así cuando la mate, su familia no podrá reclamar nada a la corona. Negarse a ayudarte te daría el derecho de exterminar a su familia.Los duelos eran una cosa seria en este continente. No importaba tu color de pelaje o clase social; durante un duelo se seguían las mismas normas:1° Solo podía solicitarse cuando se haya cometido un crimen en contra de tu persona, tu pareja o de tu descendencia y la autoridad competente se niegue a resolver el conflicto. Se necesitaban pruebas c
Algunas lobas corrían en círculos mientras salían de la casa de la manada.Me parecía estúpido, pero si su sentido atrofiado de supervivencia les decía lo contrario, no discutiría con ellas.Parecía ser que el fuego había comenzado en el salón de costura y que avanzaba a un ritmo muy anormal; a menos que fuera provocado y planeado. Quizá lo alimentaron con alguna sustancia inflamable.Como sea, no podía dejar que las lobas se hicieran daño y los guardias de la casa de la manada seguían sin reaccionar.Algunos incluso miraban boquiabiertos las llamas cada vez más altas.—¡Lobos! —Grité haciéndome oír. — ¡Guíen a las lobas hacia allá! — Dije señalando la salida. — ¡Es peligroso salir de la protección de la muralla, solo reúnanse en ese rincón y protéjanlas!Por suerte, sus mentes militares por costumbre de recibir órdenes comenzaron a movilizarse.—Debemos buscar una fuente de agua. —Dijo Savanah recorriendo el jardín en caos.—Eso será inútil. Quien sea que haya provocado el fuego sabí