holis mis preciosos fanseses n.n/ les dejo un cap y el comentario para que pongan sus bonitas manitas arriba de que les gusta la historia <3 <3 <3 yo los amoooooo mucho :3
Mi tío se rio entre dientes y bajó del lomo de Ángelo. Yo me acerqué a mi poni favorito. —Gracias guapo, fuiste por la ayuda indicada. — Dije acariciando su flanco. Él babeó mi pelo. — Debes estar cansado del viaje, ¿Por qué no vas al establo y duermes un poco? Todos estos lobos me protegerán si pasa algo. Ángelo resopló pero se dirigió a otro lado. Los lobos me miraban con curiosidad. —¿Qué? le gusto al poni. Como sea, vayamos con su general. Diez minutos después volvía al edificio de curanderos y abría ampliamente la puerta del paciente. Cole se encontraba acostado donde lo dejé con los ojos cerrados. Me preocupé brevemente antes de mirar que su pecho subía y bajaba. —¿Rayito de sol? — Pregunté dulcemente. Abrió lentamente los ojos y me perdí en ellos quizá por un momento demasiado largo. Me sonrió conocedoramente y yo le mostré el dedo medio. —Veo que encontraste tus pantalones. — Dije acercándome a la camilla. —Los dejaste debajo de la camilla, no era un buen escondite s
—Por supuesto que estoy segura de esto. — Dije en voz baja a Mateo cuando llegamos a la zona de habitaciones. — Fue mi culpa en primer lugar, no lo admitiré, obviamente. Me inventé eso de la colección de armas ¿Cómo iba a saber que tengo la precisión de un oráculo? Mateo negó con la cabeza y escribió furiosamente en su libreta. Nos encontrábamos escondidos detrás de la puerta de una de las habitaciones claramente saqueadas. Para mi sorpresa, los lobos rebeldes habían aumentado su número en proporciones ridículas y eran muchos más de los que había enviado hacia aquí en un principio. Malditos lobos chismosos. Ahora tenía que detener a todos los que encontraran la colección de Cole porque no quería tenerlo mirándome con aquellos preciosos ojos enojado. Aunque, técnicamente, no era mi culpa. Los rebeldes habrían llegado ahí... en algún momento, estaba segura. "Esto es una locura. ¿Por qué no simplemente le dijiste a Cole que los lobos estaban de este lado del castillo? Habríamos veni
Mateo abrió la puerta de una habitación y nos detuvimos en un balcón. A lo lejos, se veía un gran grupo acercándose al castillo. —Supongo que esos no son amigos de los idiotas ¿Verdad? Mateo negó con la cabeza y tensó el cuerpo. Detrás de nosotros, entró corriendo el pequeño rey. —¿Qué m****a...? No tuvimos que decirle nada, podía ver él solito a los cientos de lobos acercándose. —Estás muy jodido. Ya ha llegado la mitad del batallón personal de Cole y son solo unos pocos lobos. El pueblo cercano a ese batallón ha sido invadido y tuvieron que dividir fuerzas. Por lo que puedo suponer, ese pueblo ganadero es de donde sale la carne que llega a esta ciudad ¿No es así? — Dije juntando las piezas del rompecabezas. —Si. — Dijo Karel con los dientes y puños apretados. Un grupo más pequeño se reunió a las puertas de la ciudad. Suponía que era el grupo de Cole y algunos pocos guardias. —Aún quedan algunos lobos dentro del castillo— Dijo Karel. Mateo escribió algo y se lo pasó a al idio
Lo primero que hice fue separar a mi pequeño grupo; sabía que podría parecer una locura, pero necesita a algunos lobos que me ayudaran en lo que tenía que hacer.-Mateo, por favor, necesito que vayas en esa dirección hasta que encuentres un muro con una puerta enorme. Ahí quiero que le digas a Gastón que por favor necesito de su invaluable ayuda – Dije tomando su libreta y escribiendo rápidamente en ella.- Entrégale esto; en cuanto regreses, necesito que vayas con el bastardo y el idiota. Ocuparán toda la ayuda que puedan.Mateo tomó la libreta y luego me miró interrogativamente.-No te preocupes por mi, te necesito con los gemelos. Te veré en un rato.- Dije despidiéndolo.Volteé con los dos grupos que había formado.-Muy bien, caballeros. No podemos permitir que el castillo caiga porque solo la madre sabe qué tipo de bastardo subirá al trono si eso ocurre- Dije fingiendo un escalofrío- No sé ustedes, pero yo prefiero al idiota que conozco sobre el nuevo idiota que conoceré- Algunos g
-¿Cómo harías eso, loba?- Me preguntó curioso Joel. -Bueno, ustedes los machos no cabrían por ahí- Dije señalando las rejas- Pero mi cuerpo es más pequeño y flexible. Permítame intentarlo, señor. Miró alternativamente entre mi cuerpo y las rejas; luego me dio un asentimiento de cabeza. - Tienes dos minutos loba. -Si señor. Yo me acerqué a la reja y comencé a buscar lo que necesitaba. Justo como se lo había pedido a Mateo, me hizo una especie de señalización para saber por dónde podría entrar fácilmente. Comencé a pasar una pierna y luego el resto de mi cuerpo le siguió. Esto sería muy difícil si no fuera porque Gastón y los chicos lo habían engrasado con alguna cosa que no me molestaría en averiguar qué era. Cuando pasé del otro lado le di pulgares arriba a Joel, quien me dio una sonrisa astuta y luego fui hacia la palanca que abría la puerta. Tuve que utilizar todas mis fuerzas ya que esta cosa pesaba un montón, pero lo logré. Los lobos comenzaron a cruzar a señal de Joel. Cua
En algún momento de la lucha, tuve a dos grandes y malvados lobos negros a mis costados. Era como si hubiéramos luchado juntos toda la vida ya que nos coordinamos naturalmente para atacar.Ellos procuraban rematar a mis presas pero nunca interferir en mis peleas y yo les devolvía la cortesía. Conforme pasó el tiempo, esta coordinación comenzó a ser más notable en elcampo de batalla y muchos lobos trataron de separar a nuestro trío maravilla pero de alguna forma nos arreglábamos para volver a nuestra formación.Fue en una de estas breves separaciones que un lobo se dio cuenta de mi patita herida y decidió atacarla. No fui lo suficientemente rápida y mi aullido de dolor se escuchó fuerte en la zona. Enseguida dos lobos negros brincaron sobre el tipo destrozándole la garganta y arrancándole una pata. Tal violencia impactó a todos a nuestro al rededor, incluyéndome.Un lobo aprovechó el breve lapsus para intentar atacarme por la espalda; no lo esquivaría a tiempo así que me preparé para
La mitad de los refuerzos se fue detrás de los rebeldes y la otra entró directamente por la puerta Sur. -Bueno, esto fue divertido. Savanah y yo los esperaremos en algún cuarto del castillo. -Le dije con un gesto despectivo de la mano a Karel y me di la vuelta para alcanzar a Savanah. -Espera. - Dijo sujetando mi brazo. - es peligroso que vayas sola. -Tanta preocupación por mi seguridad me conmueve. - Dije limpiando una lágrima imaginaria. - No te preocupes Karel, no es a mi a la que han capturado dos veces en un día. No cayó en mi provocación, solo tomó mi mano y me arrastró por todo el campo de batalla como si fuera una muñeca de trapo. Se lo permití únicamente porque estaba curiosa de saber a dónde iba con todo ese maltrato a mi pobre manita. Ciertamente, tuvo cuidado de no tomar el brazo que estaba herido. Pasamos por encima de algunos cuerpos y llegamos hasta donde se encontraba Savanah mirándonos divertida. Bajó del caballo y le hizo una exagerada reverencia a Karel. -Su m
— Entonces ¿Comenzaste con los cuchillos por precaución?—Algo así. — Dijo mirando al cielo. — Mi madre era la dueña de la carnicería; así fue como conoció a mi papá. Ella murió cuando yo tenía unos ocho años. Amaba su maldita tienda porque había sido de la abuela, así que le prometí que yo la cuidaría. Claro que mi sueño no era ser la carnicera del pueblo. — Dijo con una sonrisa. — Sino que quería seguir los pasos de mi padre y ser curandera. Cuando solo fuimos papá y yo, dividía mi tiempo entre la carne y los pacientes. Los cuchillos comenzaron cuando la gente se comenzó a quejar de que mis cortes no eran tan buenos como los de mi madre. Un día entró un lobo especialmente desagradable quejándose de que su carne tenía un centímetro menos de lo que él había pedido el día anterior. No estaba de buen humor, así que le arrojé el cuchillo que tenía en la mano gritándole que si no le gustaba podía irse a otra carnicería. El cuchillo para enorme sorpresa de los dos se clavó limpiamente en e