—Me encantaría que me dijeras quién es tu fuente de sabiduría e información pequeño rey y así sabríamos por qué m****a tu jodido reino se está yendo al carajo. — Dije limpiando mis lágrimas de diversión. — Claro que no hace falta que me digas quién fue porque a pesar de lo que puedas pensar, soy una loba inteligente; como sea, me importa un carajo limpiar mi reputación y ¿Sabes por qué?— Dije con una sonrisa malvada. — Porque todo aquel que crea un rumor o una palabra mal intencionada sin confirmar, sin pruebas y sin fundamento es solo un idiota sin juicio propio. —Esperé unos segundos hasta ver el bonito tono púrpura y luego agregué. — Elizabeth es una loba cuya única proeza es ser medianamente agradable de vista; ella inventó tantas historias sobre mí que me fue difícil seguirle el ritmo a través de los años. Toda tu grandiosa descripción sobre mi es precisamente un retrato fiel de Elizabeth. —¡No hables de ella así! — Dijo dando un golpe en su escritorio. La cosa de hizo añicos y l
—Entonces el idiota dijo “No puedes ser la Luna” ¡Ja!— Dije subida a una mesa mientras les relataba a todos sobre mis horribles últimos días.—¡Dime que le diste una patada en las bolas! — Dijo un lobo mayor con aspecto de obrero.—Desgraciadamente no lo pensé. — Dije mirando al techo. — Tal vez deba regresar y hacerlo solo por diversión.¿Cómo llegamos a este punto? Bueno, por alguna razón algunos guardias nos quisieron detener en cuanto entramos a la taberna. Como Savanah y yo no estábamos de humor, simplemente los despachamos y arrojamos sus culos al lodo.Al parecer, Maurice el dueño de la taberna, había estado teniendo problemas con algunos guardias que le demandaban monedas de oro a cambio de protección para su honesto local. Creí haber visto algunos hombres escabullirse por la puerta trasera en cuanto llegaron los guardias, pero ¿Qué sabía yo? Tal vez eran buenos lobos que querían tomar una comida caliente al final del día y los idiotas habían venido a interrumpir su diversión.
—Suficiente, baja de ahí. — Dijo Cole cuando llegó hasta la mesa.—Oblígame. — Dije cruzando mis brazos. — Solo te advierto que el último que quiso meterse conmigo terminó así. — Dije señalando a un rincón.Ambos miramos hacia esa dirección y vimos a un hombre tirado. En mi defensa debo decir que osó interrumpir mi historia cuando estaba llegando a la mejor parte. Claro, también gritó algo sobre dar muerte a la corona, pero como sea.—¿Señor Hugo, señor Bernie? ¿Aún respira nuestro amigo?— Pregunté a gritos a los hombres que se encontraban cerca del tipo. Los dos lo revisaron y me dieron pulgares arriba. — Genial chicos, háganme un favor y manténganlo ahí. — Dije doblando mis rodillas y estirando mi mano hacia Savanah, ella colocó algunas piedras preciosas en mi mano y yo las arrojé en su dirección. Ambos las atraparon en el aire. — Por las molestias, chicos.—¡No hay problema, Luna! — Dijo Hugo.—Lo haría gratis. — Dijo BernieUn suave toque a mi pierna llamó mi atención. Bajé la mir
La cabeza me dolía horrores. Me estaba arrepintiendo de haber tomado tanto vino. La próxima vez pediría solo jugo de manzana.—¿Estás despierta?Casi me caigo de la cama de la impresión. Miré desconcertada a Cole que me miraba divertido.—¿Qué haces aquí?—Dormía.Yo parpadeé como una idiota.—¿Por qué mierda dormiste aquí?—Porque cuando me quise ir te aferraste a mí como un mono bebé. Solo te seguí la corriente y nos tapé porque yo también necesitaba dormir. — Dijo encogiéndose de hombros.Yo lo miré con incredulidad y luego recordé brevemente que eso fue efectivamente lo que pasó así que solo suspiré quitándome de su muy agradable, cómodo y varonil pecho.Comencé a desabrochar la camisa de su uniforme ante su mirada divertida.Bueno, si no quería que lo viera semidesnudo nunca se abría quitado la camisa en la carnicería tan fácil. No me detuvo, entonces yo lo tomé como que me estaba dando permiso.—Savanah hace maravillas con las hierbas— Dije sorprendida al encontrar que la herida
—Hola guapo. — Dije abriendo la puerta a la hermosa y fresca mañana. Ángelo relinchó felizmente. — Te traje el desayuno. Lamentablemente, nuestra anfitriona no tiene un trasto limpio que pueda usar para darte agua, así que tendrás que esperar a llegar al castillo.Yo le fui dando manzanas a Ángelo hasta que llegamos a las puertas del castillo. Me despedí de él haciéndole mimos y arrullándolo hasta que Cole bufó.— Ve a que te cepillen, Maxim. — Dijo Cole con un suspiro de cansancio.Ambos lo miramos y ninguno se movió.—¡Ángelo, maldita sea! — Dijo exasperado. Entonces el caballo se movió para enorme diversión de Savanah y de mí.—¿Dónde está el espía hoy? Creí que tenía que seguirte hasta en el baño. — Dije mientras recorríamos los pasillos.—Fue asignado a otra misión temporalmente.Nadie más habló hasta que llegamos a la oficina del idiota.—Hola Débora. — Dije asintiendo en su dirección y ella me dio una sonrisa pero siguió escribiendo furiosamente algunas notas.—Esperaré aquí af
-No pongas esa cara sorprendida. - Dije rodando los ojos. - Supongo que Kyrian no te reportó nada antes de que lo mandaras a conseguir las declaraciones juradas de todos los guardias con los que supuestamente tuve sexo. - Suspiré y luego miré al techo.- Tengo una buena idea de quién m****a fue, pero quisiera que tu solito llegaras a sacar conclusiones. Karel me miró con rabia pero comenzó a recitar. -Tú, yo, Cole, Kyrian, mi madre y Elizabeth. Yo sonreí malvadamente. -Eliminemos sospechosos por descarte. - Dije con tono suave. - Yo no me quiero muerta. Cole planea usarme en algún malvado plan más adelante así que no creo que me quiera muerta aún, Kyrian no puede limpiarse el trasero sin que te lo tenga que reportar, tú me necesitas para tu pequeño juego de poder… -Basta. - Dijo comprendiendo a dónde quería llegar pero lo ignoré. -Solamente me quedan dos lobas. Me pregunto quién tendrá más ganas de verme muerta, ¿La suegrita que no es feliz por tenerme en la familia pero que no ti
Nos detuvimos ante una enorme puerta que Karel tocó suavemente. —¿Quién es?— Dijo con su asquerosa voz dulce fingida. —Soy yo, abre la puerta por favor. — Dijo Karel con la voz más… suave que le había escuchado. Así que esa es la voz que utiliza con alguien que le importa. ¡Ja! —¡Cariño! — Dijo Elizabeth arrojándose a sus brazos. Karel la atrapó al vuelo. ¿Podría interrumpir tan dulce escena? Si, podía. —Hola, querida Elizabeth. — Dije imitando su voz y por dos segundos su verdadera cara salió a la luz y me enseñó los dientes. Vaya, vaya. — No te preocupes, solo hemos venido para verificar algo. En ese momento se dio cuenta de que tenía más público además del rey y recompuso su cara de perra. —¿Qué es lo que necesitas, amor? — Preguntó mirando a Karel y tomando sus manos. — Yo te ayudaré en todo lo que pueda, ya lo sabes. —Claro que lo sé, querida. – Dijo Karel y juro que estaba a dos segundos de vomitar así que no le vi sentido a continuar viendo esta lamentable exhibición y
—Deberías pensar en construir cuartos arriba de tu muy legal y respetable establecimiento Maurice. — Dije con mi segunda copa de vino. A mi lado Ángelo relinchó de acuerdo. — Después de probar tu comida no sé si quiero regresar a mi mansión. — Dije tocando mi muy lleno estómago.Cuando Savanah y yo salimos por la puerta del castillo, Ángelo nos alcanzó muy limpio, cepillado y guapo. ¿Quién era yo para pedirle que se quedara donde obviamente no quería estar? Además, me gustaba que los guardias no nos molestaran si él les relinchaba ferozmente. O quizá no nos molestaban porque los guardias de la puerta de ayer esparcieron el rumor.Como sea, me gustaba el respeto.—Gracias, señorita Lily. — Dijo Maurice con una sonrisa mientras limpiaba un vaso con un trapo. — Lo he considerado pero en los últimos tiempos solo ganaba lo suficiente para vivir al día. Ahora sin la comisión de los guardias, me parece que voy a comenzar.—Hazlo, soy tu fan. — Dije terminando mi vino.—Muy buenas tardes, señ