La fecha del cumpleaños de Madie se acerca, aquella fiesta le permitiría como siempre hacer gala de todo el dinero de su padre. El mejor salón de fiesta está dispuesto para la celebración, por todos lados se habla del cumpleaños de la hija del CEO de AVE, John Carter. Esa mañana despertó feliz y radiante, el primer obsequio que recibe es de su padre, quien todos los años acostumbra a entrar sigilosamente a su habitación y dejarle algún obsequio sobre la mesa de noche. Toma la delicada caja de terciopelo violeta, la abre y sus ojos brillan con el resplandor de aquel diamante color rosa, con forma octogonal incrustado en una elegante gargantilla de oro blanco, acompañado por un par de zarcillos de igual material y contorno. —¡Papá! —se levanta, se mira al espejo, toma el collar de diamante y lo coloca sobre su cuello. Realmente era hermoso aquel obsequio. Lo regresa a la caja y sale de la habitación. Al verla, Teresa extiende sus brazos para recibirla con un fuerte abrazo y un beso en
La noche transcurrió lentamente, Janet se convirtió en el centro de atención de las miradas, era innegable que a pesar de sus más de cuarenta años, se conservaba muy bien, su silueta era esbelta y su rostro bastante cuidado para su edad. —¡Te sorprendió verme de regreso querido! —Sí, no pensé que vendrías ¿a qué has venido? —A ver a mi hija. —Vamos, eso no te lo crees ni tú misma. —Realmente no. Vine a ver a quien pensabas poner en mi lugar. Y veo que sigues tomando pésimas elecciones, claro excepto por mí, cabe destacar. —Anette es mi mujer, no pienso dejarla porque hayas decidido volver. Te lo advierto. —¿Me adviertes? A ver querido, te recuerdo que todo lo que posees es un 50% mío. Te divorcias y pierdes la mitad de todo. —Ya perdí la mitad de mi juventud creyendo que algún día sería suficiente lo que hacía por ti. —Deja el drama y sonríe que el fotógrafo nos está viendo. —enlaza sus manos en su cuello y sonríe plenamente. En tanto, Madie trata de escapar del asedio de
Tal como lo imaginó, luego de dejar a Patty en su casa, Robert conduce a la mansión Carter. —Ese bronceado se te espectacular, me gusta imaginar como te verías desnuda. —Pues será lo único que tengas, imaginación. No me verás desnuda, querido Bob. —¿Estás jugando conmigo Madie? Durante todo el dia estuviste coqueteándome y ahora te la das de digna conmigo. —No te estaba coqueteando, estás enfermo. —No quieras verme la cara de tonto. Cuando me pediste que te colocara el bronceador, vi como te erizabas y luego en la piscina qué, también vas a decir que lo Imaginé. —Bob tú me gustas, pero no estoy enamorada de ti. —Yo tampoco estoy enamorado de ti. Solo tenemos que coger como un par de amigos con derecho y ya. —¿Qué? Estás mal. Yo no soy de ese tipo de chicas. —¿Me vas a salir con que eres virgen? —Sí, Bob. Soy virgen, ¿Cuál es el problema? —¡Jajajaja! De verdad no te creo. —ríe a carcajadas. Madie lo mira con repulsión. —¿Por qué te ríes de mí? No veo lo gracioso de esto. —N
Madie entra a la piscina, sigue caminando hasta la parte más honda, el agua llega hasta sus labios, sobrepasa su nariz, sus ojos, ella continúa adentrándose sin pensar, sin dudar, dispuesta a dejar la ansiedad y la tristeza atrás. Cuando Matt sale al jardín, ya no la ve cerca de la piscina, corre apresuradamente hasta alla, se lanza al agua, ella está dentro del agua, flotando, la toma entre sus brazos, sale de la piscina, la acuesta en el césped y comienza a darle respiración cardio pulmonar RCP. Le inclina la cabeza y le levanta el mentón coloca sus labios en los de ella para abrir las vías respiratorias, le apreta la nariz para darle respiración boca a boca, cubriendo la boca de la ella con la suya, haciendo un sello. Observa su pecho a ver si se eleva, realiza una segunda respiración al notar que no reacciona, luego presiona su pecho con treinta compresiones y vuelve a darle respiración boca a boca. Finalmente Madie reacciona, es poca el agua que ha tratado, tose un par de veces,
Dicen que si hay algo contra lo que es imposible luchar, es contra nuestros sentimientos y aunque Matt intenta contener lo que siente por Madie, una fuerza superior e irracional lo vence y se deja vencer. Sus manos exploran la suavidad de su piel, ella se estremece con cada roce de sus dedos, sus labios ávidos de aquellos besos se entregan por completo al placer de su humedad y sabor. Madie acaricia la espalda musculosa de su guardaespaldas, nunca había estado así con un hombre, a merced de sus deseos, ansiosa por ser suya. Matt la besa con ternura mientras sus manos van y vienen por curvas, siente la curva baja de su espalda, ella enarca su espalda para sentir sus manos descender hasta sus glúteos. Matt se sube sobre ella, besa sus labios, su cuello, desciende sutilmente por su pecho, se detiene para saborear los capullos que adornan sus delicados senos, con sus labios y lengua los envuelven, sus pezones se tornan duros y firmes. Madie gime al sentí sus labios, se contonea bajo el pe
Aquel encuentro maravilloso con Matt, es para Madie lo más maravilloso que ha vivido. Para Matt, resulta exactamente igual, no se trataba del hecho de haberle hecho el amor a una chica virgen, no. Aquello tenía más que ver con las emociones que ella provocaba en él: ternura, deseo, amor, pasión y sobre todo una necesidad de protegerla y amarla. Matt fue hasta la cocina, Teresa le sirvió el café, no podía mostrar su enojo ante el guardaespaldas. —¿Qué ocurrió anoche Matt? —él la miró sorprendido. —La señorita Madie, después del altercado que tuvo con su madre, tomó algunas pastillas —carraspea la garganta— intentó meterse a la piscina para —hace una pausa— quitarse la vida. Vi cuando rondaba por la piscina y salí a buscarla, se había lanzado, tuve que rescatarla, la traje a mi habitación y luego se quedó dormida. —No puedo creer que Madie haya hecho eso —se cubre la boca con ambas manos.— ¿Por qué no me avisaste muchacho? —Ella me pidió que no se lo dijera a nadie. Realmente estaba
De una forma inexplicable, Madie siente que Matt es el hombre que tanto esperaba, podía no solo sentirse protegida, sino amada en cuerpo y alma. —¿Salimos a almorzar? —pregunta ella coqueteando. —Estoy hambriento, pensé que nunca lo propondrías. —Se levanta rápidamente, toma su ropa y comienza a vestirse. Madie también se alista para salir. Él la toma de la mano van hasta una de las posadas, almuerzan y después caminan hasta una de las tiendas donde se presenta una banda musical en vivo. Toman algunas cervezas artesanales, se divierten y ríen. Aquel es uno de los momentos más felices que Madie pudo haber vivido en mucho tiempo. Era feliz, estaba realmente feliz y enamorada. El tiempo vuela, como vuela cuando se está cerca de la persona que amas, indetenible y veloz. —Creo que es hora de regresar a la cabaña, está poniéndose un tiempo de lluvia, mejor será que salgamos de aquí antes de que llueva. —¿Volver? —pregunta haciendo pucheros. —Que más desearía yo, que quedarme contigo a
La felicidad de Madie es inmensa, finalmente era feliz junto al hombre que ama. ¿Pero hasta cuando le duraría esa felicidad? —¿Dónde está mi hija, Teresa? ¿No la he visto en todo el día? —Señor, ella me avisó que se quedaría en casa de su amiga Clea. —Ves, como tu hija no tiene límites John. Nos has sabido ponerle límites y hace lo que se le antoja. —repuso Janet. —No puedo creer que tengas el cinismo de exigirme que le ponga un preparo a Madie cuando tú eres su madre. —Sí viviera conmigo, te aseguro que no andaría de libertina por la calle. —Disculpe señora, con todo el respeto que merece, mi niña Madie no es una libertina, siempre ha sido una buena chica. Diría más de lo que debe, considerando que su madre nunca ha estado a su lado. —¡Insolente! Ves que ni la criada respeta en esta casa. Por suerte mañana me regreso a Europa. —¿Piensas irte tan pronto? —le recrimina John. —Pretendes que me quede el resto de mi vida al lado de un hombre con el que apenas me une un papel. —se