-¿Cómo harías eso, loba?- Me preguntó curioso Joel. -Bueno, ustedes los machos no cabrían por ahí- Dije señalando las rejas- Pero mi cuerpo es más pequeño y flexible. Permítame intentarlo, señor. Miró alternativamente entre mi cuerpo y las rejas; luego me dio un asentimiento de cabeza. - Tienes dos minutos loba. -Si señor. Yo me acerqué a la reja y comencé a buscar lo que necesitaba. Justo como se lo había pedido a Mateo, me hizo una especie de señalización para saber por dónde podría entrar fácilmente. Comencé a pasar una pierna y luego el resto de mi cuerpo le siguió. Esto sería muy difícil si no fuera porque Gastón y los chicos lo habían engrasado con alguna cosa que no me molestaría en averiguar qué era. Cuando pasé del otro lado le di pulgares arriba a Joel, quien me dio una sonrisa astuta y luego fui hacia la palanca que abría la puerta. Tuve que utilizar todas mis fuerzas ya que esta cosa pesaba un montón, pero lo logré. Los lobos comenzaron a cruzar a señal de Joel. Cua
En algún momento de la lucha, tuve a dos grandes y malvados lobos negros a mis costados. Era como si hubiéramos luchado juntos toda la vida ya que nos coordinamos naturalmente para atacar.Ellos procuraban rematar a mis presas pero nunca interferir en mis peleas y yo les devolvía la cortesía. Conforme pasó el tiempo, esta coordinación comenzó a ser más notable en elcampo de batalla y muchos lobos trataron de separar a nuestro trío maravilla pero de alguna forma nos arreglábamos para volver a nuestra formación.Fue en una de estas breves separaciones que un lobo se dio cuenta de mi patita herida y decidió atacarla. No fui lo suficientemente rápida y mi aullido de dolor se escuchó fuerte en la zona. Enseguida dos lobos negros brincaron sobre el tipo destrozándole la garganta y arrancándole una pata. Tal violencia impactó a todos a nuestro al rededor, incluyéndome.Un lobo aprovechó el breve lapsus para intentar atacarme por la espalda; no lo esquivaría a tiempo así que me preparé para
La mitad de los refuerzos se fue detrás de los rebeldes y la otra entró directamente por la puerta Sur. -Bueno, esto fue divertido. Savanah y yo los esperaremos en algún cuarto del castillo. -Le dije con un gesto despectivo de la mano a Karel y me di la vuelta para alcanzar a Savanah. -Espera. - Dijo sujetando mi brazo. - es peligroso que vayas sola. -Tanta preocupación por mi seguridad me conmueve. - Dije limpiando una lágrima imaginaria. - No te preocupes Karel, no es a mi a la que han capturado dos veces en un día. No cayó en mi provocación, solo tomó mi mano y me arrastró por todo el campo de batalla como si fuera una muñeca de trapo. Se lo permití únicamente porque estaba curiosa de saber a dónde iba con todo ese maltrato a mi pobre manita. Ciertamente, tuvo cuidado de no tomar el brazo que estaba herido. Pasamos por encima de algunos cuerpos y llegamos hasta donde se encontraba Savanah mirándonos divertida. Bajó del caballo y le hizo una exagerada reverencia a Karel. -Su m
— Entonces ¿Comenzaste con los cuchillos por precaución?—Algo así. — Dijo mirando al cielo. — Mi madre era la dueña de la carnicería; así fue como conoció a mi papá. Ella murió cuando yo tenía unos ocho años. Amaba su maldita tienda porque había sido de la abuela, así que le prometí que yo la cuidaría. Claro que mi sueño no era ser la carnicera del pueblo. — Dijo con una sonrisa. — Sino que quería seguir los pasos de mi padre y ser curandera. Cuando solo fuimos papá y yo, dividía mi tiempo entre la carne y los pacientes. Los cuchillos comenzaron cuando la gente se comenzó a quejar de que mis cortes no eran tan buenos como los de mi madre. Un día entró un lobo especialmente desagradable quejándose de que su carne tenía un centímetro menos de lo que él había pedido el día anterior. No estaba de buen humor, así que le arrojé el cuchillo que tenía en la mano gritándole que si no le gustaba podía irse a otra carnicería. El cuchillo para enorme sorpresa de los dos se clavó limpiamente en e
“¿Saldrás a probar un pedazo de pastel que te ha traído la señorita Dix o ya te volviste salvaje?”Yo tomé el lápiz que deslizó Mateo por debajo de la puerta y le dibujé una mano mostrándole todo mi amor en un dedo.También le dije que dejara el pastel en la puerta antes de deslizar el papel al otro lado.Volví a la cama de Karel; en los últimos dos días la había reclamado como mía por ser la más suave del castillo. Si iba a volverme salvaje, al menos dormiría en las nubes, demonios.O eso fue lo que le dije en cuanto regresó al castillo una hora después y le metí la marca de mi brazo directo en sus ojos.Karel abrió los ojos alarmado y prácticamente me cargó hasta la mazmorra. Mi tío Chad nos siguió todo el camino mientras el idiota ladraba órdenes sobre traer a los curanderos reales. Entonces me arrojó a la celda más asquerosa que pudo encontrar y se fue corriendo. Mi tío y yo lo observamos junto a todo su séquito irse.-¿No te pudo dar una habitación? - Preguntó tío Chad en voz baja
Por supuesto, Karel intentó reclamar su habitación al caer la noche pero solo bastó con que le gruñera un poco para ahuyentarlo.¿Mi tío? Desaparecido. La última vez que lo vi fue cundo subió por las escaleras de la mazmorra.Mi niñera oficial y quien me dejaba comida en la puerta era Mateo. Casi cada hora pasaba un papel con la misma pregunta: ¿Te has vuelto ya salvaje?No me permitía tener esperanzas. Quizá el salvaje que me había mordido estaba defectuoso o algo y por eso los síntomas estaban tardando. Lo que sea, quedarme en esta habitación fue la mejor de las ideas; al menos podía tomar largos baños.Solté un suspiro cuando mi estómago rugió. El único "síntoma" que sentía era hambre. Mucha hambre.Fui hasta la puerta y la abrí suavemente para asomarme. Una vez segura de que no había nadie, tomé el pastel de la señora Dix. En algún momento de mi loca carrera hacia la habitación de Cole para salvar sus tesoros, rescaté a la loba de algunos rebeldes que no entendían que ella no querí
-Me has perdido.Ella suspiró y se sentó en la cama.-El clan Capell no solo son los que han reinado el continente Norte por algunas generaciones. ¿Sabías que, de hecho, tu familia proviene del continente perdido?Ahora fue mi turno de mirarla con incredulidad.Antiguamente existían seis continentes. Hasta donde se sabe, en el continente perdido hubo una especie de plaga que hizo que todos los lobos que lo poblaban murieran. No había ningún tipo de registro sobre el número de lobos o cómo era la civilización, ya que eso había pasado hace casi un milenio. Los pocos libros que hacían referencia de ello eran tan viejos que se encontraban en colecciones privadas o deshaciéndose en los estómagos de las polillas y otros insectos a los que les gustaba el polvo, supongo.-No lo sabía.-Bueno, no es como si haya encontrado mucha información. Únicamente sé que de alguna forma la familia real del continente perdido desarrolló inmunidad. No mencionan que la plaga a la que se refieren sean los salv
Alguien gritó a mi espalda pero lo ignoré. Esta loba estaba en una misión.Corrimos hasta un pasillo conocido y Mateo se detuvo en la puerta haciéndose a un lado. Yo abrí y me encontré con la secretaria de Karel. Ella me dio una inclinación de cabeza y señaló hacia la puerta del idiota.La abrí y algunos pares de ojos me observaron en tensión tocando sus armas.-Fuera. No me obliguen a hacerlo yo misma. - Dije con voz mortal.-Hagan lo que dice. - Dijo Karel sin inmutarse desde su escritorio.Cuando la puerta se cerró, me dirigí a su escritorio. Sin palabras comencé a tomar sus papeles y los arrojé al aire. Luego agarré una pequeña lámpara de aspecto caro y la arrojé a la ventana. Esta, obviamente, se rompió aunque no lo suficiente.Seguí tomando objetos de su oficina y arrojándolos a cualquier parte por un rato. Karel me observaba calmado, el maldito.Hice una pausa porque estaba pensando en la mejor manera de incendiar el lugar y Karel aprovechó para hablar.-¿Has terminado?- Dijo e