holis mis preciosos fanseses n.n/ gracias por sus bonitos comentarios, yo los llevo en mi corazoncito :3 <3 hoy dos caps porque los amo jajaja no se olviden de dejar sus bonitos comentarios aquí o en la reseña del libro... o donde quieran jajaja valen mil <3
—¿Cuánto creen que me den en la capital por esto?— Preguntó Savanah emparejando su caballo con el de Cole. En la última hora más o menos me había dedicado a admirar el paisaje por dos segundos y luego tomé una pequeña siesta. La voz de Savanah me despertó. Cole gruñó y yo me desperecé. Nos encontrábamos en algún sendero olvidado, ya que la densa vegetación era abundante. Quizá al ser un príncipe siempre tenía que ser precavido y no usaba los caminos principales. —No tengo ni idea. Pero no creo que paguen más que los comerciantes cerca de la aldea. — Dije pensándolo un segundo. Retorcí mi cuello para mirar a Cole interrogativamente. El suspiró y le contestó a Savanah sin mirarla. —Los comerciantes de la capital están acostumbrados a tratar con lobas nobles, así que seguramente no te darán el precio completo por ese collar. —Demonios. — Dijo con los hombros caídos y yo oculté una sonrisa. Dos segundos después se animó de nuevo. — ¿Y si los amenazo con cuchillos? —Probablemente los
Savanah se dedicó a arrojar con certera puntería sus cuchillos ya que cada nueva flecha rebelaba la ubicación del enemigo. No me detuve a ver qué m****a hacía mi supuesta pareja, Kyrian o los otros guardias. Localicé a mi primera víctima cuando se preparaba para lanzar su siguiente flecha en mi dirección. Salté y le desgarré el cuello porque no estaba de humor para jugar a probar mis habilidades. Me sentía un poco homicida en este momento. No recordaba un momento de mi vida en el que me sentí tan fuera de mi mente. Dejé de contar después del tercero porque para este momento yo veía rojo. Me dediqué a rastrear, encontrar y matar a todos los malditos que se pusieron en mi camino. —Ya no queda nadie, princesa. — Dijo una voz suave conocida que me sacó de mi neblina de furia lo suficiente como para darme cuenta de la situación a mi alrededor. Me transformé de nuevo y desde esta perspectiva pude apreciar mejor la carnicería. Alrededor se encontraban catorce cuerpos de lobos con las garg
—¿En serio no me van a dejar pasar?— Pregunté divertida. — Ya les dije que el rey me ha mandado a llamar. Llegué mucho antes que todo el grupo y los guardias de la entrada no me habían dejado pasar. Al contrario, habían pedido refuerzos al verme llegar. —Tiene sangre en su cara y por toda su ropa. Además viene en el caballo de nuestro príncipe. — Dijo uno de los guardias bufando molesto. — ¿De verdad crees que somos estúpidos? Obviamente has robado ese caballo y mientes sobre tus asuntos con el rey. —No lo hago. — Dije poniendo cara de inocencia. Los bastardos no me creyeron y me rodearon. —Baje del caballo señora o nos veremos obligados a usar la fuerza. — Dijo otro guardia con voz amenazadora. —No quiero bajar de mi poni. — Dije haciendo pucheros. — Estoy cómoda aquí. Además tengo planeada una gran entrada al castillo a bordo de él. —¡Me importa un comino! Tienes tres segundos para bajar de ahí antes de que nos pongamos rudos. — Dijo otro guardia. Ese parecía ser el líder por a
El poni hermoso se pegó a mi costado derecho mientras que Cole me flanqueaba el costado izquierdo. Con un pequeño resoplido, el poni empujó un poco mi hombro insistentemente.—¿Qué pasa guapo?— Dije acariciándolo ante las cejas levantadas de Cole. — ¿Quieres que vuelva a subir o quieres unos mimos?— El relinchó y yo comencé a acariciar suavemente su lomo. Tomaría su pequeño e imperceptible ronroneo como que había acertado.—A Maxim no suelen gustarle las caricias. — Dijo Cole con voz baja mientras recorríamos el pequeño pueblo que se encontraba a las faldas del castillo.Aquí se codeaban los nobles de todas partes del continente. Si no tenían una pequeña residencia aquí entonces era porque no eran lo suficientemente ricos para ello. Así que los nobles solo por aparentar vendían sus almas para conseguir un trozo de tierra aquí. Patético, si me lo preguntaban.—Quizá no le gusten tus caricias. No eres el más amable de los lobos. — Dije encogiéndome de hombros.— Este pobre pequeño ha pas
—Bueno, al menos ahora sabes mi nombre. Una gran mejora a nuestro último encuentro, pequeño rey. — Dije con burla cerrando la puerta detrás de mí.—¿Me podrías explicar por qué mierda has tardado todo el día en llegar?— Dijo en tono peligrosamente bajo.—¿Me querías aquí a una hora en específico?— Pregunté rascando mi cabeza. — No estaba enterada. — Dije encogiéndome de hombros. — Todo lo que sé es que me querías aquí hoy y, técnicamente, aún es hoy.Comenzó a ponerse de ese lindo tono púrpura que tanto le gustaba usar en mi presencia. Yo solté un suspiro porque ésta conversación no llegaría muy lejos si seguíamos así.—Hay cosas que atender en Glassdale; un gran grupo de salvajes la atacaron ayer y tengo algunos descubrimientos interesantes que reportar. Como por ejemplo — Dije captando su atención. — Que a los guardias de custodian en lugar únicamente se les paga cincuenta monedas de orus al mes. Otro dato interesante es que el Alfa no se ha estado encargando de las reparaciones del
—Me encantaría que me dijeras quién es tu fuente de sabiduría e información pequeño rey y así sabríamos por qué m****a tu jodido reino se está yendo al carajo. — Dije limpiando mis lágrimas de diversión. — Claro que no hace falta que me digas quién fue porque a pesar de lo que puedas pensar, soy una loba inteligente; como sea, me importa un carajo limpiar mi reputación y ¿Sabes por qué?— Dije con una sonrisa malvada. — Porque todo aquel que crea un rumor o una palabra mal intencionada sin confirmar, sin pruebas y sin fundamento es solo un idiota sin juicio propio. —Esperé unos segundos hasta ver el bonito tono púrpura y luego agregué. — Elizabeth es una loba cuya única proeza es ser medianamente agradable de vista; ella inventó tantas historias sobre mí que me fue difícil seguirle el ritmo a través de los años. Toda tu grandiosa descripción sobre mi es precisamente un retrato fiel de Elizabeth. —¡No hables de ella así! — Dijo dando un golpe en su escritorio. La cosa de hizo añicos y l
—Entonces el idiota dijo “No puedes ser la Luna” ¡Ja!— Dije subida a una mesa mientras les relataba a todos sobre mis horribles últimos días.—¡Dime que le diste una patada en las bolas! — Dijo un lobo mayor con aspecto de obrero.—Desgraciadamente no lo pensé. — Dije mirando al techo. — Tal vez deba regresar y hacerlo solo por diversión.¿Cómo llegamos a este punto? Bueno, por alguna razón algunos guardias nos quisieron detener en cuanto entramos a la taberna. Como Savanah y yo no estábamos de humor, simplemente los despachamos y arrojamos sus culos al lodo.Al parecer, Maurice el dueño de la taberna, había estado teniendo problemas con algunos guardias que le demandaban monedas de oro a cambio de protección para su honesto local. Creí haber visto algunos hombres escabullirse por la puerta trasera en cuanto llegaron los guardias, pero ¿Qué sabía yo? Tal vez eran buenos lobos que querían tomar una comida caliente al final del día y los idiotas habían venido a interrumpir su diversión.
—Suficiente, baja de ahí. — Dijo Cole cuando llegó hasta la mesa.—Oblígame. — Dije cruzando mis brazos. — Solo te advierto que el último que quiso meterse conmigo terminó así. — Dije señalando a un rincón.Ambos miramos hacia esa dirección y vimos a un hombre tirado. En mi defensa debo decir que osó interrumpir mi historia cuando estaba llegando a la mejor parte. Claro, también gritó algo sobre dar muerte a la corona, pero como sea.—¿Señor Hugo, señor Bernie? ¿Aún respira nuestro amigo?— Pregunté a gritos a los hombres que se encontraban cerca del tipo. Los dos lo revisaron y me dieron pulgares arriba. — Genial chicos, háganme un favor y manténganlo ahí. — Dije doblando mis rodillas y estirando mi mano hacia Savanah, ella colocó algunas piedras preciosas en mi mano y yo las arrojé en su dirección. Ambos las atraparon en el aire. — Por las molestias, chicos.—¡No hay problema, Luna! — Dijo Hugo.—Lo haría gratis. — Dijo BernieUn suave toque a mi pierna llamó mi atención. Bajé la mir