Los hombres vieron entre los cadáveres a personas que creían eran parte de su negocio, la operación policial que estaban manejando era muy organizada. Tornelli, había sido transferido de una de las mejores unidades de narcóticos de Europa. Su plan era simple de ejecutar y muy fácil de introducirse. Muchos de los hombres llevaban de dos a cinco años dentro de la organización. Con paciencia habían comenzado año y medio antes se comenzarán los catos, la extracción de drogas por alta mar, la revisión de vuelos que aterrizaban en zonas clandestinas y toda clase de operativos casuales elaborados por la división de narcóticos oficial de Mainvillage. Todos ellos estaban en posiciones seguras, sin sospecha, sin avisar a la policía local.
Se viene el trabajo pesado. Dejen sus comentarios señoritas, para leer quién creen que va a traicionar a Lexie.
Lexie estaba recibiendo un masaje antitensión por parte de Pamela mientras su nuevo esposo desglosaba la vida de su madre. Marissa era hija de una familia trabajadora, su madre había participado en concursos de belleza y su padrastro era deportista de alto rendimiento que después de una lesión decidió enlistarse en la milicia y servir a su país. Marissa era la única hija en casa, los hijos de Douglas, su padrastro, vivían con su exesposa y visitaban cada verano y eran varones su relación era completamente diferente. La joven con cariño recordaba a su padrastro llevándole a audiciones, a sesiones fotográficas desde muy joven y fue quién le dio sus ahorros para vivir en Nueva York y perseguir sus sueños de ser modelo. Marissa había ido por todo el mundo y se había enamorado con locura a los 27 años de un guapísimo empresario, por el cual dejó el modelaje y se convirtió en la esposa y madre ejemplar que Lexie le recordaba. —Entonces explícame dónde está
Lexie estaba leyendo nuevamente la información que Berrocal había recopilado de su madre, era increíble que aquella mujer que parecía tan noble fuese una agente encubierta. De ser cierto todo le había salido mal, en lo personal y lo laboral. —Gracias por ser honesto conmigo—Respondió y se puso en pie para ir a su habitación. Berrocal se quedó en la oficina unos minutos para darle tiempo a Lexie de procesar. Recibió la llamada de uno de sus empleados, habían conseguido a alguien compatible y lo suficientemente desesperado para donarle a Cristina, estaba camino al hospital para hacer una donación directa. Berrocal llamó a Raymond y le dio la noticia. El hombre reconoció que no se le había ocurrido, pero estaba demasiado agradecido. El joven se despidió y dejó el teléfono en la mesa para ir a ver a su esposa. Lexie estaba acostada, fingiendo estar dormida.Berrocal fue a tomar una ducha y despué
Berrocal terminó la llamada con González y se dispuso a llamar a su esposa y a su amigo, ninguno de los dos contestó. Raymond llamó a uno de sus amigos más leales en la zonaeste dijo que había demasiado revuelo por la decisión que tomó, dejar a su hija al mando es un peligro para ella, más en los Montes dónde todavía son tan machistas.—Evoluciona con el gato que no quieres, le pruebas la droga y lo usas de conejillo, pero a tu hija Raymond, vienes y te la lleva a la casa, porque. Te la van a matar, sabes que estos son unos doble cara. —Respondió Beto. —Les gusta inflarse el bolsillo y el ego y dicen por ahí que la mujercita esta es demasiada cabrona. No va a funcionar.—Es culpa de Berrocal, hablé de darle el negocio al que se casara con mis hijas noal que decidiera dejarles ala
Lexie le dio un sorbo a la copa de vino mientras Berrocal se ajustaba bien la toalla. En la vida volvía a intentar ser un hombre sexy y romántico, no es capaz de hacer una de las dos o simplemente no se le daba. El joven fue hacia el sofá y le alcanzó a Samanta su abrigo. El pasado le había pagado por su compañía, sin embargo cuando se decidió ir por Lexie, se planteó estar totalmente disponible ante las necesidades del negocio y su nueva esposa que sin conocerla sabía que tenía un carácter terrible. —No interrumpo más, ¿el mensaje no era para mí? —preguntó. —Lexie no sé que hace Samantha aquí. Te dije hace semanas que no necesitaba verte más. —Se volteó hacia la aludida. —Me lo explicas a mí. Hay una mujer desnuda y tú envuelto en un paño. —Samantha y yo hemos tenido sexo, pero nuestra relación terminó. ¿Qué quieres? ¿Dinero o qué pasa?—Preguntó y fue a su oficina por la billetera, las dos mujeres le vieron incrédulas. —Por qué es
Lexie había escuchado a su abuelo decir que cuando eras intimidante para los demás eres importante para el negocio. La policía se encontraba constantemente intimidada por la forma en la que se movía el negocio de Berrocal y el de los Staton, no había pruebas pero tampoco dudas. Las puertas del elevador se abrieron y Lexie se acercó a recibirles. —Buenos días, ¿en qué podemos ayudarles?—preguntó Lexie con una sonrisa en el rostro. Berrocal se acercó y estrechó la mano de los policías. —¿Tienen noticias de los casos? Los investigadores que contraté no me han informado nada. —¿Nos invitan a pasar?—preguntó Rossy y Lexie no se movió al igual que su esposo el cual preguntó de una vez por todas a qué se debía la visita. Rossy tenía experiencia y sabía qué implantar algún dispositivo era una pérdida de tiempo. Cazar a Berrocal era impos
Lexie vio a Berrocal de la manera que nunca había visto, enojado, furioso con ella. Todo lo que llevaba diciendo los últimos cinco minutos, eran verdad, era mandona, egoísta y la mayor parte del tiempo hacía lo que le diera la gana con su vida y la de los demás sin importar criterios, opiniones o consejos de los demás. Ella reconoció en su cabeza que él tenía razón, pero de su boca salió todo lo contrario: —¿Qué quieres que haga que me convierta en Luna para que seas feliz? —No se te ocurra volver amencionarla—Berrocal tomó una taza y la estalló contra el gabinete, Lexie bajó la cabeza y uno de los pedazos se clavó en su cráneo. Lexie vio a su esposo a los ojos. Lexie estaba enojadísima. Él se asustó cuando la sangre comenzó a salir se acercó con un trapo de cocina y lo puso en su cabeza. —Suéltame. —Lexie. —¡SUÉLTAME!—gritó y le
La doctora les dio un momento antes de acercarse, le dio a Lexie su tarjeta para controlar un poco el temperamento y atender lo que se conocía como ataques de pánico.La madre de Lexie se había preocupado demasiado pro si mal temperamento, al principio lo achacó a la edad, y la justificó. Todos los niños hacen berrinches, pero, conforme crecía entendido que su hija era tan rabiosa como ella. Entre sus listas de prioridades estaba atender ese pequeño defecto de su hija, sin embargo, la arrancaron muy temprano de sus brazos y quedó pendiente. La joven vio la tarjeta que le ofreció la doctora, era psicóloga y psiquiatra. La doctora se despidió y salió de la habitación. Berrocal se acomodó bien la ropa y tomó asiento en la silla, le envío unas indicaciones al chapas para que limpiaran el apartamento y quitaran del desayuno, pidió algo de almorzar para Lexie y la vio descansar. Pasaron unas tres horas en el hospital, Ada y Arturo entraron de fo
Antes de que Asher acelerara las cosas para ellos Berrocal había visitado a Lexie en varias ocasiones, la había investigado, incluso se tomó la molestia de seguirla personalmente. Se dio cuenta de que era precisa, inteligente, precavida y muy inteligente, cada vez que mantenía una conversación con su mujer o le veía desempeñarse en el trabajo se daba cuenta de que era la indicada para el trabajo. Un trabajo que él hubiese tomado por obligación, pero Lexie parecía disfrutar. Lexie estaba esperando una respuesta así que sirvió un poco de vino en las dos copas que estaban en la mesa. Se sirvió de comer e hizo un terrible sonido con el cubierto para traer a Berrocal de vuelta a la mesa. —¿Necesitas que repita la pregunta?—insistió Lexie. —No—respondió y se sirvió la comida en el plato y retiró las manos uy vio a su esposa. Lexie partió la pieza de pescado de si esposo