La cabeza me dolía horrores. Me estaba arrepintiendo de haber tomado tanto vino. La próxima vez pediría solo jugo de manzana.—¿Estás despierta?Casi me caigo de la cama de la impresión. Miré desconcertada a Cole que me miraba divertido.—¿Qué haces aquí?—Dormía.Yo parpadeé como una idiota.—¿Por qué mierda dormiste aquí?—Porque cuando me quise ir te aferraste a mí como un mono bebé. Solo te seguí la corriente y nos tapé porque yo también necesitaba dormir. — Dijo encogiéndose de hombros.Yo lo miré con incredulidad y luego recordé brevemente que eso fue efectivamente lo que pasó así que solo suspiré quitándome de su muy agradable, cómodo y varonil pecho.Comencé a desabrochar la camisa de su uniforme ante su mirada divertida.Bueno, si no quería que lo viera semidesnudo nunca se abría quitado la camisa en la carnicería tan fácil. No me detuvo, entonces yo lo tomé como que me estaba dando permiso.—Savanah hace maravillas con las hierbas— Dije sorprendida al encontrar que la herida
—Hola guapo. — Dije abriendo la puerta a la hermosa y fresca mañana. Ángelo relinchó felizmente. — Te traje el desayuno. Lamentablemente, nuestra anfitriona no tiene un trasto limpio que pueda usar para darte agua, así que tendrás que esperar a llegar al castillo.Yo le fui dando manzanas a Ángelo hasta que llegamos a las puertas del castillo. Me despedí de él haciéndole mimos y arrullándolo hasta que Cole bufó.— Ve a que te cepillen, Maxim. — Dijo Cole con un suspiro de cansancio.Ambos lo miramos y ninguno se movió.—¡Ángelo, maldita sea! — Dijo exasperado. Entonces el caballo se movió para enorme diversión de Savanah y de mí.—¿Dónde está el espía hoy? Creí que tenía que seguirte hasta en el baño. — Dije mientras recorríamos los pasillos.—Fue asignado a otra misión temporalmente.Nadie más habló hasta que llegamos a la oficina del idiota.—Hola Débora. — Dije asintiendo en su dirección y ella me dio una sonrisa pero siguió escribiendo furiosamente algunas notas.—Esperaré aquí af
-No pongas esa cara sorprendida. - Dije rodando los ojos. - Supongo que Kyrian no te reportó nada antes de que lo mandaras a conseguir las declaraciones juradas de todos los guardias con los que supuestamente tuve sexo. - Suspiré y luego miré al techo.- Tengo una buena idea de quién m****a fue, pero quisiera que tu solito llegaras a sacar conclusiones. Karel me miró con rabia pero comenzó a recitar. -Tú, yo, Cole, Kyrian, mi madre y Elizabeth. Yo sonreí malvadamente. -Eliminemos sospechosos por descarte. - Dije con tono suave. - Yo no me quiero muerta. Cole planea usarme en algún malvado plan más adelante así que no creo que me quiera muerta aún, Kyrian no puede limpiarse el trasero sin que te lo tenga que reportar, tú me necesitas para tu pequeño juego de poder… -Basta. - Dijo comprendiendo a dónde quería llegar pero lo ignoré. -Solamente me quedan dos lobas. Me pregunto quién tendrá más ganas de verme muerta, ¿La suegrita que no es feliz por tenerme en la familia pero que no ti
Nos detuvimos ante una enorme puerta que Karel tocó suavemente. —¿Quién es?— Dijo con su asquerosa voz dulce fingida. —Soy yo, abre la puerta por favor. — Dijo Karel con la voz más… suave que le había escuchado. Así que esa es la voz que utiliza con alguien que le importa. ¡Ja! —¡Cariño! — Dijo Elizabeth arrojándose a sus brazos. Karel la atrapó al vuelo. ¿Podría interrumpir tan dulce escena? Si, podía. —Hola, querida Elizabeth. — Dije imitando su voz y por dos segundos su verdadera cara salió a la luz y me enseñó los dientes. Vaya, vaya. — No te preocupes, solo hemos venido para verificar algo. En ese momento se dio cuenta de que tenía más público además del rey y recompuso su cara de perra. —¿Qué es lo que necesitas, amor? — Preguntó mirando a Karel y tomando sus manos. — Yo te ayudaré en todo lo que pueda, ya lo sabes. —Claro que lo sé, querida. – Dijo Karel y juro que estaba a dos segundos de vomitar así que no le vi sentido a continuar viendo esta lamentable exhibición y
—Deberías pensar en construir cuartos arriba de tu muy legal y respetable establecimiento Maurice. — Dije con mi segunda copa de vino. A mi lado Ángelo relinchó de acuerdo. — Después de probar tu comida no sé si quiero regresar a mi mansión. — Dije tocando mi muy lleno estómago.Cuando Savanah y yo salimos por la puerta del castillo, Ángelo nos alcanzó muy limpio, cepillado y guapo. ¿Quién era yo para pedirle que se quedara donde obviamente no quería estar? Además, me gustaba que los guardias no nos molestaran si él les relinchaba ferozmente. O quizá no nos molestaban porque los guardias de la puerta de ayer esparcieron el rumor.Como sea, me gustaba el respeto.—Gracias, señorita Lily. — Dijo Maurice con una sonrisa mientras limpiaba un vaso con un trapo. — Lo he considerado pero en los últimos tiempos solo ganaba lo suficiente para vivir al día. Ahora sin la comisión de los guardias, me parece que voy a comenzar.—Hazlo, soy tu fan. — Dije terminando mi vino.—Muy buenas tardes, señ
Ángelo eligió ese momento para tratar de llamar mi atención dándome algunos pequeños golpecitos con su cabeza en mi hombro.—¿Qué sucede guapo? ¿Tienes alguna idea?— Dije acariciando suavemente su nariz.Él relinchó y dobló sus patas delanteras. Supuse que quería que subiera. Eso hice y él no se levantó enseguida así que le hice un gesto a Savanah para que subiera conmigo. Cuando estuvimos las dos cómodas, él se levantó y comenzó a caminar hacia la calle.Pronto dejamos atrás la zona del pueblo y llegamos a una mucho más vacía y mejor custodiada. Una gran muralla de piedra se alzaba frente a nosotras y la única entrada parecía ser una estructura de metal de aspecto imponente que tenía que ser elevada con ayuda de poleas. Los lobos guardias al vernos llegar en el caballo enseguida se interpusieron en nuestros caminos.—Identifíquese.—Soy Lily, esta es Savanah y este guapo es Ángelo. — Dije inexpresiva.Los guardias se pusieron en posturas amenazadoras.—¿Qué asuntos las traen aquí?—N
Mientras me encontraba destrozando a algunos lobos que olían repugnante comencé a hacerme algunas preguntas serias que quizá debí de haberme planteado antes. Como por ejemplo, ¿Me daría una indigestión por probar la carne de estos salvajes? ¿Vomitaría? ¿Podría correr al castillo solo para vomitar en la preciosa oficina de Karel? ¿Me llevaría a la horca si lo hacía en su cama?Tantas preguntas y tan pocas respuestas.Necesitaba un plan ya que los malditos no dejaban de salir y, conmigo distrayéndolos, algunas familias con niños podían pasar desapercibidas a mi lado.No me preocupaba hacerme salvaje ya que hasta el momento ninguno de ellos había mordido lo suficiente como para penetrar mi pelaje y Savanah hacía un trabajo excelente cubriendo mis espaldas.En cuanto los salvajes comenzaron a reducir su número, corrieron en dirección contraria. Me transformé y comencé a recolectar cuchillos para llevárselos de vuelta a Savanah.—Demonios, Luna Lily. — Dijo Hugo cuando me acerqué. — Eres m
—Bueno, estoy bastante segura de que Ángelo regresó al castillo para guardar nuestros tesoros. Creo que deberíamos ir solo para recuperarlos— Dije con convicción.—Por supuesto. Todo sea por esos adornos que no usarás, las monedas que no gastarás y las joyas que no te gustan— Dijo seria Savanah y luego echó a correr hacia el castillo.—¡A mi si me gustan las joyas! — Grité divertida a su espalda antes de seguirla.El camino hacia el castillo fue tranquilo y eso solo nos hizo apretar aún más nuestro ritmo.Las puertas se encontraban abiertas de par en par y había varios cuerpos tirados en el piso. ¿La sorpresa? Todos tenían uniforme. Esto olía a traición interna.—Supongo que dejaron entrar a los salvajes para dividir a los guardias— Dijo Savanah corriendo junto a mí por los pasillos sangrientos.Una conmoción más adelante me hizo detener a Savanah. Llevé un dedo a mis labios y nos quedamos quietas.—Vigilen el pasillo y que nadie entre a la habitación. El rey y el príncipe deben respo