holis mis preciosos fanseses n.n/ gracias por todo su amor <3 <3
—¿En serio no me van a dejar pasar?— Pregunté divertida. — Ya les dije que el rey me ha mandado a llamar. Llegué mucho antes que todo el grupo y los guardias de la entrada no me habían dejado pasar. Al contrario, habían pedido refuerzos al verme llegar. —Tiene sangre en su cara y por toda su ropa. Además viene en el caballo de nuestro príncipe. — Dijo uno de los guardias bufando molesto. — ¿De verdad crees que somos estúpidos? Obviamente has robado ese caballo y mientes sobre tus asuntos con el rey. —No lo hago. — Dije poniendo cara de inocencia. Los bastardos no me creyeron y me rodearon. —Baje del caballo señora o nos veremos obligados a usar la fuerza. — Dijo otro guardia con voz amenazadora. —No quiero bajar de mi poni. — Dije haciendo pucheros. — Estoy cómoda aquí. Además tengo planeada una gran entrada al castillo a bordo de él. —¡Me importa un comino! Tienes tres segundos para bajar de ahí antes de que nos pongamos rudos. — Dijo otro guardia. Ese parecía ser el líder por a
El poni hermoso se pegó a mi costado derecho mientras que Cole me flanqueaba el costado izquierdo. Con un pequeño resoplido, el poni empujó un poco mi hombro insistentemente.—¿Qué pasa guapo?— Dije acariciándolo ante las cejas levantadas de Cole. — ¿Quieres que vuelva a subir o quieres unos mimos?— El relinchó y yo comencé a acariciar suavemente su lomo. Tomaría su pequeño e imperceptible ronroneo como que había acertado.—A Maxim no suelen gustarle las caricias. — Dijo Cole con voz baja mientras recorríamos el pequeño pueblo que se encontraba a las faldas del castillo.Aquí se codeaban los nobles de todas partes del continente. Si no tenían una pequeña residencia aquí entonces era porque no eran lo suficientemente ricos para ello. Así que los nobles solo por aparentar vendían sus almas para conseguir un trozo de tierra aquí. Patético, si me lo preguntaban.—Quizá no le gusten tus caricias. No eres el más amable de los lobos. — Dije encogiéndome de hombros.— Este pobre pequeño ha pas
—Bueno, al menos ahora sabes mi nombre. Una gran mejora a nuestro último encuentro, pequeño rey. — Dije con burla cerrando la puerta detrás de mí.—¿Me podrías explicar por qué mierda has tardado todo el día en llegar?— Dijo en tono peligrosamente bajo.—¿Me querías aquí a una hora en específico?— Pregunté rascando mi cabeza. — No estaba enterada. — Dije encogiéndome de hombros. — Todo lo que sé es que me querías aquí hoy y, técnicamente, aún es hoy.Comenzó a ponerse de ese lindo tono púrpura que tanto le gustaba usar en mi presencia. Yo solté un suspiro porque ésta conversación no llegaría muy lejos si seguíamos así.—Hay cosas que atender en Glassdale; un gran grupo de salvajes la atacaron ayer y tengo algunos descubrimientos interesantes que reportar. Como por ejemplo — Dije captando su atención. — Que a los guardias de custodian en lugar únicamente se les paga cincuenta monedas de orus al mes. Otro dato interesante es que el Alfa no se ha estado encargando de las reparaciones del
—Me encantaría que me dijeras quién es tu fuente de sabiduría e información pequeño rey y así sabríamos por qué m****a tu jodido reino se está yendo al carajo. — Dije limpiando mis lágrimas de diversión. — Claro que no hace falta que me digas quién fue porque a pesar de lo que puedas pensar, soy una loba inteligente; como sea, me importa un carajo limpiar mi reputación y ¿Sabes por qué?— Dije con una sonrisa malvada. — Porque todo aquel que crea un rumor o una palabra mal intencionada sin confirmar, sin pruebas y sin fundamento es solo un idiota sin juicio propio. —Esperé unos segundos hasta ver el bonito tono púrpura y luego agregué. — Elizabeth es una loba cuya única proeza es ser medianamente agradable de vista; ella inventó tantas historias sobre mí que me fue difícil seguirle el ritmo a través de los años. Toda tu grandiosa descripción sobre mi es precisamente un retrato fiel de Elizabeth. —¡No hables de ella así! — Dijo dando un golpe en su escritorio. La cosa de hizo añicos y l
—Entonces el idiota dijo “No puedes ser la Luna” ¡Ja!— Dije subida a una mesa mientras les relataba a todos sobre mis horribles últimos días.—¡Dime que le diste una patada en las bolas! — Dijo un lobo mayor con aspecto de obrero.—Desgraciadamente no lo pensé. — Dije mirando al techo. — Tal vez deba regresar y hacerlo solo por diversión.¿Cómo llegamos a este punto? Bueno, por alguna razón algunos guardias nos quisieron detener en cuanto entramos a la taberna. Como Savanah y yo no estábamos de humor, simplemente los despachamos y arrojamos sus culos al lodo.Al parecer, Maurice el dueño de la taberna, había estado teniendo problemas con algunos guardias que le demandaban monedas de oro a cambio de protección para su honesto local. Creí haber visto algunos hombres escabullirse por la puerta trasera en cuanto llegaron los guardias, pero ¿Qué sabía yo? Tal vez eran buenos lobos que querían tomar una comida caliente al final del día y los idiotas habían venido a interrumpir su diversión.
—Suficiente, baja de ahí. — Dijo Cole cuando llegó hasta la mesa.—Oblígame. — Dije cruzando mis brazos. — Solo te advierto que el último que quiso meterse conmigo terminó así. — Dije señalando a un rincón.Ambos miramos hacia esa dirección y vimos a un hombre tirado. En mi defensa debo decir que osó interrumpir mi historia cuando estaba llegando a la mejor parte. Claro, también gritó algo sobre dar muerte a la corona, pero como sea.—¿Señor Hugo, señor Bernie? ¿Aún respira nuestro amigo?— Pregunté a gritos a los hombres que se encontraban cerca del tipo. Los dos lo revisaron y me dieron pulgares arriba. — Genial chicos, háganme un favor y manténganlo ahí. — Dije doblando mis rodillas y estirando mi mano hacia Savanah, ella colocó algunas piedras preciosas en mi mano y yo las arrojé en su dirección. Ambos las atraparon en el aire. — Por las molestias, chicos.—¡No hay problema, Luna! — Dijo Hugo.—Lo haría gratis. — Dijo BernieUn suave toque a mi pierna llamó mi atención. Bajé la mir
La cabeza me dolía horrores. Me estaba arrepintiendo de haber tomado tanto vino. La próxima vez pediría solo jugo de manzana.—¿Estás despierta?Casi me caigo de la cama de la impresión. Miré desconcertada a Cole que me miraba divertido.—¿Qué haces aquí?—Dormía.Yo parpadeé como una idiota.—¿Por qué mierda dormiste aquí?—Porque cuando me quise ir te aferraste a mí como un mono bebé. Solo te seguí la corriente y nos tapé porque yo también necesitaba dormir. — Dijo encogiéndose de hombros.Yo lo miré con incredulidad y luego recordé brevemente que eso fue efectivamente lo que pasó así que solo suspiré quitándome de su muy agradable, cómodo y varonil pecho.Comencé a desabrochar la camisa de su uniforme ante su mirada divertida.Bueno, si no quería que lo viera semidesnudo nunca se abría quitado la camisa en la carnicería tan fácil. No me detuvo, entonces yo lo tomé como que me estaba dando permiso.—Savanah hace maravillas con las hierbas— Dije sorprendida al encontrar que la herida
—Hola guapo. — Dije abriendo la puerta a la hermosa y fresca mañana. Ángelo relinchó felizmente. — Te traje el desayuno. Lamentablemente, nuestra anfitriona no tiene un trasto limpio que pueda usar para darte agua, así que tendrás que esperar a llegar al castillo.Yo le fui dando manzanas a Ángelo hasta que llegamos a las puertas del castillo. Me despedí de él haciéndole mimos y arrullándolo hasta que Cole bufó.— Ve a que te cepillen, Maxim. — Dijo Cole con un suspiro de cansancio.Ambos lo miramos y ninguno se movió.—¡Ángelo, maldita sea! — Dijo exasperado. Entonces el caballo se movió para enorme diversión de Savanah y de mí.—¿Dónde está el espía hoy? Creí que tenía que seguirte hasta en el baño. — Dije mientras recorríamos los pasillos.—Fue asignado a otra misión temporalmente.Nadie más habló hasta que llegamos a la oficina del idiota.—Hola Débora. — Dije asintiendo en su dirección y ella me dio una sonrisa pero siguió escribiendo furiosamente algunas notas.—Esperaré aquí af